Decenas de miles de personas exigen en Rusia una intervención militar en Ucrania
Putin considera la presencia en Crimea acorde con “la extraordinaria situación”
Rodrigo Fernández
Moscú, El País
Las pulsiones nacionalistas, azuzadas por la prensa oficialista rusa, tuvieron ayer su reflejo en las calles con manifestaciones masivas en Moscú y San Petersburgo en apoyo del uso de las tropas en el país vecino. “Defenderemos Crimea” e incluso “los tanques a Crimea” fueron algunas de las consignas que corearon las cerca de 27.000 personas que tomaron parte en la denominada “asamblea popular por el pueblo hermano” en Moscú, según cifras oficiales. Hasta 15.000 participaron en la marcha en San Petersburgo, según la agencia RIA Novosti. Mientras, en el terreno diplomático, se esfumaban las últimas esperanzas de una solución pacífica a la crisis de Crimea con el desmentido del viaje de la líder ucrania Yulia Timoshenko a Rusia, que podría haber supuesto el inicio del deshielo de las relaciones entre Kiev y Moscú.
Además de las miles de personas que marcharon por los bulevares de Moscú para aplaudir la decisión unánime del Senado ruso de permitir al presidente, Vladímir Putin, una intervención militar en Ucrania, hubo otros actos de apoyo al Kremlin en la capital.
En sentido contrario, opositores al uso de las tropas realizaron piquetes y organizaron protestas en las que participaron centenares de personas. La policía procedió a realizar detenciones ya que los manifestantes no contaban con permiso oficial.
Mientras tanto, Putin conversó ayer por teléfono con su homóloga alemana, Angela Merkel, a la que trasladó su parecer respecto a la presencia rusa en Crimea. Putin consideró que las medidas adoptadas responden a la “extraordinaria situación” y a la amenaza que viven los rusos y rusoparlantes en la región ucrania de Crimea, según el Kremlin, pero aceptó la propuesta alemana de crear un grupo de contacto, presumiblemente bajo la dirección de la Organizaciòn para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), para abrir un diálogo político con Ucrania, informaron fuentes de la cancillería. El comunicado del Kremlin añadió que Rusia y Alemania mantendrán contactos bilaterales y multilaterales hasta lograr la “normalización” de la situación en Ucrania.
Mientras, el primer ministro ruso, Dmitri Medvédv, advirtió este domingo que los nuevos dirigentes ucranios —que han accedido al poder de forma "ilegal", dijo— no perdurarán, ya que serán derrocados por una "nueva revolución" con más derramamiento de sangre.
Para algunos observadores como Stanislav Belkvovski, la autorización de usar el Ejército puede ser una especie de chantaje por parte del presidente para obligar a Kiev a dar garantías a la población rusohablante de Ucrania. Pero para muchos otros, a Putin se le ha presentado la oportunidad de recuperar un territorio que los rusos siempre han considerado suyo y no está dispuesto a dejarla escapar.
Alexéi Venedíkto, director de la radio Echo de Moscú, que refleja principalmente las opiniones de demócratas y prooccidentales aunque también da tribuna a otras ideologías, incluidos los partidarios del actual Gobierno, interpreta así los sentimientos del líder ruso: “Putin considera que se ha cometido una injusticia histórica con respecto a Crimea”, que fue regalada a Ucrania en tiempos de Nikita Jrushov. “Para Putin y, a juzgar por las encuestas, para la mayoría de los ciudadanos rusos Crimea es tierra rusa”. Una Crimea independiente bajo protectorado de Rusia significará “una devolución histórica” gracias a la cual Putin quedará como “el hombre que vuelve a reunir las tierras rusas”. El líder ruso, en opinión de Venedíktov, “ha elegido la justicia histórica” a pesar del coste político y económico que ello implica: “pelearse” con Europa, Estados Unidos y Kiev, lugares todos donde Rusia tiene “enormes intereses” económicos, así como con gran parte de la población ucrania, porque “los ánimos antirrusos aumentarán incluso en las regiones del sureste”.
En cualquier caso, como dice la economista Natalia Zubarévich, “el coste económico de una intervención militar será extremadamente alto, pues se trata de una medida sumamente desestabilizadora”. Habrá sanciones y las inversiones caerán catastróficamente, según ella, que piensa que el precio a pagar será mucho mayor que el de los Juegos de Invierno de Sochi, sobre todo porque la situación económica de Rusia no está en su mejor momento.
Mijail Korchomkin, director general de la firma consultora East European Gas Analysis, advierte por su parte del peligro que corren los suministros de gas a Europa. En Ucrania hay grupos que independientemente de lo que piensen las autoridades de Kiev, querrán atacar los gasoductos que pasan por territorio de ese país, asegura Korchomkin, que pronostica pérdidas millonarias para Gazprom, ya que el gasoducto South Stream todavía no está terminado.
Mientras tanto, en Kiev la portavoz de Timoshenko, Marina Soroka, desmintió que la probable futura presidenta de Ucrania viaje hoy a Rusia. Y a Moscú ha llegado una delegación crimea para negociar la ayuda económica del Kremlin, que, según algunas fuentes, puede ascender a más 4.000 millones de euros.
Rodrigo Fernández
Moscú, El País
Las pulsiones nacionalistas, azuzadas por la prensa oficialista rusa, tuvieron ayer su reflejo en las calles con manifestaciones masivas en Moscú y San Petersburgo en apoyo del uso de las tropas en el país vecino. “Defenderemos Crimea” e incluso “los tanques a Crimea” fueron algunas de las consignas que corearon las cerca de 27.000 personas que tomaron parte en la denominada “asamblea popular por el pueblo hermano” en Moscú, según cifras oficiales. Hasta 15.000 participaron en la marcha en San Petersburgo, según la agencia RIA Novosti. Mientras, en el terreno diplomático, se esfumaban las últimas esperanzas de una solución pacífica a la crisis de Crimea con el desmentido del viaje de la líder ucrania Yulia Timoshenko a Rusia, que podría haber supuesto el inicio del deshielo de las relaciones entre Kiev y Moscú.
Además de las miles de personas que marcharon por los bulevares de Moscú para aplaudir la decisión unánime del Senado ruso de permitir al presidente, Vladímir Putin, una intervención militar en Ucrania, hubo otros actos de apoyo al Kremlin en la capital.
En sentido contrario, opositores al uso de las tropas realizaron piquetes y organizaron protestas en las que participaron centenares de personas. La policía procedió a realizar detenciones ya que los manifestantes no contaban con permiso oficial.
Mientras tanto, Putin conversó ayer por teléfono con su homóloga alemana, Angela Merkel, a la que trasladó su parecer respecto a la presencia rusa en Crimea. Putin consideró que las medidas adoptadas responden a la “extraordinaria situación” y a la amenaza que viven los rusos y rusoparlantes en la región ucrania de Crimea, según el Kremlin, pero aceptó la propuesta alemana de crear un grupo de contacto, presumiblemente bajo la dirección de la Organizaciòn para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), para abrir un diálogo político con Ucrania, informaron fuentes de la cancillería. El comunicado del Kremlin añadió que Rusia y Alemania mantendrán contactos bilaterales y multilaterales hasta lograr la “normalización” de la situación en Ucrania.
Mientras, el primer ministro ruso, Dmitri Medvédv, advirtió este domingo que los nuevos dirigentes ucranios —que han accedido al poder de forma "ilegal", dijo— no perdurarán, ya que serán derrocados por una "nueva revolución" con más derramamiento de sangre.
Para algunos observadores como Stanislav Belkvovski, la autorización de usar el Ejército puede ser una especie de chantaje por parte del presidente para obligar a Kiev a dar garantías a la población rusohablante de Ucrania. Pero para muchos otros, a Putin se le ha presentado la oportunidad de recuperar un territorio que los rusos siempre han considerado suyo y no está dispuesto a dejarla escapar.
Alexéi Venedíkto, director de la radio Echo de Moscú, que refleja principalmente las opiniones de demócratas y prooccidentales aunque también da tribuna a otras ideologías, incluidos los partidarios del actual Gobierno, interpreta así los sentimientos del líder ruso: “Putin considera que se ha cometido una injusticia histórica con respecto a Crimea”, que fue regalada a Ucrania en tiempos de Nikita Jrushov. “Para Putin y, a juzgar por las encuestas, para la mayoría de los ciudadanos rusos Crimea es tierra rusa”. Una Crimea independiente bajo protectorado de Rusia significará “una devolución histórica” gracias a la cual Putin quedará como “el hombre que vuelve a reunir las tierras rusas”. El líder ruso, en opinión de Venedíktov, “ha elegido la justicia histórica” a pesar del coste político y económico que ello implica: “pelearse” con Europa, Estados Unidos y Kiev, lugares todos donde Rusia tiene “enormes intereses” económicos, así como con gran parte de la población ucrania, porque “los ánimos antirrusos aumentarán incluso en las regiones del sureste”.
En cualquier caso, como dice la economista Natalia Zubarévich, “el coste económico de una intervención militar será extremadamente alto, pues se trata de una medida sumamente desestabilizadora”. Habrá sanciones y las inversiones caerán catastróficamente, según ella, que piensa que el precio a pagar será mucho mayor que el de los Juegos de Invierno de Sochi, sobre todo porque la situación económica de Rusia no está en su mejor momento.
Mijail Korchomkin, director general de la firma consultora East European Gas Analysis, advierte por su parte del peligro que corren los suministros de gas a Europa. En Ucrania hay grupos que independientemente de lo que piensen las autoridades de Kiev, querrán atacar los gasoductos que pasan por territorio de ese país, asegura Korchomkin, que pronostica pérdidas millonarias para Gazprom, ya que el gasoducto South Stream todavía no está terminado.
Mientras tanto, en Kiev la portavoz de Timoshenko, Marina Soroka, desmintió que la probable futura presidenta de Ucrania viaje hoy a Rusia. Y a Moscú ha llegado una delegación crimea para negociar la ayuda económica del Kremlin, que, según algunas fuentes, puede ascender a más 4.000 millones de euros.