Crítica de Capitán América: El soldado de invierno

Madrid, EP
Steve Rogers vuelve a la acción. Chris Evans se aferra de nuevo al escudo de barras y estrella(s) para meterse en la piel del superhéroe más patriótico de Marvel en Capitán América: El soldado de invierno, la segunda aventura del personaje en solitario.


Los hermanos Anthony y Joe Russo (Tú, yo y ahora... Dupree, Bienvenidos a Collinwood) toman el testigo de Joe Johnston, director de la vintage primera entrega, y capitanean una historia que nos presenta a Rogers ya totalmente descongelado e integrado dentro del organigrama de SHIELD.

Y es que tras la invasión alienígena comandada por el genial Loki que Los Vengadores lograron rechazar en Nueva York, el mundo ha cambiado y la amenaza de un nuevo ataque a escala planetaria flota en el ambiente. En aras de la seguridad y la paz mundial hay quien está dispuesto a poner en jaque la libertad e incluso las vidas de millones de personas.

"Para construir un mundo mejor en ocasiones hay que destruir el antiguo", se justifican desde los despachos ante los recelos de Rogers. "Esto no es libertad, es miedo", replica el Capitán. En estos dilemas morales está el soldado Steve cuando de pronto un inesperado ataque destapa una oscura conspiración que le hará desconfiar de todo y de todos.

EL CAPI NO ESTÁ SOLO

Este juego de engaños, traiciones y lealtades enfrentadas contará, en principio, con el apoyo de Nick Fury, el director de orquesta de Los Vengadores al que vuelve a dar vida Samuel L. Jackson; la Viuda Negra, interpretada de nuevo por una Scarlett Johansson que toma mucho más protagonismo en la trama; y con Falcon (el Halcón), el compañero oficial del Capitán que hace su presentación encarnado por Anthony Mackie.

El alado escudero del Capitán no será la única cara nueva, ahí está también, moviéndose entre despachos, Robert Redford que hace su primera incursión en el cine de superhéroes para dar vida al secretario Alexander Pierce.

Todos ellos, junto a un misterioso y poderoso villano que da título a la producción, son los actores fundamentales de una secuela que deja atrás el aire 'retrobélico' de la pastosa primera entrega para ofrecernos un eficaz y entretenido híbrido entre el thriller de espías y el cine de superhéroes al uso.

Capitán América: El soldado de invierno cuenta con una trama atractiva, especialmente en su planteamiento y desarrollo inicial, y un buen puñado de secuencias de acción poderosas a las que la sobredosis de acción final -una aparatosa tara a la que todas las cintas del género parecen abocadas sí o sí- hacen un flaco favor. Saturación de explosiones y demoliciones. Otra vez.

A LA TERCERA VA LA VENCIDA

Evans hace buena la máxima de "a la tercera va la vencida" y, bien arropado por empaque de Redford, el carisma de Jackson y la exuberante versatilidad de Johansson, se le nota mucho más cómodo dentro del traje del capitán. Al fin se ha hecho con el que, dice él mismo, puede ser su último personaje en el cine.

Pero aunque estamos ante uno de los productos más equilibrados que ha alumbrado la factoría Marvel, Capitán América: El soldado de invierno no consigue esquivar la sensación de ser, no una continuación de los sucesos de Nueva York como rezan los carteles de las marquesinas, sino más bien un muy aseado prólogo. Un preludio del gran festín al que asistirán, de nuevo ojipláticos y boquiabiertos, los millones de fans enganchados a este "testosterónico" serial cinematográfico cuando Los Vengadores 2 vean la luz.

Y si todavía no están descontando los días para el 15 de mayo de 2015, esperen al final de los títulos de crédito. Hay premio doble.

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