Rubén Vezo, con un gol en el 90', reafirma al Valencia de Pizzi
El gol del portugués dio la victoria al Valencia, que remontó el gol inicial de Piti. También marcó Paco Alcácer. Sexta jornada sin perder del equipo de Pizzi.
Valencia, As
Al Valencia de Pizzi le sonríe hasta la fortuna. Rubén Vezo, un chaval portugués que llegó para suplir a Rami y cuyo fichaje fue criticado por su inexperiencia (19 años) y por lo que costó (1,6 millones), dejó los tres puntos en Mestalla cuando los de Lucas Alcaraz saboreaban un punto que, todo sea dicho, se habían trabajado. Pero, lo dicho, este nuevo Valencia creado de la nada por Rufete y Pizzi cree en sí mismo como nunca antes había creído en esta Liga e in extremis sumó otros tres puntos (lleva 10 de 12) que le permiten seguir aspirando a meterse en Europa por méritos propios y no solo por esa final de Copa que hará del séptimo clasificado equipo de Europa League.
Hasta que apareció Rubén Vezo y dejó en nada el esfuerzo del Granada, dos errores, uno de Javi Fuego y otro del asistente de González González en el gol de Alcácer, habían alteraro el marcapasos táctico, en el que Alcaraz le ganó de inicio la partida a Pizzi eclipsando en la medida de lo posible a Parejo, si bien, el argentino, como hiciera en Nicosia, supo aprovechar los cambios para darle un vuelco a su equipo e inclinar el terreno hacia la portería de Roberto.
Durante 45 minutos el trivote granadino ató en corto al blanquinegro y la velocidad de Piti, Brahimi y El Arabi inquietó más que la llegadas asociativas del Valencia,que solo generó algo diferente por las internadas de Barragán y cuando Parejo se sacaba de la chistera algún recurso con el que alejarse de la sombra rojiblanca que siempre le acechaba y rascar algo de bola.
Tras volver de los vestuarios, a Javi Fuego le dio por jugar con su apellido en el área y Piti le quemó. El inesperado error del asturiano, que dejó con el pecho el balón muerto a merced de Piti, desequilibró un partido que hasta ese instante el Valencia dominaba y el Granada controlaba. Pizzi entendió sin que nadie tuviera que decírselo que o cambiaba las reglas o perdía la partida. Así lo hizo. Alcácer por Keita y al rato Jonas por Vargas. Y los sustitutos mejoraron al colectivo.
González González, que apenas comenzó la tarde por Mestalla pasó por alto un posible penalti por manos de Angulo, hizo en el minuto 63 buena la asistencia de Feghouli y la perfecta ejecución de Alcácer, quien con Pizzi está mostrando su potencial. Y decimos que fue González González quien convirtió en buena dicha acción porque el delantero estaba en fuera de juego cuando centró el franco-argelino.
Pese a que el Valencia se volcó a por el triunfo Alcáraz también se sacó del banquillo un arma con la que pudo hincarle el diente al partido. Puso a jugar a Pereira por un desgastado Brahimi y a la contra pudo hacer daño el Granada. Pero como quiera que el Valencia prácticamente encerró a ocho granadinos en su área, eran demasiados los metros que tenían que recorrer los tres que quedaban libres y Diego Alves apenas sufrió.
Y cuando parecía que Roberto había salvado a los suyos primero tras remate de Jonas y después de Paco Alcácer, apareció un central como Rubén Vezo para robarle la cartera a su defensor y convertir una falta lateral (innecesaria de Pereira, por cierto) en tres puntos mágicos para el Valencia. Ya puede ir Pizzi controlando la euforia de los suyos, porque entre que se acercan Fallas y que encadenan una racha de cuatro victorias y un empate en los últimos cinco partidos más de uno empieza a mirar hacia la Champions como si no hubiera tierra de por medio.
Valencia, As
Al Valencia de Pizzi le sonríe hasta la fortuna. Rubén Vezo, un chaval portugués que llegó para suplir a Rami y cuyo fichaje fue criticado por su inexperiencia (19 años) y por lo que costó (1,6 millones), dejó los tres puntos en Mestalla cuando los de Lucas Alcaraz saboreaban un punto que, todo sea dicho, se habían trabajado. Pero, lo dicho, este nuevo Valencia creado de la nada por Rufete y Pizzi cree en sí mismo como nunca antes había creído en esta Liga e in extremis sumó otros tres puntos (lleva 10 de 12) que le permiten seguir aspirando a meterse en Europa por méritos propios y no solo por esa final de Copa que hará del séptimo clasificado equipo de Europa League.
Hasta que apareció Rubén Vezo y dejó en nada el esfuerzo del Granada, dos errores, uno de Javi Fuego y otro del asistente de González González en el gol de Alcácer, habían alteraro el marcapasos táctico, en el que Alcaraz le ganó de inicio la partida a Pizzi eclipsando en la medida de lo posible a Parejo, si bien, el argentino, como hiciera en Nicosia, supo aprovechar los cambios para darle un vuelco a su equipo e inclinar el terreno hacia la portería de Roberto.
Durante 45 minutos el trivote granadino ató en corto al blanquinegro y la velocidad de Piti, Brahimi y El Arabi inquietó más que la llegadas asociativas del Valencia,que solo generó algo diferente por las internadas de Barragán y cuando Parejo se sacaba de la chistera algún recurso con el que alejarse de la sombra rojiblanca que siempre le acechaba y rascar algo de bola.
Tras volver de los vestuarios, a Javi Fuego le dio por jugar con su apellido en el área y Piti le quemó. El inesperado error del asturiano, que dejó con el pecho el balón muerto a merced de Piti, desequilibró un partido que hasta ese instante el Valencia dominaba y el Granada controlaba. Pizzi entendió sin que nadie tuviera que decírselo que o cambiaba las reglas o perdía la partida. Así lo hizo. Alcácer por Keita y al rato Jonas por Vargas. Y los sustitutos mejoraron al colectivo.
González González, que apenas comenzó la tarde por Mestalla pasó por alto un posible penalti por manos de Angulo, hizo en el minuto 63 buena la asistencia de Feghouli y la perfecta ejecución de Alcácer, quien con Pizzi está mostrando su potencial. Y decimos que fue González González quien convirtió en buena dicha acción porque el delantero estaba en fuera de juego cuando centró el franco-argelino.
Pese a que el Valencia se volcó a por el triunfo Alcáraz también se sacó del banquillo un arma con la que pudo hincarle el diente al partido. Puso a jugar a Pereira por un desgastado Brahimi y a la contra pudo hacer daño el Granada. Pero como quiera que el Valencia prácticamente encerró a ocho granadinos en su área, eran demasiados los metros que tenían que recorrer los tres que quedaban libres y Diego Alves apenas sufrió.
Y cuando parecía que Roberto había salvado a los suyos primero tras remate de Jonas y después de Paco Alcácer, apareció un central como Rubén Vezo para robarle la cartera a su defensor y convertir una falta lateral (innecesaria de Pereira, por cierto) en tres puntos mágicos para el Valencia. Ya puede ir Pizzi controlando la euforia de los suyos, porque entre que se acercan Fallas y que encadenan una racha de cuatro victorias y un empate en los últimos cinco partidos más de uno empieza a mirar hacia la Champions como si no hubiera tierra de por medio.