Guindos carga contra la credibilidad de la política económica europea
España reclama más activismo en las políticas fiscales y monetarias
Claudi Pérez
Bruselas, El País
Europa y el mundo tuvieron un momento Keynes —la aplicación de fuertes estímulos para evitar una Gran Depresión— tras la explosión de la crisis financiera internacional, en 2008. Pero Europa dijo basta en mayo de 2010, y el G-20 decidió al mes siguiente en Toronto bendecir una cruzada en favor de la austeridad, que solo recientemente, tras los destrozos causados, se ha suavizado tanto en las formas (con la flexibilización de los objetivos de déficit) como en el fondo (se piden reformas, más que recortes). El ministro español de Economía, Luis de Guindos, ha cargado este lunes contra los bandazos en la gestión de la política económica de la eurozona: “La eurozona no ha sido coherente ni predecible”, ha criticado en la presentación de un estudio de la OCDE en Bruselas ante la atenta mirada del presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem. “Europa ha encontrado ahora un ritmo más adecuado: normalmente, la eurozona explora todas las alternativas antes de adoptar la correcta”, ha ironizado.
La embestida no ha terminado ahí. Guindos ha recordado que la recuperación europea “va con retraso con respecto a EE UU y Reino Unido”, que han aplicado estímulos monetarios mucho más potentes y retiraron los fiscales con menos prisas. El ministro español ha sugerido que ni siquiera ahora el mix de políticas económicas es el adecuado. “Las reformas son vitales”, ha afirmado, “pero tras el duro ajuste en la periferia hay que preguntarse cómo volverá a crecer la eurozona: para ello no bastan las reformas, hay que hacer política fiscal y política monetaria”.
Dardos españoles envenenados y relativamente inéditos para Berlín y Fráncfort: nunca Guindos ha sido tan explícito en sus demandas a Bruselas, al BCE y a los países que mejor capean la crisis. España, según esa tesis, vendría a reclamar un mayor activismo al Eurobanco, a la vista de que otros bancos centrales han ido más lejos. Y como no hay margen para hacer política fiscal en Madrid (más allá de la reforma de impuestos que viene), el discurso de Guindos viene a apuntalar también las tesis de Bruselas respecto a que Berlín y los países con mejor situación fiscal deben hacer lo posible para estimular su demanda. Alemania ha recuperado con creces los niveles de PIB previos a la crisis. El PIB italiano está un 9% por debajo, y el español es un 7% inferior al de 2008, con tasas de paro que se han duplicado en Italia y triplicado en España. “Esos datos tienen que ver con los desequilibrios previos, pero también con las políticas aplicadas en la eurozona”, ha disparado Guindos.
El informe presentado por la OCDE, el think tank de los países ricos, va a medias en esa línea. Cita hasta 30 veces la necesidad de hacer reformas, pero con las contradicciones habituales: pide avanzar en el proceso de recapitalización bancaria, pero a la vez lamenta la caída del crédito; asegura que hay que ir más lejos en las reformas laborales y en las de los servicios profesionales, pero al mismo tiempo subraya la “fatiga social” con la austeridad fical y la sobredosis de reformas estructurales y advierte del alza de las desigualdades.
Los rescates europeos se han saldado con resultados desiguales, salvo por una cosa: la deuda pública de los países rescatados se ha disparado. Grecia es el caso extremo: a pesar de la ayuda y de las quitas de deuda, el endeudamiento público pasó del 106% del PIB en 2007 al 180% del PIB a finales del año pasado. El vicepresidente Olli Rehn ha anunciado este lunes que la troika volverá a Atenas en los próximos días. “Hay que insistir en las reformas antes de discutir otras cosas”, ha dicho. Más de lo mismo, si no fuera por que planea sobre Grecia la posibilidad de una reestructuración de la deuda pública de gran calibre.
Claudi Pérez
Bruselas, El País
Europa y el mundo tuvieron un momento Keynes —la aplicación de fuertes estímulos para evitar una Gran Depresión— tras la explosión de la crisis financiera internacional, en 2008. Pero Europa dijo basta en mayo de 2010, y el G-20 decidió al mes siguiente en Toronto bendecir una cruzada en favor de la austeridad, que solo recientemente, tras los destrozos causados, se ha suavizado tanto en las formas (con la flexibilización de los objetivos de déficit) como en el fondo (se piden reformas, más que recortes). El ministro español de Economía, Luis de Guindos, ha cargado este lunes contra los bandazos en la gestión de la política económica de la eurozona: “La eurozona no ha sido coherente ni predecible”, ha criticado en la presentación de un estudio de la OCDE en Bruselas ante la atenta mirada del presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem. “Europa ha encontrado ahora un ritmo más adecuado: normalmente, la eurozona explora todas las alternativas antes de adoptar la correcta”, ha ironizado.
La embestida no ha terminado ahí. Guindos ha recordado que la recuperación europea “va con retraso con respecto a EE UU y Reino Unido”, que han aplicado estímulos monetarios mucho más potentes y retiraron los fiscales con menos prisas. El ministro español ha sugerido que ni siquiera ahora el mix de políticas económicas es el adecuado. “Las reformas son vitales”, ha afirmado, “pero tras el duro ajuste en la periferia hay que preguntarse cómo volverá a crecer la eurozona: para ello no bastan las reformas, hay que hacer política fiscal y política monetaria”.
Dardos españoles envenenados y relativamente inéditos para Berlín y Fráncfort: nunca Guindos ha sido tan explícito en sus demandas a Bruselas, al BCE y a los países que mejor capean la crisis. España, según esa tesis, vendría a reclamar un mayor activismo al Eurobanco, a la vista de que otros bancos centrales han ido más lejos. Y como no hay margen para hacer política fiscal en Madrid (más allá de la reforma de impuestos que viene), el discurso de Guindos viene a apuntalar también las tesis de Bruselas respecto a que Berlín y los países con mejor situación fiscal deben hacer lo posible para estimular su demanda. Alemania ha recuperado con creces los niveles de PIB previos a la crisis. El PIB italiano está un 9% por debajo, y el español es un 7% inferior al de 2008, con tasas de paro que se han duplicado en Italia y triplicado en España. “Esos datos tienen que ver con los desequilibrios previos, pero también con las políticas aplicadas en la eurozona”, ha disparado Guindos.
El informe presentado por la OCDE, el think tank de los países ricos, va a medias en esa línea. Cita hasta 30 veces la necesidad de hacer reformas, pero con las contradicciones habituales: pide avanzar en el proceso de recapitalización bancaria, pero a la vez lamenta la caída del crédito; asegura que hay que ir más lejos en las reformas laborales y en las de los servicios profesionales, pero al mismo tiempo subraya la “fatiga social” con la austeridad fical y la sobredosis de reformas estructurales y advierte del alza de las desigualdades.
Los rescates europeos se han saldado con resultados desiguales, salvo por una cosa: la deuda pública de los países rescatados se ha disparado. Grecia es el caso extremo: a pesar de la ayuda y de las quitas de deuda, el endeudamiento público pasó del 106% del PIB en 2007 al 180% del PIB a finales del año pasado. El vicepresidente Olli Rehn ha anunciado este lunes que la troika volverá a Atenas en los próximos días. “Hay que insistir en las reformas antes de discutir otras cosas”, ha dicho. Más de lo mismo, si no fuera por que planea sobre Grecia la posibilidad de una reestructuración de la deuda pública de gran calibre.