El azar y el árbitro ayudan al Barcelona y derrumban a la Real


Barcelona, As
El Barça encarriló su pase a la final de la Copa del Rey al aprovechar el nefasto día que tuvo la Real Sociedad en el Camp Nou, donde una serie de catastróficas desdichas que se iniciaron en un error arbitral que resultó determinante y que finalizó en un autogol de cine cómico, dejaron el marcador en un 2-0 que acerca al Barça a la final.


No obstante, hay que tener en cuenta que el Barça actual es un equipo que transita por la cornisa y que sigue sin ofrecer un margen de fiabilidad como para ir tranquilo a San Sebastián. Si a eso le sumamos que en Anoeta el Barça acostumbra a pasarlo mal, pues uno entiende que la Real ofreciera durante gran parte del segundo tiempo la sensación de que el 2-0 era el mal menor. Que, en definitiva, preferían perder 2-0 que irse a por un gol y que el Barça les sentenciara a la contra.

Por tanto, haría mal el Barça en darse por finalista. Especialmente, si sigue jugando al ritmo que lo hizo ayer, en el que durante gran parte del partido, trató con dormidina a los escasos espectadores que acudieron al Camp Nou.

Salió el Tata a jugar con las ‘vacas sagradas’ tal y como se esperaba en un partido en el que Messi volvió a ocupar la punta de ataque. El argentino volvió a evidenciar que aún está en proceso de recuperación. Ofrece fogonazos, tiene ocasiones, pero a diferencia de lo que pasaba hace unos meses, sus apariciones son esporádicas. Además, seguramente por falta de rodaje, le falta ese punto de suerte y ayer entre el portero y la madera, volvió a quedarse sin marcar.

En lo que respecta a la Real, Arrasate salió con una idea clara de juego que se le estropeó a medida que avanzaba el partido. Primero con la lesión de Mikel González, que frustró su plan de tres centrales y dos carrileros; luego con la expulsión de Iñigo Martínez y finalmente con el autogol de Zubikarai. Teniendo en cuenta que todo lo que podía salir mal, salió peor para el técnico donostiarra, la renta de 2-0 no parece un castigo excesivo.

El partido se decidió en el medio minuto que medió entre el clamoroso penalti de Mascherano a Vela (que acabó con paradón de Pinto y que tenía que haber acabado con la expulsión del argentino) y el despiste defensivo dela Real Sociedad que valió el gol de Busquets a la salida del siguiente saque de esquina. A raíz de esa jugada, Iñigo Martínez vio la tarjeta roja por protestar y a partir de entonces el encuentro se resumió en un ataque torpe contra un equipo que se pertrechó en su área como si fuera El Álamo.

Había dominado de salida el Barcelona, pero las mejores ocasiones, a excepción de un disparo al poste de Messi en una falta, fueron dela Real. Valga como prueba que el público del Camp Nou despidió al equipo aclamando el nombre de Pinto, hasta ese momento, héroe de la noche.

En la segunda parte, la Real firmó el papel de fortaleza asediada y no es que pasara por demasiados apuros, pues la lentitud de los movimientos de los jugadores del Barça facilitaban la tarea de una Real que daba por más que bueno el 1-0.

Pero la desgracia se siguió cebando en los vascos y fruto de una jugada digna de ser la más absurda del año, se marcaron un autogol cuando el portero despejó hacia su portería un rechace incomprensible de Elustondo tras un disparo al poste de Alexis. Recuperados del bochorno, los realistas supieron mantener el tipo y defendieron el 2-0 ante las acometidas de Messi, negado de cara a gol e Iniesta. O el Barça mejora o queda tela que cortar en Anoeta.

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