Ecuador renueva autoridades locales bajo expectativa de cerrado duelo por Quito
Quito, AFP
Los ecuatorianos eligen este domingo gobiernos locales en unos comicios que anticipan un cerrado duelo por la alcaldía de Quito, bastión del partido del presidente Rafael Correa, quien convirtió las elecciones en un voto de confianza en su gestión.
Unos 11,6 millones de electores, entre una población de casi 16 millones de habitantes, están convocados para votar por autoridades locales tras 45 días de intensa actividad proselitista en la que el oficialismo y la dispersa oposición intercambiaron acusaciones de campaña sucia, principalmente en la disputa por la capital.
Serán elegidos 23 prefectos (gobernadores) provinciales, 221 alcaldes, 1.035 concejales municipales y 4.079 vocales de juntas rurales para un período que se extenderá hasta el 14 de mayo de 2019.
En la capital, con 2,2 millones de habitantes, las encuestas vaticinaban hasta hace una semana una victoria del candidato opositor de centroderecha Mauricio Rodas (39 años) sobre el alcalde y aspirante oficialista a la reelección Augusto Barrera (52).
Alianza País, el movimiento fundado por Correa y con el que alcanzó el poder en 2007, también enfrentaba pronósticos adversos en el puerto de Guayaquil (suroeste), la mayor ciudad del país con 2,3 millones de habitantes y gobernada por la derecha desde hace dos décadas.
El movimiento oficialista detenta solo o en alianzas la mayoría de gobiernos locales.
“Hasta hace pocos años la nuestra era una de las democracias más débiles del continente, hoy es una de las más sólidas”, manifestó el jefe de Estado en un acto con el que se abrió la votación.
Durante una década, entre 1996-2006, Ecuador tuvo siete presidentes, tres de ellos derrocados por presión popular.
Un voto de confianza o censura
A raíz de las tendencias en contra en las principales ciudades del país, Correa, invicto en las urnas tras siete procesos electorales desde su llegada al poder, se implicó de lleno en la contienda, lo que fue criticado por la oposición como una intervención indebida.
Correa, con una popularidad superior al 60%, intentó posicionar la idea de que una derrota de su partido en Quito abriría un período de desestabilización política como en Venezuela, país sacudido por protestas estudiantiles y de la oposición que dejan diez muertos.
Incluso fue más allá al advertir que un revés electoral en el bastión del oficialismo pondría en riesgo la “Revolución Ciudadana”, como denomina a su proyecto socialista con fuerte intervención estatal.
“Pone en peligro al proyecto si la capital cae en manos de la extrema derecha. (…) La revolución está asediada por toda la derecha unida, con financiamiento nacional e internacional, con asesores extranjeros, con una campaña sucia impresionante”, proclamó Correa durante la contienda.
El aspirante opositor a la alcaldía de Quito negó reiteradas veces tener vínculos con la extrema derecha internacional, como denunció el gobernante, y se quejó de la falta de equidad en la campaña por cuenta de la movilización “de toda la maquinaria estatal a favor” de Barrera.
Rodas, dirigente de la coalición Suma Vive, fue candidato presidencial en 2013, cuando fue reelegido Correa en primera vuelta para un mandato que concluirá en 2017.
La ley electoral impide la divulgación de encuestas en la recta final de la campaña, por lo que es incierto el impacto que tuvo la intervención del presidente en la disputa por Quito.
Más allá del resultado, analistas creen que Correa convirtió está elección en un anticipado voto de confianza o censura en su gobierno.
Los “triunfos le pertenecen a Correa pero también las derrotas y eso le puede afectar” en su imagen de candidato invencible, dijo a la AFP el politólogo Simón Pachano, autor del estudio Calidad de la democracia e instituciones en Bolivia, Ecuador y Perú.
Además de Quito y Guayaquil, Correa se ha empeñado en conquistar los gobiernos locales de las zonas amazónicas y del sur del país, donde enfrenta una fuerte resistencia indígena a sus proyectos petroleros y mineros.
La jornada electoral -que contará con 158 observadores internacionales- comenzó hacia las 07H00 locales (12H00 GMT) y se extenderá hasta las 17H00 locales (22H00 GMT), tras lo cual se difundirán encuestas a boca de urna.
Los primeros resultados oficiales empezarán a difundirse dos horas después de cerradas las urnas.
Los ecuatorianos eligen este domingo gobiernos locales en unos comicios que anticipan un cerrado duelo por la alcaldía de Quito, bastión del partido del presidente Rafael Correa, quien convirtió las elecciones en un voto de confianza en su gestión.
Unos 11,6 millones de electores, entre una población de casi 16 millones de habitantes, están convocados para votar por autoridades locales tras 45 días de intensa actividad proselitista en la que el oficialismo y la dispersa oposición intercambiaron acusaciones de campaña sucia, principalmente en la disputa por la capital.
Serán elegidos 23 prefectos (gobernadores) provinciales, 221 alcaldes, 1.035 concejales municipales y 4.079 vocales de juntas rurales para un período que se extenderá hasta el 14 de mayo de 2019.
En la capital, con 2,2 millones de habitantes, las encuestas vaticinaban hasta hace una semana una victoria del candidato opositor de centroderecha Mauricio Rodas (39 años) sobre el alcalde y aspirante oficialista a la reelección Augusto Barrera (52).
Alianza País, el movimiento fundado por Correa y con el que alcanzó el poder en 2007, también enfrentaba pronósticos adversos en el puerto de Guayaquil (suroeste), la mayor ciudad del país con 2,3 millones de habitantes y gobernada por la derecha desde hace dos décadas.
El movimiento oficialista detenta solo o en alianzas la mayoría de gobiernos locales.
“Hasta hace pocos años la nuestra era una de las democracias más débiles del continente, hoy es una de las más sólidas”, manifestó el jefe de Estado en un acto con el que se abrió la votación.
Durante una década, entre 1996-2006, Ecuador tuvo siete presidentes, tres de ellos derrocados por presión popular.
Un voto de confianza o censura
A raíz de las tendencias en contra en las principales ciudades del país, Correa, invicto en las urnas tras siete procesos electorales desde su llegada al poder, se implicó de lleno en la contienda, lo que fue criticado por la oposición como una intervención indebida.
Correa, con una popularidad superior al 60%, intentó posicionar la idea de que una derrota de su partido en Quito abriría un período de desestabilización política como en Venezuela, país sacudido por protestas estudiantiles y de la oposición que dejan diez muertos.
Incluso fue más allá al advertir que un revés electoral en el bastión del oficialismo pondría en riesgo la “Revolución Ciudadana”, como denomina a su proyecto socialista con fuerte intervención estatal.
“Pone en peligro al proyecto si la capital cae en manos de la extrema derecha. (…) La revolución está asediada por toda la derecha unida, con financiamiento nacional e internacional, con asesores extranjeros, con una campaña sucia impresionante”, proclamó Correa durante la contienda.
El aspirante opositor a la alcaldía de Quito negó reiteradas veces tener vínculos con la extrema derecha internacional, como denunció el gobernante, y se quejó de la falta de equidad en la campaña por cuenta de la movilización “de toda la maquinaria estatal a favor” de Barrera.
Rodas, dirigente de la coalición Suma Vive, fue candidato presidencial en 2013, cuando fue reelegido Correa en primera vuelta para un mandato que concluirá en 2017.
La ley electoral impide la divulgación de encuestas en la recta final de la campaña, por lo que es incierto el impacto que tuvo la intervención del presidente en la disputa por Quito.
Más allá del resultado, analistas creen que Correa convirtió está elección en un anticipado voto de confianza o censura en su gobierno.
Los “triunfos le pertenecen a Correa pero también las derrotas y eso le puede afectar” en su imagen de candidato invencible, dijo a la AFP el politólogo Simón Pachano, autor del estudio Calidad de la democracia e instituciones en Bolivia, Ecuador y Perú.
Además de Quito y Guayaquil, Correa se ha empeñado en conquistar los gobiernos locales de las zonas amazónicas y del sur del país, donde enfrenta una fuerte resistencia indígena a sus proyectos petroleros y mineros.
La jornada electoral -que contará con 158 observadores internacionales- comenzó hacia las 07H00 locales (12H00 GMT) y se extenderá hasta las 17H00 locales (22H00 GMT), tras lo cual se difundirán encuestas a boca de urna.
Los primeros resultados oficiales empezarán a difundirse dos horas después de cerradas las urnas.