Casillas es mucho Casillas
Madrid, El País
Hasta que Iker Casillas cerró el derbi del Calderón imbatido, el martes por la noche, nunca en la historia de la Copa un equipo había alcanzado la final sin encajar un gol. El Madrid lo consiguió después de ocho partidos contra el Xátiva, Osasuna, el Espanyol y el Atlético, tras 69 remates totales en contra (12 de ellos entre los tres palos). Doce tiros que Casillas bloqueó sin aparente esfuerzo, y, como todo lo que hizo en su carrera, señalando con naturalidad un suceso extraordinario. Tan raro como la marginación que sufre desde que José Mourinho le señaló ante el presidente, Florentino Pérez, como autor necesario del fracaso de su empresa madridista, hacia finales de 2012.
En el vestuario nunca creyeron que su suplencia en Liga tuviera causas deportivas
Es imposible examinar la trayectoria de Casillas con Carlo Ancelotti sin considerar el agitado paso de Mourinho por Chamartín y el respaldo inaudito que le brindó el presidente del club. Algún día se sabrán las causas de la decisión que llevó a Ancelotti a dejar a Casillas en el banco de suplentes, el 18 de agosto de 2013, en la primera jornada de esta Liga. De momento, ninguno de los responsables del Madrid —ni cargos institucionales ni técnicos— lo han explicado suficientemente, deber necesario cuando el sujeto de la degradación es el mejor portero de la historia del club, el capitán, y el hombre que levantó la única Copa del Mundo para España.
A los compañeros de Casillas les resultó extraño verle en la suplencia el verano pasado. Decían que el portero, por entonces considerado el mejor del mundo por la FIFA, venía de completar su pretemporada más brillante en años. Sus entrenamientos fueron formidables y todos vislumbraron en la titularidad de Diego López, buen portero, una anomalía deportiva. Porque es Iker es mucho Iker.
Casillas fue el primero en ponderar la medida de Ancelotti con suspicacia y el tiempo no ha hecho más que ahondar en la profundidad de sus sospechas y en las sospechas de media plantilla. Casillas se ha mostrado tan firme, tanto en la Copa como en la Champions, que ha quedado en evidencia que no fue su declive lo que inspiró su marginación en la Liga. El propio Ancelotti lo ha asumido dándole la titularidad en la competición de clubes más difícil.
Casillas cumplirá 33 años el 20 de mayo. Cuatro días más tarde se disputará la final de la Champions en Lisboa. Su meta es levantar la orejona. Después, el Mundial. Y la temporada que viene, no volver a sufrir nunca más un desprecio profesional sin razón. Para ello, no tiene nada clara su continuidad en el Madrid. Vive al día.
Al salir del Calderón le preguntaron por la escabrosa alternancia con López y se mostró esquivo. “Es un tema zanjado”, dijo, en un quiebro inverosímil, “no quiero hablar más sobre eso. Disfruto de los que me toca jugar, y ya me aburre el tema. Cuanto menos se hable mejor. A pesar de estar jugando intermitentemente, me encuentro bien. Ya pensaré en la próxima temporada. Hoy por hoy pienso en el ahora, y estoy feliz por clasificarnos para la final”.
La competición ha señalado con hechos que Casillas fue y es mejor portero que López. El gallego ha encajado 24 goles en 23 partidos esta temporada (más de un gol por encuentro), mientras que Casillas ha recibido cinco en 14 (0,3 goles por partido).
El propio Mourinho se rindió a la actuación de Casillas en la final de Copa de 2011 cuando le paró tres remates terribles a Messi, Iniesta y Pedro. Si se los vuelve a encontrar en la próxima final, dice, no les tendrá miedo. Empezando por Messi. “Messi no me da miedo”, bromeó el meta. “A estas alturas de mi vida, a lo mejor soy yo el que da miedo a los demás”.