Benedicto XVI renunció al papado hace un año

Roma, AFP
Hoy se cumple un año del sorprendente anuncio que ponía fin a un papado marcado por abrumadoras denuncias de corrupción, pedofilia e intrigas internas e inclusive la filtración de documentos reservados. Un año después de su histórica renuncia, el papa emérito Benedicto XVI se está ganando los méritos que no le reconocían durante su papado gracias a una actitud no intrusiva y un apoyo leal a su sucesor argentino, Francisco.


Cuando el alemán Joseph Ratzinger leyó en latín su renuncia, tras ocho años de pontificado, se abrió una nueva página para la Iglesia católica.

"La renuncia de Benedicto XVI fue un gran acto de gobierno, realizado con gran profundidad espiritual, gran preparación y gran valentía porque al ser una decisión inédita, planteaba todo tipo de problemas y dudas ", comentó el padre Federico Lombardi, portavoz del Vaticano desde la época del papa alemán.

No obstante, ahora el mundo puede apreciar en la iglesia católica a dos Papas amigos. Aislado del "mundanal ruido", como anunció antes de abandonar el trono de Pedro, Benedicto XVI apareció públicamente en este último año, tan sólo cuatro veces y compañía de Francisco. Ambos, se escriben, se llaman por teléfono, conversan y se invitan mutuamente, según reveló el propio “Obispo de Roma”.

Tras recuperar fuerzas y buen humor, el papa emérito se dedica a la lectura, escribe y no se descarta que el 27 de abril participe en la ceremonia de canonización de Juan XXIII (1958-1963) y Juan Pablo II (1978-2005).

Al cabo de un año, se cambió el estilo de dirigir la Iglesia. Austeridad, sencillez, lenguaje directo son algunos de los rasgos que caracterizaron los primeros meses de gobierno del primer papa jesuita y latinoamericano, que intenta cambiar la Iglesia con una especie de revolución pacífica.

En esa línea, Francisco pidió, este martes, a través de su cuenta de twitter, rezar por benedicto, "un hombre valiente y humilde".

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