Yanukóvich ofrece futuros cambios para frenar las protestas

-La crisis se expande fuera de la capital y crece la ocupación de ayuntamientos
-El líder de los opositores solicita "mediadores internacionales de alto nivel" para dialogar

Pilar Bonet
Kiev, El País
La volatilidad dominaba el viernes en Ucrania tras la traumática violencia de esta semana. La inestable situación puede evolucionar hacia un nuevo e incierto intento de compromiso entre el presidente Víctor Yanukóvich y la oposición parlamentaria o bien degradarse con nuevos desórdenes y acciones incontroladas de los radicales (y radicalizados) en ambos bandos. Tras un día y medio de tregua, esta noche han vuelto las escaramuzas entre manifestantes y policía, con lanzamiento de petardos y cócteles molótov.


Oleg Yarnovuk, uno de los líderes de la oposición, exhortó a los manifestantes en la plaza de la Independencia a la resistencia contra las autoridades en todo el país y a echar a “la banda” dirigida por Yanukóvich. Además anunció que en Jmelnisky, a unos 300 kilómetros al oeste de Kiev, se ha constituido ya un comité ejecutivo de poder popular.

En el paisaje político y social de este país dividido hay señales de distinto género. Vitali Klichkó, líder del partido UDAR, pidió el viernes "mediadores internacionales de alto nivel" para el diálogo con el presidente. La diplomacia europea se movía en el mismo sentido tanteando nombres y marcos adecuados.

El presidente ucraniano ha prometido futuros cambios en el Gobierno y la modificación de las leyes que restringen el derecho de reunión y endurecen las penas por manifestaciones ilegales, según Efe. "Recargaremos el Gobierno de tal modo que buscaremos una composición profesional óptima que trabaje por el interés del Estado ucraniano", ha declarado Yanukóvich durante un encuentro este viernes con líderes religiosos ucranianos.

Pero el diálogo, si finalmente vuelve a encauzarse y se llega a un compromiso, puede no resolver el conflicto que enfrenta a una parte de la ciudadanía con sus dirigentes. Al margen de su actitud hacia las protestas, los ucranios tienen la percepción (confirmada por encuestas, análisis sociológicos y cuantía de los sobornos para facilitar gestiones públicas) de que, con Yanukóvich en la presidencia, la corrupción de la clase en el poder ha aumentado y se ha hecho más sistemática y gravosa para el país. El gobierno está formado en gran parte por allegados de la familia Yanukóvich, gente de confianza de Alexandr, el millonario dentista hijo del presidente. Comentando la situación que afecta a su colega y vecino, el presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, ha dicho que eso es lo que pasa "por dejar que su hijo se meta en negocios".

La situación se dirime también en las provincias. El viernes continuaba la racha de ocupaciones de órganos de poder local en las zonas occidentales. En Ivano-Frankó una multitud irrumpió en el despacho del gobernador, Vasili Chudnov, y pidió su cese. El gobernador habría escapado. En Chernovzi los manifestantes asaltaron la sede del parlamento local y pidieron el cese del gobernador Mijaíl Papiev. La policía echó bombas de humo a la multitud y el jefe del parlamento fue herido en la cabeza cuando salió a hablar con los manifestantes. En Lvov, en presencia del alcalde y las autoridades municipales se celebró el funeral de Yuri Verbitski, un activista secuestrado y hallado muerto con signos de tortura en un bosque cercano de Kiev.

Los ánimos ya de por sí caldeados de los manifestantes se enervan ante los casos de malos tratos o violencia atribuidos a representantes del orden. Uno de los episodios que más indignación ha provocado es el vídeo en el que se ve a un grupo de uniformados mofándose y maltratando a un hombre obligado a desnudarse sobre un paisaje helado. La víctima de esta vejación, Mijail Gavriliuk, un activista del Euromaidán, explicó los padecimientos sufridos en una rueda de prensa en la que dijo que los cosacos, grupo al que pertenece, le vengarán y que esta venganza "será terrible". El ministerio del Interior ha prometido investigar el caso.

En una entrevista en el canal Inter, Leonid Kravchuk, que fue primer presidente de Ucrania, propuso que el primer ministro, Nikolái Azárov, dimitiera para desbloquear la crisis.

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