Venezuela descalifica a los miembros de la oposición que viajaron fuera del país

El ministerio de Comunicación e información publicó una lista de ciudadanos que salieron del país para el fin de año

Ewald Scharfenberg
Caracas, El País
En momentos en que Cuba, su más cercano aliado en la región, afloja las cincuentenarias restricciones para los viajes al exterior, la revolución bolivariana de Venezuela empieza a tachar a sus ciudadanos que vuelan fuera del país casi como a traidores a la patria. Es lo que se podría desprender de la difusión por parte del ministerio de Comunicación e Información (MinCI), la noche del 1 de enero, de una lista de dirigentes opositores que salieron a pasar sus vacaciones de fin de año en otras tierras.


La titular del despacho es Delcy Rodríguez, abogada de profesión y hermana del actual Alcalde del municipio Libertador (centro-oeste de Caracas), ex jefe de campaña de Hugo Chávez, y ex presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE).

La ministra Rodríguez quiso ironizar sobre el desapego de los dirigentes opositores al terruño, preguntándose en su cuenta de Twitter: “¿Dónde estará vacacionando la trilogía del mal y la dirigencia opositora? ¡De seguro no es en Venezuela!”. “Trilogía del mal” es el nombre que el gobierno ha acuñado en los medios que controla para referirse a Henrique Capriles Radonski –gobernador del estado de Miranda y ex candidato presidencial-, la diputada María Corina Machado, y el ex alcalde del municipio Chacao de Caracas, Leopoldo López.

A continuación, en otro trino, la integrante del gabinete ministerial contrastó esos destinos con el del presidente venezolano, Nicolás Maduro; “¡El Presidente obrero recibió el año junto al pueblo, acompañado por el Alcalde de Caracas y miembros de su gabinete nacional en la Plaza Bolívar!

El careo entre la aparente frivolidad de unos con la comprometida decisión de Maduro para quedarse entre los suyos, podría haber sido suficiente como una figura retórica eficaz para expresar la posición política de su autora. Sin embargo, los mensajes de la ministra Rodríguez adquirieron otro cariz cuando, en una publicación posterior, endosó una lista con los datos de identidad, fecha de salida y destino de 27 viajeros al exterior a los que calificó como miembros de “la dirigencia opositora”.

Haciendo uso de lo que se presume es información procedente de los registros de migración oficiales, dio a conocer el paradero de los integrantes de la trilogía, Machado, Capriles y López, quienes habrían viajado a Frankfurt, Nueva York y Miami, respectivamente. Pero en la lista –reproducida con rapidez por los medios del Estado- también incluyó nombres de personalidades públicas a las que difícilmente se puede describir como líderes políticos. Se trata de casos como los del periodista Nelson Bocaranda, del propietario de Empresas Polar –el mayor grupo empresarial privado-, Lorenzo Mendoza, o de la activista de derechos humanos, Rocío San Miguel. Esta última anunció en su cuenta de Twitter que iniciará acciones legales contra la ministra que, a su juicio, habría conculcado sus derechos constitucionales al honor y la privacidad.

Este jueves, el diputado oficialista Robert Serra intentó, también desde Twitter, dar la última vuelta de tuerca a la campaña de descrédito contra las figuras opositoras. “Definitivamente no quieren ni a su país”, escribió. “Estos escuálidos hablan paja del país y del gobierno pero ni siquiera disfrutan de su propia patria”.

La narrativa oficial chavista suele ilustrar a los sectores de oposición –los escuálidos- como apátridas que, cegados por ambiciones personales e intereses de clase, obedecen a instrucciones de patrones extranjeros. Al dar a conocer los itinerarios de vacaciones de esos líderes en el exterior, el gobierno pretende cimentar el relato. Pero siendo, en todo caso, un régimen adepto a la opacidad –no ofrece información sobre los bienes e ingresos de los funcionarios, ni sobre el costo de las obras o asignación de los contratos, por ejemplo-, con el inusual gesto de ventilar en público y con intenciones partisanas una información reservada del Estado, parece apuntar a otros objetivos.

El propio presidente Maduro se jacta, en distintas intervenciones, de la capacidad de seguimiento de la que su administración dispone para hacer seguimiento a sus adversarios políticos. Así las cosas, la iniciativa de la ministra Rodríguez podría ser una advertencia sobre el monitoreo que mantiene sobre el liderazgo opositor y que busca intimidarlo.

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