Una Escocia independiente debería aportar 4.000 millones más a la UE
El Gobierno de Londres evalúa las consecuencias internacionales de la secesión
Walter Oppenheimer
Londres, El País
El Foreign Office y el Tesoro británico estiman que una Escocia independiente debería aportar al presupuesto de la Unión Europea entre 2.200 y 4.300 millones de euros al año más de los que aporta ahora como parte de Reino Unido. Así lo sostiene un documento sobre las consecuencias que tendría la independencia desde el punto de vista de las cuestiones internacionales y en particular la UE presentado este viernes en Glasgow por el jefe de la diplomacia británica, William Hague, y el número dos del Tesoro, Danny Alexander.
El estudio forma parte de la larga serie de análisis sectoriales que Londres viene publicando desde hace meses sobre el impacto de la independencia escocesa. El texto presentado este viernes ratifica, obviamente, el dictamen que ya hizo público en noviembre el Foreign Office en el sentido de que Escocia se quedaría fuera de la UE y debería renegociar su entrada desde fuera. Y analiza con cierto detalle las consecuencias que eso podría tener para los escoceses.
Hague advirtió a los escoceses contra la visión romántica e idílica de la independencia de los partidarios del sí en el referéndum del 18 de septiembre. "Hay grandes riesgos y cometeríamos un error si pretendiéramos lo contrario", advirtió el ministro de Exteriores británico. "Tomar la decisión de seguir en Reino Unido es una elección positiva", añadió.
Significativamente, el político conservador —un partido con escasísimo predicamento en Escocia— estuvo acompañado en Glasgow de un político liberal-demócrata y escocés, Danny Alexander. El número dos del Tesoro británico habló en primera persona cuando explicó que, en términos de aportaciones al presupuesto de la UE, a Escocia no le sería rentable escindirse de Reino Unido. "Si abandonáramos Reino Unido veríamos cómo se reduce nuestra influencia internacional y como aumentarían nuestros costes. Sigamos mejor en una situación en la que pagamos menos y conseguimos más", dijo.
El documento presentado en Glasgow hace especial hincapié en que, mientras nada cambiaría para Reino Unido desde el punto de vista de su pertenencia a las organizaciones internacionales clave, no sería ese el caso de Escocia, que, como nuevo Estado independiente, tendría que negociar su reingreso en ellas. "En algunos casos sería sencillo; en otros, notablemente la UE, no lo sería", advierte el texto.
Esa posición del Gobierno británico es ya muy conocida. Quizás por eso el texto hace especial hincapié en otros aspectos de las consecuencias de la independencia y más en concreto en lo que Escocia perdería en la esfera internacional. Por ejemplo, en términos de pertenencia a instituciones internacionales: "Una Escocia independiente no podría pertenecer al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas como miembro permanente, no podría estar representada como Estado individual en el G-7, el G-8 y el G-20. En algunos de los organismos clave a nivel global, la representación de un Estado escocés independiente probablemente tendría que ser a través de alianzas con otros países, en lugar de por propio derecho como es el caso con Reino Unido".
Pero, sobre todo, en materia de negocios. De dinero. El documento recuerda que Escocia está representada a nivel global por una red diplomática británica que emplea "a más de 14.000 personas en 267 embajadas, altos comisionados, consulados y otras oficinas en 154 países y 12 territorios de ultramar en todo el mundo".
Y destaca que las empresas escocesas sacan también partido a nivel comercial y de inversiones de las 169 oficinas repartidas por más de 100 países del llamado UK Trade & Investment (UKTI). "El mundo de los negocios en una Escocia independiente perdería el acceso a la red del UKTI y el peso político que Reino Unido puede darles para defenderlos", subraya el texto. Y cuestiona con cierta ironía que una Escocia independiente pueda construir una red semejante a partir de las actuales 27 delegaciones comerciales internacionales que Escocia ya tiene ahora. El UKTI, recuerda el documento, ayudó el año pasado a 1.900 negocios escoceses y contribuyó a captar inversiones que han permitido crear 13.000 empleos en Escocia en ese mismo año.
En la cuestión concreta de la UE, el documento analiza las consecuencias presupuestarias de una renegociación, que evalúa en 2.200 millones de euros anuales en el mejor de los casos y hasta 4.300 millones de euros en el peor. Y pone en duda que el resto de socios acepten conceder a una Escocia independiente un cheque como el que consiguió Margaret Thatcher en su día para Reino Unido, que aún ahora significa un ahorro de 3.600 millones de euros para los contribuyentes británicos. En ese sentido, asegura que es técnicamente imposible que Reino Unido pueda compartir ese cheque con una Escocia independiente como pretenden los independentistas porque el cheque se calcula en función del peso económico de Reino Unido y por lo tanto Bruselas suprimiría de él el equivalente al peso económico de Escocia si se separara.
Walter Oppenheimer
Londres, El País
El Foreign Office y el Tesoro británico estiman que una Escocia independiente debería aportar al presupuesto de la Unión Europea entre 2.200 y 4.300 millones de euros al año más de los que aporta ahora como parte de Reino Unido. Así lo sostiene un documento sobre las consecuencias que tendría la independencia desde el punto de vista de las cuestiones internacionales y en particular la UE presentado este viernes en Glasgow por el jefe de la diplomacia británica, William Hague, y el número dos del Tesoro, Danny Alexander.
El estudio forma parte de la larga serie de análisis sectoriales que Londres viene publicando desde hace meses sobre el impacto de la independencia escocesa. El texto presentado este viernes ratifica, obviamente, el dictamen que ya hizo público en noviembre el Foreign Office en el sentido de que Escocia se quedaría fuera de la UE y debería renegociar su entrada desde fuera. Y analiza con cierto detalle las consecuencias que eso podría tener para los escoceses.
Hague advirtió a los escoceses contra la visión romántica e idílica de la independencia de los partidarios del sí en el referéndum del 18 de septiembre. "Hay grandes riesgos y cometeríamos un error si pretendiéramos lo contrario", advirtió el ministro de Exteriores británico. "Tomar la decisión de seguir en Reino Unido es una elección positiva", añadió.
Significativamente, el político conservador —un partido con escasísimo predicamento en Escocia— estuvo acompañado en Glasgow de un político liberal-demócrata y escocés, Danny Alexander. El número dos del Tesoro británico habló en primera persona cuando explicó que, en términos de aportaciones al presupuesto de la UE, a Escocia no le sería rentable escindirse de Reino Unido. "Si abandonáramos Reino Unido veríamos cómo se reduce nuestra influencia internacional y como aumentarían nuestros costes. Sigamos mejor en una situación en la que pagamos menos y conseguimos más", dijo.
El documento presentado en Glasgow hace especial hincapié en que, mientras nada cambiaría para Reino Unido desde el punto de vista de su pertenencia a las organizaciones internacionales clave, no sería ese el caso de Escocia, que, como nuevo Estado independiente, tendría que negociar su reingreso en ellas. "En algunos casos sería sencillo; en otros, notablemente la UE, no lo sería", advierte el texto.
Esa posición del Gobierno británico es ya muy conocida. Quizás por eso el texto hace especial hincapié en otros aspectos de las consecuencias de la independencia y más en concreto en lo que Escocia perdería en la esfera internacional. Por ejemplo, en términos de pertenencia a instituciones internacionales: "Una Escocia independiente no podría pertenecer al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas como miembro permanente, no podría estar representada como Estado individual en el G-7, el G-8 y el G-20. En algunos de los organismos clave a nivel global, la representación de un Estado escocés independiente probablemente tendría que ser a través de alianzas con otros países, en lugar de por propio derecho como es el caso con Reino Unido".
Pero, sobre todo, en materia de negocios. De dinero. El documento recuerda que Escocia está representada a nivel global por una red diplomática británica que emplea "a más de 14.000 personas en 267 embajadas, altos comisionados, consulados y otras oficinas en 154 países y 12 territorios de ultramar en todo el mundo".
Y destaca que las empresas escocesas sacan también partido a nivel comercial y de inversiones de las 169 oficinas repartidas por más de 100 países del llamado UK Trade & Investment (UKTI). "El mundo de los negocios en una Escocia independiente perdería el acceso a la red del UKTI y el peso político que Reino Unido puede darles para defenderlos", subraya el texto. Y cuestiona con cierta ironía que una Escocia independiente pueda construir una red semejante a partir de las actuales 27 delegaciones comerciales internacionales que Escocia ya tiene ahora. El UKTI, recuerda el documento, ayudó el año pasado a 1.900 negocios escoceses y contribuyó a captar inversiones que han permitido crear 13.000 empleos en Escocia en ese mismo año.
En la cuestión concreta de la UE, el documento analiza las consecuencias presupuestarias de una renegociación, que evalúa en 2.200 millones de euros anuales en el mejor de los casos y hasta 4.300 millones de euros en el peor. Y pone en duda que el resto de socios acepten conceder a una Escocia independiente un cheque como el que consiguió Margaret Thatcher en su día para Reino Unido, que aún ahora significa un ahorro de 3.600 millones de euros para los contribuyentes británicos. En ese sentido, asegura que es técnicamente imposible que Reino Unido pueda compartir ese cheque con una Escocia independiente como pretenden los independentistas porque el cheque se calcula en función del peso económico de Reino Unido y por lo tanto Bruselas suprimiría de él el equivalente al peso económico de Escocia si se separara.