Santos exhibe firmeza ante las Farc sin desviarse de la meta de paz en Colombia
Bogotá, AFP
La fuerte ofensiva militar lanzada esta semana contra las FARC en Colombia se inscribe en la estrategia del presidente Juan Manuel Santos de enviar un mensaje de firmeza de cara a las próximas elecciones, pero sin desviar el objetivo de un acuerdo de paz con esa guerrilla.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, comunistas), que llevan a cabo un proceso de paz con el gobierno de Santos desde noviembre de 2012, han sufrido desde el domingo una serie de ataques militares que le han costado la vida a 26 de sus guerrilleros.
Un balance que según los analistas puede favorecer la imagen de Santos de cara a los comicios presidenciales del 25 de mayo, en los que buscará su reelección.
“La ofensiva continúa. Pero al mismo tiempo estamos buscando esa negociación para que toda esta violencia que nos ha desangrado durante 50 años, la pongamos a un lado y continuemos el desarrollo del país”, dijo Santos en un foro en Madrid, al felicitar el miércoles a la fuerza pública.
Para los expertos, ese discurso es una forma de responder a sus detractores, en especial al expresidente Alvaro Uribe, quien durante su gobierno (2002-2010) llevó adelante una política de combate sin cuartel a la guerrilla, y convertido ahora en el más fuerte crítico del diálogo con las FARC busca un asiento en el Senado en las legislativas del 9 de marzo.
“El objetivo es mostrar que ahora se pasó la página de Uribe y que él (Santos) representa el único camino para la paz”, dijo a la AFP Sandra Borda, profesora de relaciones internacionales en la Universidad de los Andes.
“También forma parte de su estrategia de presionar a las FARC para firmar un acuerdo“, añadió.
Para el experto en resolución de conflictos de la Universidad Nacional, Jaime Zuluaga, el mensaje de Santos “cumple un doble objetivo: el de acallar las críticas de los sectores cercanos a Uribe, contrario a las negociaciones, y de favorecer su proceso de reelección”.
La lógica de la confrontación
Los enfrentamientos entre las fuerzas militares y la guerrilla se reflejan directamente en las encuestas: los atentados atribuidos a las FARC hacen caer la popularidad del presidente, mientras que los ataques militares la hacen subir.
Después de un fuerte descenso en su imagen positiva el año pasado, Santos se encuentra ahora un poco por encima del 50% de respaldo.
Pero tanto los operativos militares contra los rebeldes como los ataques de las FARC “hace parte de las reglas del juego”, dijo a la AFP el politólogo Alejo Vargas, de la Universidad Nacional.
“Es la lógica de la confrontación. Cuando el Ejército localiza un campamento de las FARC lo ataca, y es lo mismo para la guerrilla si tiene una oportunidad para una emboscada. Eso no tiene ninguna incidencia en el proceso de paz”, añadió Vargas.
El diálogo se lleva adelante desde hace más de un año en La Habana sin que en Colombia se haya acordado un cese el fuego bilateral, que según Santos serviría a la guerrilla, con entre 7.000 y 8.000 integrantes, para fortalecerse militarmente.
Borda también resaltó que los enfrentamientos no mellan el proceso de paz. “Se tienen que tomar con precaución los discursos fuera de la mesa de diálogo”, advirtió.
De hecho, en Cuba, el jefe de la delegación guerrillera Iván Márquez no hizo el miércoles ninguna alusión a las pérdidas en sus filas, y en cambio puso el acento sobre las agresiones contra la Marcha Patriótica, un movimiento de izquierda cercano a las FARC.
Al denunciar el asesinato de 29 de sus militantes en dos años, Márquez aseveró que “para que este proceso de paz no termine en una farsa o en una comedia, en sonoridades de palabras vacías sobre expansión de la democracia, es urgente que el gobierno detenga el vía crucis de la Marcha Patriótica”.
De su lado, Santos señaló que lo único que podría acabar con las negociaciones sería “un acto de irracionalidad, un atentado a alguna figura muy importante”.
Opinión que comparte el investigador Juan David Rodríguez, del Centro de recursos para el análisis de conflictos, para quien “el gran riesgo para las negociaciones sería un ataque a gran escala o un magnicidio”.
La fuerte ofensiva militar lanzada esta semana contra las FARC en Colombia se inscribe en la estrategia del presidente Juan Manuel Santos de enviar un mensaje de firmeza de cara a las próximas elecciones, pero sin desviar el objetivo de un acuerdo de paz con esa guerrilla.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, comunistas), que llevan a cabo un proceso de paz con el gobierno de Santos desde noviembre de 2012, han sufrido desde el domingo una serie de ataques militares que le han costado la vida a 26 de sus guerrilleros.
Un balance que según los analistas puede favorecer la imagen de Santos de cara a los comicios presidenciales del 25 de mayo, en los que buscará su reelección.
“La ofensiva continúa. Pero al mismo tiempo estamos buscando esa negociación para que toda esta violencia que nos ha desangrado durante 50 años, la pongamos a un lado y continuemos el desarrollo del país”, dijo Santos en un foro en Madrid, al felicitar el miércoles a la fuerza pública.
Para los expertos, ese discurso es una forma de responder a sus detractores, en especial al expresidente Alvaro Uribe, quien durante su gobierno (2002-2010) llevó adelante una política de combate sin cuartel a la guerrilla, y convertido ahora en el más fuerte crítico del diálogo con las FARC busca un asiento en el Senado en las legislativas del 9 de marzo.
“El objetivo es mostrar que ahora se pasó la página de Uribe y que él (Santos) representa el único camino para la paz”, dijo a la AFP Sandra Borda, profesora de relaciones internacionales en la Universidad de los Andes.
“También forma parte de su estrategia de presionar a las FARC para firmar un acuerdo“, añadió.
Para el experto en resolución de conflictos de la Universidad Nacional, Jaime Zuluaga, el mensaje de Santos “cumple un doble objetivo: el de acallar las críticas de los sectores cercanos a Uribe, contrario a las negociaciones, y de favorecer su proceso de reelección”.
La lógica de la confrontación
Los enfrentamientos entre las fuerzas militares y la guerrilla se reflejan directamente en las encuestas: los atentados atribuidos a las FARC hacen caer la popularidad del presidente, mientras que los ataques militares la hacen subir.
Después de un fuerte descenso en su imagen positiva el año pasado, Santos se encuentra ahora un poco por encima del 50% de respaldo.
Pero tanto los operativos militares contra los rebeldes como los ataques de las FARC “hace parte de las reglas del juego”, dijo a la AFP el politólogo Alejo Vargas, de la Universidad Nacional.
“Es la lógica de la confrontación. Cuando el Ejército localiza un campamento de las FARC lo ataca, y es lo mismo para la guerrilla si tiene una oportunidad para una emboscada. Eso no tiene ninguna incidencia en el proceso de paz”, añadió Vargas.
El diálogo se lleva adelante desde hace más de un año en La Habana sin que en Colombia se haya acordado un cese el fuego bilateral, que según Santos serviría a la guerrilla, con entre 7.000 y 8.000 integrantes, para fortalecerse militarmente.
Borda también resaltó que los enfrentamientos no mellan el proceso de paz. “Se tienen que tomar con precaución los discursos fuera de la mesa de diálogo”, advirtió.
De hecho, en Cuba, el jefe de la delegación guerrillera Iván Márquez no hizo el miércoles ninguna alusión a las pérdidas en sus filas, y en cambio puso el acento sobre las agresiones contra la Marcha Patriótica, un movimiento de izquierda cercano a las FARC.
Al denunciar el asesinato de 29 de sus militantes en dos años, Márquez aseveró que “para que este proceso de paz no termine en una farsa o en una comedia, en sonoridades de palabras vacías sobre expansión de la democracia, es urgente que el gobierno detenga el vía crucis de la Marcha Patriótica”.
De su lado, Santos señaló que lo único que podría acabar con las negociaciones sería “un acto de irracionalidad, un atentado a alguna figura muy importante”.
Opinión que comparte el investigador Juan David Rodríguez, del Centro de recursos para el análisis de conflictos, para quien “el gran riesgo para las negociaciones sería un ataque a gran escala o un magnicidio”.