La tensión sube en Ucrania tras rechazar la oposición un pacto de Gobierno
Los manifestantes toman un céntrico edificio de Kiev donde se habían refugiado los antidisturbios
Pilar Bonet
Kiev, El País
Mientras la oposición ucrania seguía ampliando el espacio bajo su control en provincias y en Kiev, el presidente Víctor Yanukóvichrealizó una jugada por sorpresa y ofreció los puestos de primer ministro y viceprimer ministro responsable de cuestiones humanitarias a Arseni Yatseniuk y Vitali Klichkó, respectivamente. Ambos rechazaron la propuesta al dirigirse por la noche a los manifestantes en la plaza de la Independencia de Kiev. "A nuestro propuesta de derogar las leyes dictatoriales, Yanukóvich respondió con la propuesta de introducir modificaciones. Mantendremos nuestras posiciones en el Maidán y en las regiones", proclamó Klichkó, el líder del partido UDAR (Golpe). "Estamos dispuestos a asumir esta responsabilidad [de gobierno] y llevar al país a la Unión Europea", dijo a su vez Yatseniuk.
Poco después de estas declaraciones, los manifestantes asaltaron el edificio de la Casa Ucraniana en el centro de la capital, donde se encuentran resguardados los efectivos antidisturbios. Cerca de las once de la noche los opositores rompieron los ventanales del edificio y comenzaron a lanzar cócteles molótov y cohetes en su interior, lo que provocó varios incendios, que fueron sofocados con extintores por los efectivos de Berkut (destacamentos especial antidisturbios), informa Efe.
En el interior del edificio se puede ver cómo estallan los fuegos de artificio que echan los manifestantes a través de los cristales rotos, mientras los policías responden con bombas aturdidoras y gases lacrimógenos.
No obstante, los manifestantes, en su mayoría jóvenes, no se arredran y, pese a las bajas temperaturas que rondan los 15 a 20 grados bajo cero, se concentraban cada vez en mayor número en las puertas del inmueble. Los opositores decidieron asaltar el edificio, un centro cultural y de exposiciones que antiguamente albergaba el Museo Lenin, después de ver en la televisión cómo los Berkut se resguardaban en su interior.
Yatseniuk y Klichkó son dos de los tres jefes de la oposición parlamentaria (el tercero es el nacionalista Oleg Tiagnibok). Todos ellos se reunieron este sábado con el presidente (por tercera vez en esta semana) con la intención de superar la crisis, que sigue ahondándose con la toma de edificios administrativos en provincias y la firme decisión de los manifestantes de mantener la resistencia en Kiev.
La propuesta presidencial fue divulgada por la ministra de Justicia, Yelena Lúkash, que estuvo también en las conversaciones. Yanukóvich ha mostrado asimismo disposición a debatir una nueva Constitución que restablezca el sistema presidencial-parlamentario (actualmente el sistema es presidencial), un debate público con Klichkó, que este habría aceptado, y la liberación de todos los detenidos y a retocar las leyes aprobadas el pasado 16 de enero que restringen el derecho de manifestación. Sin embargo, para la puesta en marcha de todas estas “concesiones”, Yanukóvich exige a los líderes de la oposición que organicen la retirada de los manifestantes de las inmediaciones de la sede del Gobierno y de las calles de Kiev y también el desalojo de los edificios ocupados en provincias.
La experiencia invita a la cautela en relación a las propuestas del presidente, no solo por la gran capacidad de este para imponerse en los más retorcidos y bizantinos planes sino también porque Klichkó, Yatseniuk y Tiagnibok no controlan a los manifestantes que no les reconocen como líderes. La estrategia de Yanukóvich va dirigida a dividir a los líderes de la oposición parlamentaria de los sectores radicales. Quienes creen estar a un paso del triunfo de la “revolución” difícilmente aceptarán que los líderes parlamentarios “cohabiten” con Yanukóvich. El dilema para Yatseniuk y Klichkó era complicado, porque, si aceptaban, podrían comprometer su reputación y “quemarse” para futuras elecciones, y , si no aceptaban, podrían ser acusados de torpedear la resolución pacífica del conflicto.
Hay que tener en cuenta que Yatseniuk representa el partido “Patria”, cuya jefa, Yulia Timoshenko, cumple una pena de siete años de prisión que es ampliamente considerada como ·”política” e inspirada por Yanukóvich. “El presidente está convencido de que el trabajo conjunto con la oposición ayudará al estado a unir y realizar las necesarias reformas para el Estado y la sociedad”, señaló Lúkash.
Por otra parte, el ministro del Interior, Vitali Zajárchenko, anunció que los dos policías supuestamente retenidos y mantenidos en la casa de los sindicatos habían sido liberados gracias a manifestantes moderados y embajadores extranjeros. El ministro había dicho antes que tres policías habían sido atacados por manifestantes y dos de ellos, secuestrados. Estas acusaciones fueron consideradas como una “provocación” por los responsables de la defensa del Euromaidán. Zajárchenko exhortó a los manifestantes moderados a abandonar las concentraciones en el centro de la ciudad. “A los que se queden en el Maidán [plaza] y en los edificios ocupados los consideramos grupos extremistas. En caso de que se haya peligro y los radicales pasen a la acción nos veremos obligados a usar la fuerza”, afirmó.
Antes, el alto funcionario acusó a los radicales de acumular armas y advirtió que los acontecimientos en Kiev tienen “un carácter extremista en el más alto grado”. El ministro calificó de “vanos” los “intentos” de resolver el conflicto sin recurrir a la fuerza. Las afirmaciones de los representantes de la autoridad son contradictorias, pues por una parte consideran que los líderes de la oposición no están en disposición de controlar las manifestaciones y por otra les exigen que las controlen.
Pilar Bonet
Kiev, El País
Mientras la oposición ucrania seguía ampliando el espacio bajo su control en provincias y en Kiev, el presidente Víctor Yanukóvichrealizó una jugada por sorpresa y ofreció los puestos de primer ministro y viceprimer ministro responsable de cuestiones humanitarias a Arseni Yatseniuk y Vitali Klichkó, respectivamente. Ambos rechazaron la propuesta al dirigirse por la noche a los manifestantes en la plaza de la Independencia de Kiev. "A nuestro propuesta de derogar las leyes dictatoriales, Yanukóvich respondió con la propuesta de introducir modificaciones. Mantendremos nuestras posiciones en el Maidán y en las regiones", proclamó Klichkó, el líder del partido UDAR (Golpe). "Estamos dispuestos a asumir esta responsabilidad [de gobierno] y llevar al país a la Unión Europea", dijo a su vez Yatseniuk.
Poco después de estas declaraciones, los manifestantes asaltaron el edificio de la Casa Ucraniana en el centro de la capital, donde se encuentran resguardados los efectivos antidisturbios. Cerca de las once de la noche los opositores rompieron los ventanales del edificio y comenzaron a lanzar cócteles molótov y cohetes en su interior, lo que provocó varios incendios, que fueron sofocados con extintores por los efectivos de Berkut (destacamentos especial antidisturbios), informa Efe.
En el interior del edificio se puede ver cómo estallan los fuegos de artificio que echan los manifestantes a través de los cristales rotos, mientras los policías responden con bombas aturdidoras y gases lacrimógenos.
No obstante, los manifestantes, en su mayoría jóvenes, no se arredran y, pese a las bajas temperaturas que rondan los 15 a 20 grados bajo cero, se concentraban cada vez en mayor número en las puertas del inmueble. Los opositores decidieron asaltar el edificio, un centro cultural y de exposiciones que antiguamente albergaba el Museo Lenin, después de ver en la televisión cómo los Berkut se resguardaban en su interior.
Yatseniuk y Klichkó son dos de los tres jefes de la oposición parlamentaria (el tercero es el nacionalista Oleg Tiagnibok). Todos ellos se reunieron este sábado con el presidente (por tercera vez en esta semana) con la intención de superar la crisis, que sigue ahondándose con la toma de edificios administrativos en provincias y la firme decisión de los manifestantes de mantener la resistencia en Kiev.
La propuesta presidencial fue divulgada por la ministra de Justicia, Yelena Lúkash, que estuvo también en las conversaciones. Yanukóvich ha mostrado asimismo disposición a debatir una nueva Constitución que restablezca el sistema presidencial-parlamentario (actualmente el sistema es presidencial), un debate público con Klichkó, que este habría aceptado, y la liberación de todos los detenidos y a retocar las leyes aprobadas el pasado 16 de enero que restringen el derecho de manifestación. Sin embargo, para la puesta en marcha de todas estas “concesiones”, Yanukóvich exige a los líderes de la oposición que organicen la retirada de los manifestantes de las inmediaciones de la sede del Gobierno y de las calles de Kiev y también el desalojo de los edificios ocupados en provincias.
La experiencia invita a la cautela en relación a las propuestas del presidente, no solo por la gran capacidad de este para imponerse en los más retorcidos y bizantinos planes sino también porque Klichkó, Yatseniuk y Tiagnibok no controlan a los manifestantes que no les reconocen como líderes. La estrategia de Yanukóvich va dirigida a dividir a los líderes de la oposición parlamentaria de los sectores radicales. Quienes creen estar a un paso del triunfo de la “revolución” difícilmente aceptarán que los líderes parlamentarios “cohabiten” con Yanukóvich. El dilema para Yatseniuk y Klichkó era complicado, porque, si aceptaban, podrían comprometer su reputación y “quemarse” para futuras elecciones, y , si no aceptaban, podrían ser acusados de torpedear la resolución pacífica del conflicto.
Hay que tener en cuenta que Yatseniuk representa el partido “Patria”, cuya jefa, Yulia Timoshenko, cumple una pena de siete años de prisión que es ampliamente considerada como ·”política” e inspirada por Yanukóvich. “El presidente está convencido de que el trabajo conjunto con la oposición ayudará al estado a unir y realizar las necesarias reformas para el Estado y la sociedad”, señaló Lúkash.
Por otra parte, el ministro del Interior, Vitali Zajárchenko, anunció que los dos policías supuestamente retenidos y mantenidos en la casa de los sindicatos habían sido liberados gracias a manifestantes moderados y embajadores extranjeros. El ministro había dicho antes que tres policías habían sido atacados por manifestantes y dos de ellos, secuestrados. Estas acusaciones fueron consideradas como una “provocación” por los responsables de la defensa del Euromaidán. Zajárchenko exhortó a los manifestantes moderados a abandonar las concentraciones en el centro de la ciudad. “A los que se queden en el Maidán [plaza] y en los edificios ocupados los consideramos grupos extremistas. En caso de que se haya peligro y los radicales pasen a la acción nos veremos obligados a usar la fuerza”, afirmó.
Antes, el alto funcionario acusó a los radicales de acumular armas y advirtió que los acontecimientos en Kiev tienen “un carácter extremista en el más alto grado”. El ministro calificó de “vanos” los “intentos” de resolver el conflicto sin recurrir a la fuerza. Las afirmaciones de los representantes de la autoridad son contradictorias, pues por una parte consideran que los líderes de la oposición no están en disposición de controlar las manifestaciones y por otra les exigen que las controlen.