Francisco se convierte en el cuarto papa que viaja a Tierra Santa

Vaticano, EFE
El papa Francisco, que anunció hoy su viaje a Tierra Santa del 24 al 26 de mayo próximo, será el cuarto pontífice en visitar ese simbólico territorio, tras Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI.
Pablo VI (1963-1978) peregrinó a la tierra de Jesús de Nazaret, del 4 al 6 de enero de 1964, en el primer viaje de un Papa por el mundo, tres años antes de la Guerra de los Seis Días y cuando el Vaticano no reconocía al Estado de Israel.


En aquellos días, la Ciudad Vieja de Jerusalén, en el Este, era parte del reino de Jordania, que Israel ocupó tras la guerra de los Seis Días, en 1967, junto con otros territorios árabes.

En su primera peregrinación a Tierra Santa, el Papa, que no pasó ni una noche en territorio israelí, inició el viaje en Jordania, celebró una misa en Nazaret y visitó los santuarios cristianos en Cafarnaún y Tabgha, en el lago Tiberiades.

Caminó a pie por las estrechas calles de la Vía Dolorosa y el Monte de los Olivos, también en Jerusalén, se reunió con el patriarca ortodoxo Atenágoras I de Constantinopla, en un signo de impulso a la idea ecuménica de unidad de los cristianos, nacida en 1962 a la luz del Concilio Vaticano II.

En una situación bien distinta, con las implicaciones políticas del conflicto árabe-israelí de fondo, viajó Juan Pablo II (1978-2005) a Tierra Santa los días 20 al 26 de marzo de 2000.

El Vaticano ya había firmado, en 1993, el Acuerdo Fundamental por el que la Santa Sede reconocía plenamente al Estado de Israel y se establecían relaciones diplomáticas plenas desde el 1 de junio de 1994.

En febrero de 2000, a un mes del inicio del viaje apostólico, el Vaticano y la Autoridad Nacional Palestina (ANP) firmaron, con un Israel receloso, una “declaración de principios” sobre la situación en Oriente Medio, considerada como “un acuerdo bilateral sin precedentes entre el Vaticano y el mundo árabe islámico”.

Juan Pablo II viajó a Tierra Santa, en una peregrinación que también inició en Jordania. Veintiún años después de ser elegido Pontífice y en el aniversario del nacimiento de Jesús, el Obispo de Roma pisó Tierra Santa y pasó cinco noches en territorio israelí.

Celebró misa en la ciudad palestina de Belén, visitó la basílica de la Anunciación en Nazaret, el Cenáculo y el Santo Sepulcro en Jerusalén y el Monte de las Beatitudes en Galilea.

En Israel colocó una petición en el Muro de las Lamentaciones, como acostumbran a hacer los judíos, y en una ceremonia histórica entonó el “mea culpa” por los pecados de la Iglesia en el Museo del Holocausto, el memorial “Yad Vashem”, que guarda la memoria de los seis millones de judíos exterminados por la Alemania nazi.

Juan Pablo II, que en 1986 había reconocido “los derechos nacionales” del pueblo palestino, ratificó en Cisjordania, en el campo de refugiados de Deheishe, el respaldo de la Santa Sede a su derecho a “una patria”.

El tercer papa que viajó a Tierra Santa fue Benedicto XVI (2005-2013). Entre el 8 y el 15 de mayo de 2009, visitó Jordania, Israel y los territorios palestinos.

El viaje se realizó en medio de los roces surgidos con Israel por la presencia del Vaticano en la Conferencia Contra el Racismo en Ginebra (Suiza), en la que había participado el entonces presidente iraní, Mahmuoud Ahmadineyad, que niega Holocausto.

Además, Israel había seguido con inquietud la decisión del Papa de revocar la excomunión al obispo integrista británico Richard Williamson, que también niega el exterminio nazi de los judíos.

Benedicto XVI, que se había referido al Holocausto como “un crimen contra Dios y contra la Humanidad”, fue el segundo Pontífice que entró en una sinagoga, tras Juan Pablo II, y el primer papa alemán que lo hizo en el país del Holocausto.

Como sus predecesores, Benedicto XVI inició en Jordania la peregrinación apostólica en Israel y a los territorios palestinos.

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