El presidente del Gobierno cree que Mas “tiene perdida la batalla internacional”

Sánchez-Camacho pide a Rajoy que no se vuelva a reunir en secreto con Artur Mas

Carlos E. Cué
Madrid, El País
Mariano Rajoy y Alicia Sánchez-Camacho, la presidenta del PP catalán, dejaron ayer muy clara en el Comité Ejecutivo la enorme tensión que se vive entre el Ejecutivo y la Generalitat. El presidente, que ante la cúpula de su partido insistió en que él no va a autorizar bajo ningún concepto la consulta que plantea Artur Mas y no permitirá que se celebre, llegó casi a mofarse de su rival.


Rajoy aseguró tajante que Mas “tiene la batalla internacional perdida”. Y llegó más lejos. Dijo que algunas de las cosas que está haciendo, en especial el envío de cartas a los presidentes y primeros ministros europeos, “le pueden llevar a hacer el ridículo”.

Rajoy se mostró así en todo momento muy tranquilo, convencido de que la estrategia de Mas está condenada al fracaso. En cualquier caso sí dijo que su partido va a aumentar la presencia en Cataluña. Esto implica que los ministros —ayer estaba en Barcelona el de Exteriores, José Manuel García Margallo— y dirigentes clave del PP acudirán mucho a Cataluña. El propio Rajoy irá a finales de mes, el 25, para clausurar una convención política del PP catalán en la que también estará María Dolores de Cospedal, secretaria general del PP. Será la primera intervención en Cataluña del presidente desde que Mas anunció oficialmente la fecha de la consulta y la pregunta.

El presidente también rechazó la solución que plantean el PSOE y el PSC, esto es, una reforma constitucional. Pidió a los suyos que se alejen de las “ocurrencias planteadas por algunos para resolver problemas internos”, en clara referencia a Rubalcaba. Y descartó la reforma constitucional. “No se pueden plantear cambios en la Constitución sin saber para qué y sin saber si existe consenso”, explicó.

Si Rajoy dejó muy clara la enorme distancia que le separa de Mas, aún más dura fue Sánchez-Camacho. También habló del “ridículo” internacional de Mas pero sobre todo planteó al presidente una exigencia que para algunos sonó a reproche: que si se vuelve a reunir con Mas, lo haga “con luz y taquígrafos” y no en secreto en como la última cita. Rajoy se lo garantizó.

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