Courtois y Costa conquistan San Mamés y se citan con el Madrid
San Mamés, la Copa, el diluvio, un Athletic valiente, un pilar caído (Filipe), una situación crítica... Todo lo que rodeó la victoria del Atleti en Bilbao la engrandece. Lo que más, el rival. Porque le puso el equipo de Valverde contra las cuerdas justo antes del descanso, ya con el 1-0, y los visitantes con temblor de piernas. Todos menos uno, el de siempre: Courtois. Con tres paradas magníficas antes del descanso permitió a Simeone despertar a tiempo a los suyos en el vestuario. Cambió el panorama, remontó el Atleti y habrá revancha de la final de Copa en semifinales. Si alguien vuelve a pintar de víctima a los rojiblancos, es que no estaba prestando atención.
El partido no quiso engañar a nadie y comenzó como acabó: precioso. A los 30 segundos, Diego Costa se plantó solo y con todo el tiempo del mundo ante Iago Herrerín. Una vez allí se decidió por un recurso del que quizás abuse, tirar rasa y ajustado al palo más alejado (en el Bernabéu saben bien de qué les hablo), y el portero local le adivinó las intenciones.
La ocasión fue un espejismo, porque el Atleti se replegó descaradamente esperando que solucionara un fogonazo de sus atacantes. Pero con Arda en casa, Koke de mediocentro, Villa en el banquillo, Raúl García de nueve, Costa de interior y Adrián y Cebolla deambulando por allí, sus recursos eran limitados. No los del Athletic, que se sobrepuso al susto inicial con gallardía. Iturraspe marcaba el ritmo, Muniain se atrevía a todo y Aduriz cabeceaba cualquier cosa que le sobrevolaba. La lesión de Filipe a los 12 minutos desconcertó al Atleti, donde Miranda no daba abasto a apagar fuegos.
La presión del incorrupto San Mamés, donde nadie había ganado, se fue cerrando sobre el cuello del Atleti, cada vez más encogido. Testarazo de Aduriz a córner, disparo de Muniain a las manos de Courtois, Mikel Rico rozando el palo... El gol llegó en el 41’ en un centro de Balenziaga al que Courtois no se decidió a salir y Aduriz se comió a Godín para cabecear a la red.
Estalló la grada y el Athletic se vio capaz de volar. Pero el que lo hizo fue Courtois con tres paradas en un suspiro a Iraola, Aduriz (está para enmarcar) y Rico. El Atleti llegó vivo al descanso y Simeone ajustó. Diego Costa en punta, vuelta al 4-4-2 y dos pasos al frente. Mano de santo. Costa, al que San Mamés pitó hasta cuando devolvió un bote neutral, se agigantó y convirtió a Herrerín en héroe momentáneo con un cabezazo asesino abajo que dejó otra parada enorme.
Pero el que no falla es Raúl García. En la misma acción remató dos veces con el mismo gesto y desde el mismo sitio. Pegó bien al balón en la primera y lo paró Herrerín. Golpeó en semifalló la segunda y marcó su decimotercer gol del curso. Las cosas del fútbol. Fue una puñalada para el Athletic, que jamás se rindió, pero dio la sensación de dejar de creer.
Courtois aún le sacaría dos a Herrera, pero la puntilla la dio Diego Costa en una contra habilitada por una acción esperpéntica de San José. Dónde iba el central es un misterio más irresoluble que la bala de goma de JFK. Esta vez, Costa cambió de recurso, regateó al portero y rompió su sequía de 2014. Cayó San Mamés, pasó el Atleti, espera el Madrid y la leyenda crece. El mérito de este equipo es descomunal.