80% de adultos mayores tiene trabajo informal y precario
La Paz, Erbol
La responsable nacional del proyecto Adulto Mayor de Cáritas Boliviana, Elizabeth Calizaya, informó que cerca del 80 por ciento de las personas de 60 a 75 años de edad garantizan su manutención mediante trabajos informales y la gran mayoría precarios como la venta de productos agrícolas en el área rural y la actividad del comercio en las urbes del país.
“En el tema laboral casi me atrevo a decir que el 80 por ciento de los adultos mayores se dedica al mercado informal, porque los otros están jubilados; entonces los comprendidos entre los 60 a 75 años siguen trabajando todavía”, señaló Elizabeth a Erbol.
Explicó que algunos ancianos si bien trabajan en la confección de artesanías, u otro tipo de producción, participan en el mercado de manera informal.
“Si han trabajado en una empresa van tener jubilación y van a descansar, pero por ejemplo en el área rural ellos se dedican a la chacra, a vender su papa, su chuño pero igual en el mercado informal, porque no hay un lugar donde ellos puedan llevar sus productos y asegurarse. En las mismas áreas periurbanos los adultos mayores venden refrescos, otros dulces, la mayoría si tienen que sostenerse se dedican a eso, a vender”, apuntó.
Esta situación de evidencia sólo recorrer algunas calles de la ciudad de La Paz. Personas mayores de 60 años apostadas en algunas esquinas y graderías comerciando chocolates, galletas, goma de mascar, refrescos, sándwich, entre otros productos.
De acuerdo a los datos del Censo de Población y Vivienda 2012, el 8,9 por ciento de la población (924.702 personas) es adulta mayor, de los cuales el 52 por ciento (480.845 personas) de esta población se encuentra en situación de pobreza moderada. Sólo el 22 por ciento (184.940 personas) goza de una pensión de jubilación.
Sólo el 26 por ciento de los adultos mayores independientes, que son casi ocho de cada 10 adultos mayores, genera ingresos suficientes para cubrir todos sus gastos de subsistencia y aportar a otros gastos de familia.
Frente a esta situación, “la Renta Dignidad significa una gran ayuda para los adultos mayores”, destacó Calizaya. Precisó que el 91 por ciento de las personas mayores de 60 años se benefician con el bono, a excepción de un 9 por ciento porque no cuenta con cédula de identidad.
De acuerdo a los datos del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla), más de la mitad de los hombres y un tercio de las mujeres mayores permanecen ocupados o siguen buscando activamente una ocupación.
“Esta situación se explica por la baja cobertura y calidad del sistema de seguridad social, donde sólo uno de cada cuatro adultos mayores tiene acceso a una pensión jubilatoria”, indica el Cedla.
A esto se suma la permanencia en un empleo anterior, a la espera de mejores condiciones para jubilarse, y la posibilidad de ocuparse por cuenta propia con escasos recursos complementarios al trabajo.
Los trabajos que realizan los adultos mayores, a medida que envejecen, se concentran en actividades terciarias como el comercio y los servicios más precarios.
En ese sentido, agrega, pierde importancia el empleo calificado, excepto por un grupo reducido que permanece ocupado.
“Esto indica la manera en que la sociedad desecha los conocimientos, habilidades y experiencia acumulada por los mayores durante su vida laboral”, señala la institución.
“La vejez es una categoría social que se desvaloriza en el mercado laboral; se considera que la fuerza de trabajo de los adultos mayores es menos rentable para el capital”, advierte.
La responsable nacional del proyecto Adulto Mayor de Cáritas Boliviana, Elizabeth Calizaya, informó que cerca del 80 por ciento de las personas de 60 a 75 años de edad garantizan su manutención mediante trabajos informales y la gran mayoría precarios como la venta de productos agrícolas en el área rural y la actividad del comercio en las urbes del país.
“En el tema laboral casi me atrevo a decir que el 80 por ciento de los adultos mayores se dedica al mercado informal, porque los otros están jubilados; entonces los comprendidos entre los 60 a 75 años siguen trabajando todavía”, señaló Elizabeth a Erbol.
Explicó que algunos ancianos si bien trabajan en la confección de artesanías, u otro tipo de producción, participan en el mercado de manera informal.
“Si han trabajado en una empresa van tener jubilación y van a descansar, pero por ejemplo en el área rural ellos se dedican a la chacra, a vender su papa, su chuño pero igual en el mercado informal, porque no hay un lugar donde ellos puedan llevar sus productos y asegurarse. En las mismas áreas periurbanos los adultos mayores venden refrescos, otros dulces, la mayoría si tienen que sostenerse se dedican a eso, a vender”, apuntó.
Esta situación de evidencia sólo recorrer algunas calles de la ciudad de La Paz. Personas mayores de 60 años apostadas en algunas esquinas y graderías comerciando chocolates, galletas, goma de mascar, refrescos, sándwich, entre otros productos.
De acuerdo a los datos del Censo de Población y Vivienda 2012, el 8,9 por ciento de la población (924.702 personas) es adulta mayor, de los cuales el 52 por ciento (480.845 personas) de esta población se encuentra en situación de pobreza moderada. Sólo el 22 por ciento (184.940 personas) goza de una pensión de jubilación.
Sólo el 26 por ciento de los adultos mayores independientes, que son casi ocho de cada 10 adultos mayores, genera ingresos suficientes para cubrir todos sus gastos de subsistencia y aportar a otros gastos de familia.
Frente a esta situación, “la Renta Dignidad significa una gran ayuda para los adultos mayores”, destacó Calizaya. Precisó que el 91 por ciento de las personas mayores de 60 años se benefician con el bono, a excepción de un 9 por ciento porque no cuenta con cédula de identidad.
De acuerdo a los datos del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla), más de la mitad de los hombres y un tercio de las mujeres mayores permanecen ocupados o siguen buscando activamente una ocupación.
“Esta situación se explica por la baja cobertura y calidad del sistema de seguridad social, donde sólo uno de cada cuatro adultos mayores tiene acceso a una pensión jubilatoria”, indica el Cedla.
A esto se suma la permanencia en un empleo anterior, a la espera de mejores condiciones para jubilarse, y la posibilidad de ocuparse por cuenta propia con escasos recursos complementarios al trabajo.
Los trabajos que realizan los adultos mayores, a medida que envejecen, se concentran en actividades terciarias como el comercio y los servicios más precarios.
En ese sentido, agrega, pierde importancia el empleo calificado, excepto por un grupo reducido que permanece ocupado.
“Esto indica la manera en que la sociedad desecha los conocimientos, habilidades y experiencia acumulada por los mayores durante su vida laboral”, señala la institución.
“La vejez es una categoría social que se desvaloriza en el mercado laboral; se considera que la fuerza de trabajo de los adultos mayores es menos rentable para el capital”, advierte.