Tres muertos y cerca de 300 arrestados en enfrentamientos en Egipto
Las personas arrestadas durante las últimas horas son las primeras a las que se aplicará la legislación antiterrorista
Ricard González
El Cairo, El País
La designación de los Hermanos Musulmanes como "grupo terrorista" el pasado miércoles por parte del gobierno egipcio no ha intimidado a los seguidores del histórico movimiento islamista, que padece una intensa campaña de represión desde que uno de sus líderes, Mohamed Morsi, fue desalojado de la presidencia a través de un golpe de Estado. Una nueva ola de disturbios callejeros enfrentó a simpatizantes islamistas y fuerzas del orden en varias partes del país árabe y se saldó al menos con tres víctimas mortales y cerca de 300 personas arrestadas. Los altercados se iniciaron después de la tradicional oración de los viernes, cuando miles de partidarios de Morsi organizaron manifestaciones de protesta contra un gobieno al que consideran ilegítimo, y para solicitar el boicot al referéndum constitucional de mediados de enero. Las fuerzas de seguridad utilizaron gases lacrimógenos y pelotas de goma para dispersar a los manifestantes, que respondieron lanzando piedras y cócteles Molotov. Las refriegas más violentas tuvieron lugar en las provincias de Damietta, Minia, y en los alrededores de la Universidad de Al Azhar, en El Cairo, donde el día anterior murió un estudiante de la Hermandad en choques con partidarios del Ejército.
Las personas arrestadas durante las últimas horas son las primeras a las que se aplicará la legislación antiterrorista, que prevé penas de hasta cinco años de cárcel para toda persona que participe en una manifestación de los Hermanos Musulmanes, según informó el ministerio del Interior. Desde el golpe del verano, se calcula que han perdido la vida cerca de 1.200 simpatizantes islamistas, y más de 3.000 se encuentran arrestados, entre ellos la cúpula de la cofradía.
"La designación de la Hermandad como grupo terrorista no tiene ningún valor, ya que proviene de un gobierno ilegítimo que llegó al poder a través de un golpe", declaró a El PAIS un portavoz del Partido de la Libertad y la Justicia, el brazo político de la cofradía. "No va cambiar nada sobre el terreno. Vamos a continuar con nuestras manifestaciones y protestas como hemos desde julio", añadió.
El ministro de Defensa, Abdelfattá al Sissi, considerado el verdadero hombre fuerte del gobierno, lanzó un mensaje a la sociedad egipcia en una ceremonia militar. "Si queréis libertad y estabilidad, lo cual no se consigue fácilmente, tenéis que confiar en Dios, vuestro Ejército, y vuestra policía", dijo el general, que instó a la población a no tener miedo porque las Fuerzas Armadas "eliminarán a los terroristas".
Según han informado fuentes gubernamentales a la prensa local, el gabinete instará a otros países a cooperar en la lucha contra las organizaciones "terroristas", como la Hermandad. Sin embargo, es poco probable que reciba la ayuda de los países occidentales. Jen Psaki, portavoz del Departamento de Estado, expresó que la nuevas medidas contra la cofradía han generado "preocupación". "Es necesario un proceso político inclusivo que abarque todo el espectro político y respete los derechos humanos de todos los egipcios para conseguir la estabilidad política y el cambio democrático", añadió Psaki.
Casi tres años después de la caída del dictador Hosni Mubarak, Egipto es un país profundamente polarizado e inmerso en una crisis política sin visos de resolución. La campaña de represión de las autoridades y los atentados terroristas, como que causó el martes la muerte a 16 personas en la ciudad de Mansura, han incrementado la tensión durante los últimos días. Aunque la organización yihadista Ansar Bayt el-Maqdis reivindicó el brutal atentado, el gabinete y los medios han preferido atribuir su autoría a los Hermanos Musulmanes.
Ricard González
El Cairo, El País
La designación de los Hermanos Musulmanes como "grupo terrorista" el pasado miércoles por parte del gobierno egipcio no ha intimidado a los seguidores del histórico movimiento islamista, que padece una intensa campaña de represión desde que uno de sus líderes, Mohamed Morsi, fue desalojado de la presidencia a través de un golpe de Estado. Una nueva ola de disturbios callejeros enfrentó a simpatizantes islamistas y fuerzas del orden en varias partes del país árabe y se saldó al menos con tres víctimas mortales y cerca de 300 personas arrestadas. Los altercados se iniciaron después de la tradicional oración de los viernes, cuando miles de partidarios de Morsi organizaron manifestaciones de protesta contra un gobieno al que consideran ilegítimo, y para solicitar el boicot al referéndum constitucional de mediados de enero. Las fuerzas de seguridad utilizaron gases lacrimógenos y pelotas de goma para dispersar a los manifestantes, que respondieron lanzando piedras y cócteles Molotov. Las refriegas más violentas tuvieron lugar en las provincias de Damietta, Minia, y en los alrededores de la Universidad de Al Azhar, en El Cairo, donde el día anterior murió un estudiante de la Hermandad en choques con partidarios del Ejército.
Las personas arrestadas durante las últimas horas son las primeras a las que se aplicará la legislación antiterrorista, que prevé penas de hasta cinco años de cárcel para toda persona que participe en una manifestación de los Hermanos Musulmanes, según informó el ministerio del Interior. Desde el golpe del verano, se calcula que han perdido la vida cerca de 1.200 simpatizantes islamistas, y más de 3.000 se encuentran arrestados, entre ellos la cúpula de la cofradía.
"La designación de la Hermandad como grupo terrorista no tiene ningún valor, ya que proviene de un gobierno ilegítimo que llegó al poder a través de un golpe", declaró a El PAIS un portavoz del Partido de la Libertad y la Justicia, el brazo político de la cofradía. "No va cambiar nada sobre el terreno. Vamos a continuar con nuestras manifestaciones y protestas como hemos desde julio", añadió.
El ministro de Defensa, Abdelfattá al Sissi, considerado el verdadero hombre fuerte del gobierno, lanzó un mensaje a la sociedad egipcia en una ceremonia militar. "Si queréis libertad y estabilidad, lo cual no se consigue fácilmente, tenéis que confiar en Dios, vuestro Ejército, y vuestra policía", dijo el general, que instó a la población a no tener miedo porque las Fuerzas Armadas "eliminarán a los terroristas".
Según han informado fuentes gubernamentales a la prensa local, el gabinete instará a otros países a cooperar en la lucha contra las organizaciones "terroristas", como la Hermandad. Sin embargo, es poco probable que reciba la ayuda de los países occidentales. Jen Psaki, portavoz del Departamento de Estado, expresó que la nuevas medidas contra la cofradía han generado "preocupación". "Es necesario un proceso político inclusivo que abarque todo el espectro político y respete los derechos humanos de todos los egipcios para conseguir la estabilidad política y el cambio democrático", añadió Psaki.
Casi tres años después de la caída del dictador Hosni Mubarak, Egipto es un país profundamente polarizado e inmerso en una crisis política sin visos de resolución. La campaña de represión de las autoridades y los atentados terroristas, como que causó el martes la muerte a 16 personas en la ciudad de Mansura, han incrementado la tensión durante los últimos días. Aunque la organización yihadista Ansar Bayt el-Maqdis reivindicó el brutal atentado, el gabinete y los medios han preferido atribuir su autoría a los Hermanos Musulmanes.