Héctor y Alderweireld salvan la cara de un Atlético que sesteó

Madrid, As
Héctor: delantero centro, gran canario, 18 años, internacional Sub-19 y con ángel. Debutó con el Atlético en el minuto 77 y marcó el gol del empate en el 79’. No es un hecho aislado. Fichado de Las Palmas este verano tras un serio tira y afloja, su estreno con el filial rojiblanco fue aún mejor: marcó tres goles en ocho minutos tras saltar al campo en el 83’. También está brillando en la Champions juvenil y Simeone no le quita ojo. Ante el Sant Andreu, su entrada despertó a un Atleti en el que la mayoría de los suplentes demostraron que lo son por algo. Pocos rellenaron la solicitud para tener más minutos. Ninguno, quizás.


Quienes conocen a Héctor aseguran que tiene potencial de estrella si la madurez le acompaña. Tiene tiempo, aunque al Cholo no le gustaría nada que tras hacer el 1-1 ante un Segunda B en casa lo celebrase como si fuera una final y tuvieran que acudir sus compañeros a meterle prisa. Pecadillos de juventud que se perdonan si el objeto de su locura era dedicarle el gol a su difunto abuelo Ceferino, colchonero de pro. Algunos (muchos) a su edad hubiéramos hecho lo mismo sólo para que nos vieran las chicas. Se le perdona y se le sigue.

Hasta la aparición del juvenil, el Sant Andreu creyó en la heroicidad, ser el primer equipo en ganar esta temporada en el Manzanares. Se había adelantado al cuarto de hora en una coproducción entre Ibón, que lanzó una falta al palo; la barrera, que se abrió como si el balón tuviera pinchos; Aranzubía, que más que tirarse se derrumbó, y Carroza, que empujó el rechace a la red. El gol cambió la actitud del Sant Andreu: de turista asombrado a visita incómoda.

Durante la primera parte, el Atleti creó ocasiones casi sin querer. Cebolla falló un mano a mano tras una gran pared con Óliver; Insua sacó su zurda-cañón, pero tras tanto tiempo guardada le faltó precisión, y el juez de línea anuló un gol a Giménez por un fuera de juego que no era. Un penalti clarísimo de Morales a Adrián parecía acabar con la resistencia barcelonesa, pero el asturiano volvió a demostrar que la portería le parece una ratonera y lo tiró un metro alto. Aún fallaría otra ocasión clara antes del descanso, cuando convirtió un remate a bocajarro en un paradón de Morales. Su anunciado despertar era, en el mejor de los casos, un duermevela.

Entre bostezo y bostezo, los meritorios rojiblancos dejaron algunos detalles reseñables. Alderweireld volvió a exhibir su fabuloso pase largo, el debutante Carlos Ramos no desentonó Guilavogui se fue soltando y no se cortó a la hora de disparar desde fuera del área, Manquillo llegó con soltura y Óliver dejó los dos mejores detalles del día. Primero improvisó en un barullo en el área pisando la pelota y picándola con mucha clase para que un defensa despejase al larguero sobre la línea. En la segunda parte, encadenó un gran control orientado y un buen remate para que volviera a lucirse Morales. El chico tiene clase para regalar.

Y antes de que el Atleti salvara la cara in extremis, pudo lograr el Sant Andreu el segundo, pero Francis se vio tan cerca de ser el hombre más famoso del barrio que, con todo a favor, remató fuera. Entonces entró Héctor y su empate espoleó al resto. Finalmente, en el último minuto de la prolongación, el balón parado volvió a recompensar al Atleti; falta sacada por Gabi y cabezazo inapelable de Alderweireld. Conclusión: hasta en su peor día, el Atleti gana. Y de paso, la afición descubrió una nueva promesa a vigilar, Héctor. Visto el partidito de Adrián y Leo, no le pierdan la pista.

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