El exagente del FBI desaparecido en Irán estaba en misión secreta por la CIA
Washington, EP
El exagente del FBI Robert Levinson, que fue secuestrado en 2007 en la isla iraní de Kish, se encontraba en el país en una misión secreta no autorizada por la CIA, según ha revelado el diario estadounidense 'The Washington post'.
Levinson fue dado por desaparecido en marzo de 2007 durante un viaje a Kish para investigar de forma privada el tráfico ilegal de cigarrillos, según se había hecho público hasta este momento. Cuatro años después del secuestro, su familia recibió varias imágenes en las que aparecía esposado.
Sin embargo, en base a las informaciones del diario estadounidense, el exagente viajó en un momento en que estaba discutiendo la renovación de su contrato con la CIA, organismo para el que trabajó durante varios años.
Tras su desaparición, tanto la CIA como el FBI garantizaron ante el Congreso que Levinson no tenía relación alguna con las agencias en ese momento y minimizaron sus lazos con él, al tiempo que destacaron que no estaba realizando ninguna misión durante su viaje.
Por contra, meses después del secuestro se filtraron varios correos electrónicos y otros documentos que sugerían que fue enviado a Irán por orden de varios analistas de la CIA que no tenían autoridad para llevar a cabo misiones en el extranjero.
Dichas revelaciones desencadenaron una investigación interna a gran escala que se saldó con la imposición de medidas disciplinarias contra diez empleados, entre ellos tres importantes analistas que fueron obligados a abandonar sus puestos.
Asimismo, la CIA modificó las normas que definen las relaciones entre los analistas y los contratistas, incluyendo académicos y otros expertos que no trabajan directamente para la agencia, dificultando así a los empleados mantener este tipo de relaciones.
Finalmente, concluyó que era responsable de Levinson durante su viaje a Irán y pagó a su mujer 2,5 millones de dólares (1,8 millones de euros), según han relatado fuentes de Inteligencia. Asimismo, entregó a la familia otros 120.000 dólares (unos 87.295 euros), el coste de la renovación de su contrato.
A finales de noviembre, la Casa Blanca ha pedido ayuda a Irán en sus intentos por localizar y liberar al exagente del FBI, ante las sospechas de Washington de que se encuentra retenido en el país. A pesar de que ha aparecido en varias fotografías y vídeos, el Gobierno iraní ha afirmado en varias ocasiones no conocer su paradero y no tener pruebas de su presencia en el país.
En las imágenes enviadas a su familia aparece con barba y vistiendo un mono de color naranja. Asimismo, mostraba cinco carteles en los que se podía leer 'Cuarto año... ¿No podéis o no queréis?', 'Este es el resultado de 30 años de servicios a EEUU', '¿Por qué no me ayudáis?', 'Estoy en Guantánamo, ¿sabéis dónde está?' y 'Ayudadme'.
En un vídeo de 54 segundos de duración enviado a la familia y publicado en diciembre de 2011 para intentar colaborar en la investigación, Levinson pide "ayuda para volver a casa". El teléfono utilizado para enviar las fotografías pertenecía a un afgano sin relación con el suceso, mientras que el vídeo fue enviado desde un locutorio de Pakistán.
El exagente del FBI Robert Levinson, que fue secuestrado en 2007 en la isla iraní de Kish, se encontraba en el país en una misión secreta no autorizada por la CIA, según ha revelado el diario estadounidense 'The Washington post'.
Levinson fue dado por desaparecido en marzo de 2007 durante un viaje a Kish para investigar de forma privada el tráfico ilegal de cigarrillos, según se había hecho público hasta este momento. Cuatro años después del secuestro, su familia recibió varias imágenes en las que aparecía esposado.
Sin embargo, en base a las informaciones del diario estadounidense, el exagente viajó en un momento en que estaba discutiendo la renovación de su contrato con la CIA, organismo para el que trabajó durante varios años.
Tras su desaparición, tanto la CIA como el FBI garantizaron ante el Congreso que Levinson no tenía relación alguna con las agencias en ese momento y minimizaron sus lazos con él, al tiempo que destacaron que no estaba realizando ninguna misión durante su viaje.
Por contra, meses después del secuestro se filtraron varios correos electrónicos y otros documentos que sugerían que fue enviado a Irán por orden de varios analistas de la CIA que no tenían autoridad para llevar a cabo misiones en el extranjero.
Dichas revelaciones desencadenaron una investigación interna a gran escala que se saldó con la imposición de medidas disciplinarias contra diez empleados, entre ellos tres importantes analistas que fueron obligados a abandonar sus puestos.
Asimismo, la CIA modificó las normas que definen las relaciones entre los analistas y los contratistas, incluyendo académicos y otros expertos que no trabajan directamente para la agencia, dificultando así a los empleados mantener este tipo de relaciones.
Finalmente, concluyó que era responsable de Levinson durante su viaje a Irán y pagó a su mujer 2,5 millones de dólares (1,8 millones de euros), según han relatado fuentes de Inteligencia. Asimismo, entregó a la familia otros 120.000 dólares (unos 87.295 euros), el coste de la renovación de su contrato.
A finales de noviembre, la Casa Blanca ha pedido ayuda a Irán en sus intentos por localizar y liberar al exagente del FBI, ante las sospechas de Washington de que se encuentra retenido en el país. A pesar de que ha aparecido en varias fotografías y vídeos, el Gobierno iraní ha afirmado en varias ocasiones no conocer su paradero y no tener pruebas de su presencia en el país.
En las imágenes enviadas a su familia aparece con barba y vistiendo un mono de color naranja. Asimismo, mostraba cinco carteles en los que se podía leer 'Cuarto año... ¿No podéis o no queréis?', 'Este es el resultado de 30 años de servicios a EEUU', '¿Por qué no me ayudáis?', 'Estoy en Guantánamo, ¿sabéis dónde está?' y 'Ayudadme'.
En un vídeo de 54 segundos de duración enviado a la familia y publicado en diciembre de 2011 para intentar colaborar en la investigación, Levinson pide "ayuda para volver a casa". El teléfono utilizado para enviar las fotografías pertenecía a un afgano sin relación con el suceso, mientras que el vídeo fue enviado desde un locutorio de Pakistán.