El Barcelona de Martino no puede engañar a San Mamés
San Mamés nunca toleró mascaradas. No importa que sea nuevo o viejo, que el busto de Pichichi esté en la tribuna o en el césped. A San Mamés no se le puede engañar. Y menos, si eres un equipo que navega a la deriva como es el Barcelona. San Mamés condena a los mediocres y enaltece a los bravos. En San Mamés, sea nuevo o viejo, te desnudan y no valen excusas.
Esta noche, el Barcelona fue incapaz de pasar la prueba de San Mamés. Los de Martino confirmaron lo que se sospechaba hace tiempo, pero que venían maquillando más mal que bien. Ante un Athletic de siempre, en el campo de siempre (aunque fuera nuevo y le faltara un fondo) resultaron ser una caricatura de equipo. Llegaron siendo un grupo que había prometido una reacción y se fueron del campo chutando una vez entre los tres palos. El Athletic, en cambio, fue bravo, presionó, corrió y se dejó la vida para ganar tres puntos que le sitúan en puestos de Liga de Campeones. No hubo color.
Dijo Martino antes de viajar a Bilbao que el partido ante el Athletic Club marcaría el estado real del Barça. Pues, ha quedado claro que el señor Tata tiene un problema gordísimo entre manos. Exceptuando 20 minutos mal contados del primer tiempo en los que el Barça jugó a algo reconocible, el conjunto catalán ofreció una imagen de años oscuros que viene a desnudar cualquier excusa. Sin presión, sin intensidad defensiva, sin continuidad en el juego, sin posesiones, sin mala leche y sin crear peligro, los barcelonistas ofrecieron de nuevo una actuación paupérrima tanto a nivel colectivo como individual.
El Athletic, en cambio, siempre supo reponerse a los malos momentos. Dio la sensación de que Valverde siempre tuvo el partido donde quiso. Y en los momentos en los que no lo tuvo, volvió a reconquistarlo en cuestión de minutos. Así, continuamente hasta que a partir del gol de Muniain ya no hubo vuelta de hoja. El Barça, incluso puede dar gracias de no haber salido más castigado de San Mamés.
Dos datos ejemplifican el caos en el que vive el Barça. Uno es que en un partido que se tiene que remontar, los dos primeros jugadores que se vayan al banquillo sean Xavi e Iniesta. Sintomático. El otro es que en un partido en el que al Barça no le valía nada más que ganar, únicamente se creara una ocasión de gol…en el minuto 11.
Martino dijo que las bajas no servirían como excusa, así que nadie debería echar de menos a Messi ni a Valdés. Lo que sorprende es que Bartra, que no estaba de baja, no tuviera ni un minuto en una clara señal de que el técnico argentino confió su partido más difícil a las llamadas ‘vacas sagradas’ del vestuario y que estas le fallaron clamorosamente con la excepción de Busquets. La decadencia de sus compañeros de línea deja al descubierto la importancia del de Badia.
Mientras Busquets dio orden al equipo y pudo asociarse con Iniesta, el Barça tuvo algo que decir en el partido. En el momento en que Iniesta despareció en el país de los ‘Xavis perdidos’, el Barça quedó a merced de las tropelías de Adriano, Montoya o Mascherano y de la inoperancia de Alexis y Fàbregas. Todos ellos espantosos esta noche.
Era cuestión de tiempo que el Barça perdiera un balón peligroso en fase de construcción y que el Athletic lo aprovechara. Pasó en el 70. Hubo un tiempo no muy lejano en el que marcarle al Barça a falta de 20 minutos para el final era firmar una sentencia de muerte. Hoy no fue así. A San Mamés no le engaña ni el Tata.