Bruselas cree ilegal el proyecto británico de limitar la entrada de inmigrantes
La propuesta atenta contra uno de los principios de la Unión Europea, la libertad de movimientos de sus ciudadanos
Luis Doncel
Bruselas, El País
Era un clamor –y hasta cierto punto una evidencia- que los planes británicos para limitar la entrada de inmigrantes europeos en su territorio despiertan sarpullidos en Bruselas. Pero la Comisión Europea dice ahora en público lo que muchos rumoreaban en los pasillos. "Imponer límites a la entrada de trabajadores europeos en Reino Unido, si finalmente se lleva a cabo, sería ilegal bajo los tratados actuales", señaló ayer en un encuentro con prensa extranjera al que asistió EL PAÍS el comisario de Empleo y Asuntos Sociales, László Andor.
El Sunday Times publicó el pasado domingo un borrador en el que se incluía la propuesta de establecer un límite de 75.000 trabajadores que podrían entrar en Reino Unido del resto de la UE. Lla ministra del Interior, Theresa May, confirmó el lunes que se estaba planteando una iniciativa parecida, quizás no "ahora", pero sí como parte de la modificación en las normas de movimientos de personas dentro de la UE.
La iniciativa de la ministra, representante del sector más duro dentro de la coalición tory-liberal, ha levantado también críticas entre sus compañeros de Gobierno. El vice primer ministro, el liberal Nick Clegg, acusó a May de proponer ideas "ilegales e irrealizables". La propuesta de la ministra atenta contra uno de los principios de la UE: la libertad de movimientos de sus ciudadanos. "Por qué no podemos imponer cupos si la inmigración europea alcanza ciertos niveles"", preguntó la británica a los otros ministros de Interior presentes en una reunión en Bruselas hace dos semanas.
La Comisión considera que esta iniciativa no es solo ilegal. Además es irrealizable. Y, aun suponiendo que pudiera hacerse desde el punto de vista legal y técnico, tampoco sería deseable económicamente. Andor considera que la "sobrereacción histérica" de Londres ante el problema migratorio sería una pésima decisión para sus propios intereses. "Reino Unido se beneficia de la inmigración más que el resto de la mayoría de socios de la UE", explicó el comisario europeo.
En un artículo publicado en el Financial Times a finales de noviembre, el primer ministro británico, el conservador David Cameron, aseguraba que Europa ha de hacer reformas para "obtener de nuevo la confianza de sus ciudadanos". Cameron sugirió fórmulas como imponer restricciones al movimiento hasta que el PIB per capita de un determinado país alcance un determinado porcentaje de la media europea o permitir a los Estados miembros a establecer ciertos límites anuales en el número de entradas. También proponía aplazar las conversaciones de nuevas adhesiones de países de los Balcanes. La reacción del Gobierno británico se explica en parte por el creciente apoyo electoral del populista y eurófobo UKIP.
Luis Doncel
Bruselas, El País
Era un clamor –y hasta cierto punto una evidencia- que los planes británicos para limitar la entrada de inmigrantes europeos en su territorio despiertan sarpullidos en Bruselas. Pero la Comisión Europea dice ahora en público lo que muchos rumoreaban en los pasillos. "Imponer límites a la entrada de trabajadores europeos en Reino Unido, si finalmente se lleva a cabo, sería ilegal bajo los tratados actuales", señaló ayer en un encuentro con prensa extranjera al que asistió EL PAÍS el comisario de Empleo y Asuntos Sociales, László Andor.
El Sunday Times publicó el pasado domingo un borrador en el que se incluía la propuesta de establecer un límite de 75.000 trabajadores que podrían entrar en Reino Unido del resto de la UE. Lla ministra del Interior, Theresa May, confirmó el lunes que se estaba planteando una iniciativa parecida, quizás no "ahora", pero sí como parte de la modificación en las normas de movimientos de personas dentro de la UE.
La iniciativa de la ministra, representante del sector más duro dentro de la coalición tory-liberal, ha levantado también críticas entre sus compañeros de Gobierno. El vice primer ministro, el liberal Nick Clegg, acusó a May de proponer ideas "ilegales e irrealizables". La propuesta de la ministra atenta contra uno de los principios de la UE: la libertad de movimientos de sus ciudadanos. "Por qué no podemos imponer cupos si la inmigración europea alcanza ciertos niveles"", preguntó la británica a los otros ministros de Interior presentes en una reunión en Bruselas hace dos semanas.
La Comisión considera que esta iniciativa no es solo ilegal. Además es irrealizable. Y, aun suponiendo que pudiera hacerse desde el punto de vista legal y técnico, tampoco sería deseable económicamente. Andor considera que la "sobrereacción histérica" de Londres ante el problema migratorio sería una pésima decisión para sus propios intereses. "Reino Unido se beneficia de la inmigración más que el resto de la mayoría de socios de la UE", explicó el comisario europeo.
En un artículo publicado en el Financial Times a finales de noviembre, el primer ministro británico, el conservador David Cameron, aseguraba que Europa ha de hacer reformas para "obtener de nuevo la confianza de sus ciudadanos". Cameron sugirió fórmulas como imponer restricciones al movimiento hasta que el PIB per capita de un determinado país alcance un determinado porcentaje de la media europea o permitir a los Estados miembros a establecer ciertos límites anuales en el número de entradas. También proponía aplazar las conversaciones de nuevas adhesiones de países de los Balcanes. La reacción del Gobierno británico se explica en parte por el creciente apoyo electoral del populista y eurófobo UKIP.