A seis meses del Mundial de fútbol, un Brasil en obras y mucha incertidumbre
RÍO DE JANEIRO, AFP
A solo seis meses del mayor espectáculo mundial del balompié en Brasil, y con las 32 selecciones a punto de conocer a sus rivales, las obras continúan a toda marcha en las 12 sedes, pero persisten incógnitas capaces de aguar la fiesta.
Las obras del estadio de Sao Paulo se atrasarán tras el reciente accidente que dejó dos obreros muertos, ¿pero cuánto? ¿Conseguirá el Arena Corinthians acoger en tiempo y forma el partido inaugural de la Copa el próximo 12 de junio, como asegura el Comité Organizador Local?
Casi todos coinciden en que durante el Mundial de 2014 habrá protestas contra la corrupción y el elevado gasto público en estadios, como ocurrió en junio durante la Copa Confederaciones. ¿Pero serán masivas? ¿Violentas? ¿Afectarán el acceso de los hinchas a los flamantes estadios?
Ya se sabe que las prometidas reformas de los aeropuertos de Rio, Belo Horizonte y Recife no estarán listas para el torneo, al cual asisistirán unos tres millones de brasileños y 600.000 turistas. ¿Darán abasto los ya abarrotados aeropuertos brasileños?
Y en algunas ciudades como la amazónica Cuiabá, que solo posee 13.000 camas de hotel, mientras el estadio tendrá 43.000 asientos, ¿dónde dormirán los hinchas?
Los exorbitantes precios de los hoteles, que han subido hasta casi 400% para el Mundial, y de los vuelos domésticos -con alzas de más de 1.000%- pueden también asustar a los turistas, en vez de atraerlos.
Once escenarios casi listos, uno atrasado
El COL y la FIFA tenían hasta ahora la certeza de que la infraestructura fundamental de la Copa, los 12 estadios que acogerán 64 partidos, avanzados en torno a un 90%, estarían listos el 31 de diciembre.
Pero a pocos días del sorteo de grupos que se celebra el 6 de diciembre en Costa do Sauípe (Bahía, noreste), un accidente fatal en el estadio de Sao Paulo paralizó parcialmente las obras, y atrasará el cronograma "una semana, 10 días, un mes o más", dijo a la AFP José Roberto Bernasconi, presidente del Sindicato Nacional de Arquitectos e Ingenieros, que sigue las obras de forma independiente.
El estadio de Cuiabá aún no posee asientos ni gramado. En el camino quedaron asimismo ambiciosos proyectos como el techo retráctil del estadio de Curitiba, que se adaptaría al clima, o el proyecto de generación de energía solar del estadio de Manaos.
Más aviones, más conexiones
Decenas de miles de hinchas intentarán seguir a sus selecciones de una ciudad a otra, y en este gigantesco país 17 veces mayor que España, eso implica forzosamente desplazamientos aéreos.
"¿Cómo desplazar 40.000 estadounidenses de Manaos a Fortaleza? Se precisan 200 aviones. Pero ninguna empresa brasileña dispone así como así de 200 aviones", señala a la AFP Chris Gaffney, un urbanista estadounidense que reside en Rio y estudia el impacto de la Copa del Mundo en las ciudades sede.
El gobierno brasileño ya negocia con las aerolíneas nacionales la creación de conexiones domésticas directas durante el Mundial, y asegura que la oferta se adaptará a la demanda.
Aunque no puede controlar los precios, el gobierno teme asimismo que los exorbitantes precios asusten a potenciales turistas y busca hacer entrar en razón a aerolíneas, hoteles y restaurantes.
"Precios en Brasil dejan estupefactos a europeos", tituló recientemente el diario O Estado de Sao Paulo, luego de quejas de hinchas de Inglaterra y Alemania de que los paquetes para la Copa superan los 10.000 dólares.
¿Clima de fiesta, o de protesta?
El ministro de Deportes, Aldo Rebelo, confía en que del 12 de junio al 13 de julio "el ambiente será de fiesta, y no de protesta".
Pese a las protestas, un 70% de los brasileños apoya la realización de la Copa del Mundo en el país, indicó un reciente sondeo.
Muchos son los que aguardan que Brasil muestre por qué es el rey de esta fiesta cuya factura se eleva a USD 11.000 millones: el pentacampeón del mundo y ganador de la copa Confederaciones en junio tras golear 3-0 a España es uno de los favoritos para conquistar por primera vez en casa su sexto título mundial.
Brasil afronta asimismo el desafío de garantizar la seguridad en las ciudades que acogen el torneo, algunas de ellas entre las más peligrosas del mundo.
Y aunque la violencia ha caído en Rio tras la "pacificación" de muchas favelas antes controladas por narcotraficantes, existe inquietud sobre el aumento de robos colectivos en las playas más famosas de la ciudad, así como de episodios de brutalidad policial y tiroteos fatales en barriadas pobres.