Ver jugar al Barça ya no es lo mismo

Alfredo Ralaño, As
Rosell se enfada si se dice esto, pero ver jugar al Barça ya no es lo mismo. Sigue ganando los partidos, pero aquello que tanto se decía de que aburre está empezando a ser verdad. Lo de antes se trataba de una especie de monotonía de la excelencia, que parecía hacer todos los partidos del Barça iguales entre sí. Iguales en la belleza, pero había algo como de película repetida una y otra vez. Ahora también empieza a parecer una película repetida, pero ya no es bonita. Sigue el control, pero escasean las llegadas, los remates, los momentos de alta emoción. Y escasean llamativamente las apariciones de Messi.



Messi, Messi, Messi... De Messi se habla mucho, ¿cómo no? Están muy recientes sus 91 goles en un año, y ahora su ritmo es muy otro. Diego Costa y Cristiano Ronaldo le llevan delantera en el pichichi, él ha encadenado su cuarta jornada de Liga sin marcar. No es delito, pero no es lo suyo. Messi ha marcado muchísimos goles con sus arrancadas incontrolables, ahora no lo hace. Le falta el punto de ajuste. La pretemporada del Barça ha sido una calamidad hasta la exageración, él ha sufrido una lesión muscular de la que tarda en reponerse. Y además, está el Mundial. Messi tiene el Mundial en la cabeza, dicen.


Mascherano mismo lo dijo y no sé si le ha hecho un bien a su compañero. Es comprensible, Messi necesita un gran Mundial, su carrera lo pide a gritos, pero igualmente debe honrar su contrato con el Barça. Mientras aparece, va despuntando Neymar, que ayer se apuntó otra perla. Es un jugador que encandila y crea peligro, pero no parece que pueda acercarse a la aportación en goles del mejor Messi. Eso sí: mantiene en alto la ilusión, tiene el valor de la novedad. Y a Alexis empiezan a entrarle los goles que siempre fallaba. Con eso, el Barça sigue ganando partidos, pero verle jugar ya no es lo mismo.

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