Vaticano: Tráfico de personas debe ser considerado un crimen contra la humanidad

Ciudad del Vaticano, Reuters
El tráfico de personas es un crimen contra la humanidad que debería ser reconocido como tal y castigado por los tribunales regionales e internacionales, dijo el lunes un grupo de estudio del Vaticano.


Casi 30 millones de personas viven en la esclavitud en el mundo, muchas de ellos hombres, mujeres y niños que son objeto del tráfico por parte de bandas que los usan para fines sexuales y trabajo no cualificado, según el índice mundial de esclavitud difundido el mes pasado por la institución benéfica Walk Free.

"Deberían crearse tribunales regionales o internacionales porque el tráfico de seres humanos es un fenómeno internacional que no puede ser juzgado y castigado a nivel nacional", dijo un comunicado con 50 recomendaciones realizadas en un seminario de dos días bajo iniciativa del Papa Francisco sobre cómo combatir el tráfico de seres humanos y la esclavitud.

El comunicado del Vaticano no dio detalles de la propuesta de los 100 expertos que acudieron al seminario.

"La idea es que debería ser algo que estuviera en la línea de los tribunales europeos que van más allá de las fronteras", dijo el obispo Marcelo Sánchez Sorondo, jefe de la Academia Pontificia de Ciencias, en una entrevista telefónica posterior al encuentro.

El grupo, que expondrá sus recomendaciones al Papa Francisco, además de a las organizaciones que luchan contra el tráfico de seres humanos, dijo también que debería definirse el delito contra la humanidad en la legislación nacional e internacional.

Sánchez Sorondo sostuvo que el pontífice había pedido a su departamento y a la Academia de Ciencias Sociales del Vaticano celebrar el seminario porque estaba preocupado por el tráfico de personas.

Sánchez Sorondo dijo en un documento preparatorio para el seminario, al que él no asistió, que algunos expertos creen que el tráfico de seres humanos podría superar al de drogas y armas y convertirse en la actividad delictiva más lucrativa del mundo.

Francisco ha convertido a los pobres y vulnerables en una pieza angular de su papado. Ha hecho numerosas peticiones para la protección de los refugiados.

Su primer viaje tras asumir el pontificado fue a Lampedusa, una isla entre Sicilia y Túnez en la que terminan muchos inmigrantes víctimas del tráfico de seres humanos.

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