Parte del cometa Ison parece haber sobrevivido, según la NASA

Una traza observada tras el paso del objeto celeste junto a la estrella puede ser la nube del material remanente y en dispersión


Alicia Rivera
Madrid, El País
El cometa Ison, que ha mantenido la atención en todo el mundo por su incierto destino al aproximarse al Sol, sigue dando sorpresas a los científicos. El telescopio solar espacial SDO, con el que la NASA observó ayer el paso del cometa casi rozando la estrella, no vio ni rastro del objeto emergiendo tras el sobrevuelo y la NASA lo dio por “roto y evaporado”. Sin embargo, en las imágenes posteriores tomadas con otro telescopio espacial, el SOHO (de la NASA y la Agencia Europea del Espacio, ESA), se apreció una leve mancha en la zona precisamente por donde se esperaba que emergiera el Ison si hubiera sobrevivido.


Algunos expertos plantearon que pudiera tratarse de una nube en dispersión de partículas remanentes del feroz encuentro del cometa con la estrella. Pero, con el paso de las horas, no se ha dispersado esa nube y ahora los expertos de la NASA informan de que “se aprecia material del cometa al otro lado del sol, pese a no haberse visto durante su máxima aproximación”. La cuestión que sigue abierta es si esa nube se trata solo de restos del cometa o si algún fragmento remanente de su núcleo. Los análisis de los expertos de la agencia espacial estadounidense que están siguiendo el cometa “sugieren que, al menos, hay un pequeño núcleo intacto”.

Junto con el SDO y el SOHO, la NASA también ha estado pendiente del fenómeno con otro observatorio espacial: Solar Terrestrial Relations Observatory.

Según Sky & Telescope, el Ison emergió de su paso junto al Sol “como un fantasma sin cabeza”, en alusión a la nube dispersa alejándose de la estrella, y “se espera que se disperse”. Tal vez se ha roto, pero han podido sobrevivido fragmentos relativamente grandes que pueden acabar vaporizados y durar un cierto tiempo, señalaron algunos expertos al ver las imágenes.

“Es muy posible que se esté viendo el rastro de la materia dispersa del Ison y emitiendo pequeñas partículas”, señaló en Sky & Telescope Carey Lisse, especialista en cometas de la Universidad Johns Hopkins (EE UU), tras el paso del cometa junto al Sol. “Otra opción, menos probable, es que el cometa se haya fragmentado en trozos grandes, como el cometa Shoemaker-Levy 9 antes de precipitarse en Júpiter (en 1994), y que estén soltando polvo. El abanico de polvo tras el perihelio [máxima aproximación del cometa al Sol] que vemos es lo que se esperaría de polvo que está sufriendo la presión de la radiación solar y las fuerzas gravitatorias mientras hace el giro en forma de U sobre el Sol”.

Los datos del SOHO ahora parecen ser algo más optimistas aún, con un núcleo cometario aún cruzando el cielo, aunque sea pequeño.

Sobre el destino del cometa, una bola de hielo sucio de unos cuatro kilómetros de diámetro, en su cita solar los científicos habían planteado tres posibilidades: que se rompiese y evaporase por la radiación solar y la fuerza gravitatoria de la estrella, que sobreviviese al encuentro y entonces luciría dentro de unos días en el cielo nocturno, o que se fragmentase. El Ison se acercó hasta 1,24 millones de kilómetros del Sol.

“A lo largo del año que los Investigadores han estado observando el Ison (y, especialmente, durante su aproximación final al Sol) el cometa ha ganado y perdido brillo de forma inesperada”, explica la NASA. “Tales cambios de brillo normalmente se producen en respuesta a material en ebullición saliendo del cometa, y diferentes materiales lo hacen a diferentes temperaturas, por lo que dan pistas acerca de la composición del cometa”.

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