Los estigmas de Massa
El brasileño cierra su etapa en Ferrari, marcada por el título perdido en 2008, el accidente de 2009 y la llegada de Alonso
Oriol Puigdemont
São Paulo, El País
Cada vez que pisa Interlagos, a Felipe Massa se le descoloca el cuerpo. Para él, el gran premio que cierra esta temporada será el que pondrá fin al capítulo de su vida vinculado a Ferrari: ocho años en los que ha atravesado por momentos de todo tipo, unos muy positivos y otros muy malos, casi fatales. Anunciado su acuerdo con Williams hasta finales de 2015, hace balance de su paso por la Scuderia. Y resulta difícil establecer si la cuenta de alegrías supera a la de decepciones. Su etapa como piloto oficial del constructor de Maranello ha estado marcada por tres estigmas que han condicionado su rendimiento: el campeonato que perdió en 2008 en este mismo escenario, el accidente que sufrió durante los ensayos del Gran Premio de Hungría de 2009 y el fichaje de Fernando Alonso por la Scuderia en 2010. Por cómo le han afectado estos episodios se deduce que la fortaleza mental no es uno de los puntos fuertes de este corredor nacido São Paulo hace 32 años.
Por más carga emocional que tenga la cita de mañana, Massa abandona Ferrari en su peor año vestido con el mono de il cavallino rampante. Ocupa la octava plaza de la tabla con 266 puntos menos que Sebastian Vettel, campeón desde hace semanas. Nunca antes a estas alturas pululaba tan perdido en la clasificación ni tan lejos de su compañero de equipo, Alonso en este caso, que acumula 121 puntos más que él y que el domingo pasado, en Austin, certificó el subcampeonato.
Desde que aterrizó en la estructura italiana, el asturiano le ha superado en todo. “Es probable que Raikkonen conozca a los empleados que se encontrará a partir de enero, pero lo que está claro es que no conoce a Fernando. Es el más completo de todos los pilotos que me he encontrado”, soltó Massa hace pocos días. En cuatro años el ovetense ha superado los registros que él ha logrado en el doble de tiempo, tanto en número de victorias (11 cada uno) como en podios (36 del brasileño, tres más que Alonso). El único apartado que se decanta a favor del paulista es el de poles (15 a cuatro), aunque la última de Massa data de 2008, precisamente de la carrera que marcó el punto de inflexión en su trayectoria.
De aquel domingo 2 de noviembre aún se recuerdan las imágenes del taller de Ferrari explotando de júbilo al ver cruzar al brasileño como vencedor, creyéndole campeón, sin darse cuenta de que por detrás Lewis Hamilton acababa de adelantar a Timo Glock, una maniobra que le daba el título por un solo punto de ventaja.
El accidente del Gran Premio de Hungría del curso siguiente aún le dejó más marcado. El muelle que salió desprendido del Brawn de Barrichello y le golpeó en el casco a punto estuvo de costarle un ojo de la cara, y le impidió subirse al coche en la segunda mitad del calendario. “Si tuviera que definir el mejor momento de todo este tiempo en Ferrari, seguramente diría la primera victoria que logré aquí (2006). Y los peores, el accidente de Hungría y el Gran Premio de Alemania de 2010”, detalla Massa, que luce un casco conmemorativo especial. En aquella carrera, su equipo le obligó a dejarse adelantar por Alonso y él pasó por el tubo sin rechistar, en el ejemplo más revelador del efecto que ha tenido en él el fichaje del español.
Oriol Puigdemont
São Paulo, El País
Cada vez que pisa Interlagos, a Felipe Massa se le descoloca el cuerpo. Para él, el gran premio que cierra esta temporada será el que pondrá fin al capítulo de su vida vinculado a Ferrari: ocho años en los que ha atravesado por momentos de todo tipo, unos muy positivos y otros muy malos, casi fatales. Anunciado su acuerdo con Williams hasta finales de 2015, hace balance de su paso por la Scuderia. Y resulta difícil establecer si la cuenta de alegrías supera a la de decepciones. Su etapa como piloto oficial del constructor de Maranello ha estado marcada por tres estigmas que han condicionado su rendimiento: el campeonato que perdió en 2008 en este mismo escenario, el accidente que sufrió durante los ensayos del Gran Premio de Hungría de 2009 y el fichaje de Fernando Alonso por la Scuderia en 2010. Por cómo le han afectado estos episodios se deduce que la fortaleza mental no es uno de los puntos fuertes de este corredor nacido São Paulo hace 32 años.
Por más carga emocional que tenga la cita de mañana, Massa abandona Ferrari en su peor año vestido con el mono de il cavallino rampante. Ocupa la octava plaza de la tabla con 266 puntos menos que Sebastian Vettel, campeón desde hace semanas. Nunca antes a estas alturas pululaba tan perdido en la clasificación ni tan lejos de su compañero de equipo, Alonso en este caso, que acumula 121 puntos más que él y que el domingo pasado, en Austin, certificó el subcampeonato.
Desde que aterrizó en la estructura italiana, el asturiano le ha superado en todo. “Es probable que Raikkonen conozca a los empleados que se encontrará a partir de enero, pero lo que está claro es que no conoce a Fernando. Es el más completo de todos los pilotos que me he encontrado”, soltó Massa hace pocos días. En cuatro años el ovetense ha superado los registros que él ha logrado en el doble de tiempo, tanto en número de victorias (11 cada uno) como en podios (36 del brasileño, tres más que Alonso). El único apartado que se decanta a favor del paulista es el de poles (15 a cuatro), aunque la última de Massa data de 2008, precisamente de la carrera que marcó el punto de inflexión en su trayectoria.
De aquel domingo 2 de noviembre aún se recuerdan las imágenes del taller de Ferrari explotando de júbilo al ver cruzar al brasileño como vencedor, creyéndole campeón, sin darse cuenta de que por detrás Lewis Hamilton acababa de adelantar a Timo Glock, una maniobra que le daba el título por un solo punto de ventaja.
El accidente del Gran Premio de Hungría del curso siguiente aún le dejó más marcado. El muelle que salió desprendido del Brawn de Barrichello y le golpeó en el casco a punto estuvo de costarle un ojo de la cara, y le impidió subirse al coche en la segunda mitad del calendario. “Si tuviera que definir el mejor momento de todo este tiempo en Ferrari, seguramente diría la primera victoria que logré aquí (2006). Y los peores, el accidente de Hungría y el Gran Premio de Alemania de 2010”, detalla Massa, que luce un casco conmemorativo especial. En aquella carrera, su equipo le obligó a dejarse adelantar por Alonso y él pasó por el tubo sin rechistar, en el ejemplo más revelador del efecto que ha tenido en él el fichaje del español.