“Hay sitios en los que no se puede caminar por la basura”
Vecinos y comerciantes claman contra el estado de Madrid en el cuarto día de protesta
El Ayuntamiento promete reforzar el dispositivo antibotellón durante el fin de semana
Pilar Álvarez / SUSANA G. VEJO / RODRIGO CASTELEIRO
Madrid, El País
Huelga de limpieza viaria y jardines. Día 4. Madrid sigue sin barrer y con decenas de restos de comida, cartones y botellas rebosando contenedores y alcorques por toda la ciudad. Vecinos y comerciantes claman contra las huellas de una protesta que apesta la capital. Las estampas se repiten mientras la negociación encalla.
En el barrio de La Latina, tres empleados de Casa Lucio hacen verdadero equilibrio este viernes para abrirse paso entre la pila amontonada de basura que hay en la esquina de la plaza del Humilladero. Han salido del restaurante para tirar las botellas de vidrio al contenedor. Lo hacen a pulso. El enganche está roto y tienen que alzar el cubo entre dos, mientras un tercero cuida de que no se resbalen. Una parte de las botellas las tiran con la mano, pero hacia la mitad tienen que aupar el cubo y colocarlo en la boquilla calcinada y rota del contenedor. El líquido del vino mezclado con botellas de alcohol chorrea mientras.
"Habría que prenderle fuego al ayuntamiento. Mientras estamos aquí no producimos. Esto lo tendrían que hacer ellos", dice el empleado que vela porque sus compañeros no se caigan. "Es una vergüenza", añade otro, que asegura que desde hace un tiempo ya no acuden políticos a su local por miedo de que los clientes "les pinten la cara".
A unos metros, Carmen Rodríguez, de 84 años, dice que no piensa salir a la calle hasta el lunes. Lo comenta sorteando la misma montaña de cajas, plásticos, envases y bricks de leche. "Esto es una marranada y espérate a mañana con el botellón".
La Policía Municipal va a reforzar el fin de semana el dispositivo antibotellón, según han señalado a Efe fuentes municipales. Será en los distritos de Centro, Moncloa, Chamberí, Chamartín, Tetuán y Salamanca. La asociación de vecinos de Chueca y otra plataforma de Centro reclamaron ayer al Ayuntamiento que impida estas concentraciones de jóvenes durante la huelga para evitar que los barrios se inunden de basura “ajena a la actividad de los vecinos”.
El negocio de los mendigos
También hay quien sale beneficiado de la protesta. En las cercanías de la plaza de Tirso de Molina, cinco mendigos comentan que gracias a la huelga tienen más colchones para dormir “de forma cómoda” y sin miedo “a las pulgas”, explica abrigado con su ánorak del Real Madrid Fernando Álvarez (44), que lleva tres años en la calle. Otro señala que en la basura ha encontrado botellas de vino íntegras y un jamón, que han vendido por 65 euros.
En la Puerta del Sol, la acera de la sede del Gobierno regional luce limpia. Varios comerciantes indican que 10 operarios de limpieza han adecentado la zona. Según fuentes de la Policía Municipal, lo hicieron escoltados. Y limpiaron también toda la plaza y las calles aledañas, pero esta mañana solo la acera del edificio de la Comunidad de Madrid estaba limpia. En la otra orilla del kilómetro cero, al filo de Preciados y Arenal, sí que se ven restos, aunque menos que en La Latina. Hay muchos papeles por el suelo, propaganda, pegatinas de UGT, latas… Una de las vendedoras de lotería de esa plaza, que no facilita su nombre, se queja de que ha tenido que quitar la basura con el pie para poner su puesto. En Arenal, las papeleras están a rebosar. A la altura del McDonald, se salen los envases de hamburguesas.
Mientras que en los alrededores de la Plaza Mayor, los camiones que entran aplastan con sus ruedas restos de excrementos desperdigados por la calle de la Sal. Unos metros más abajo, en la calle de Postas, hay un saco de churros tirados. Los turistas comentan asqueados el estado de la ciudad. María de Mar Carretero (22), Carmen Fernández (22) y Encarni Acuyo, de 39, acaban de llegar de Almería. "Este ha sido nuestro primer contacto con la ciudad", resumen estas tres almerienses.
En la zona de Huertas, vecinos y comerciantes se afanan en barrer los restos de basura con sus propias escobas y recogedores. Virginia García, de 32 años, se ha encontrado esta mañana con restos de comida y papeles triturados en la puerta de su establecimiento de venta de pizzas. "Lo he tenido que barrer yo misma, pero también te digo que estoy a favor de la huelga".
Como ella, los empleados del hotel NH Palacio de Tepa. "Es normal barrer todas las mañanas la acera. En nuestro caso es más por los turistas que vienen y la percepción que se llevan de Madrid", afirma José Cejudo, de 32 años y jefe de recepción de este hotel.
"¿Servicios mínimos? Ahí tienes los servicios mínimos", espeta Juan Carlos Jaramillo, de 31, en una calle de La Latina. "Yo transporto pescados y mariscos. Verás cómo huele esto mañana". "En mi portal hay cacas de perro. Esto es un asco", secunda otra vecina, Lola García, de 35.
La alcaldesa de Madrid, Ana Botella, se ha reunido este viernes con los máximos responsables de las empresas de servicios de limpieza que han presentado el ERE, según han confirmado fuentes municipales. Botella les ha recordado las obligaciones contractuales con el Consistorio y les ha exigido que cumplan con los servicios mínimos.
Según el Ayuntamiento, casi el 30% de la plantilla designada para servicios mínimos de la huelga de limpieza no ha podido realizar su trabajo (el porcentaje fijado es de 40% en limpieza y el 25% en jardines). La directora general de Zonas Verdes, Marta Alonso, asegura que han tenido “problemas” con los piquetes. Hay brigadas de limpiadores que salen escoltados por agentes de Policía Municipal, como ase podía ver hoy a las 11 en Malasaña, en la Plaza de Carlos Cambronero, en Noviciado.
Marisol, que prefiere figurar sin apellidos, regenta una tienda de ropa desde hace ocho años en el barrio de Delicias. “Hay sitios por los que no se puede caminar por la basura, es demasiado. Yo apoyo a los trabajadores. Es una faena para nosotros pero también lo es para ellos. Ayer no sacamos la basura para no hacer más bulto, pero hoy ya la tendremos que sacar”.
Elena, que gestiona otro negocio, añade: “Estoy de acuerdo con que la gente defienda sus derechos, pero no con que quemen contenedores. Lo que no me parece bien es que tiren las papeleras con las cacas de los perros. El otro día sacaron un cristal enfrente de mi tienda que se rompió y un perro se cortó. Además por aquí pasan niños”.
La Confederación de Comercio de Madrid (Cocem), que representa a 50.000 establecimientos comerciales, ha pedido este viernes a los piquetes de la huelga que respeten la ciudad y no deterioren los ejes y calles comerciales de Madrid. “En estos momentos, en los que se están haciendo importantes esfuerzos para promover Madrid como destino turístico, las imágenes que estamos ofreciendo de nuestra ciudad son inadmisibles y, además, dañan a muchos sectores económicos que tienen que apoyarse en el turismo para poder subsistir”, ha señalado en un comunicado Hilario Alfaro, presidente de la Cocem.
El conflicto arrancó con la presentación de un expediente de regulación de empleo (ERE) que afectaría en principio a 1.134 trabajadores de unos 6.000. Tres de las cuatro contratas (OHL, FCC y Valoriza) han planteado ERE. La cuarta concesionaria, Cespa, no prevé despidos pero sus trabajadores también están llamados a la huelga por la negociación de un nuevo convenio en el que se plantean rebajas de sueldos de hasta un 43% y sueldos que rondarían el salario mínimo interprofesional (645,30 euros), según las centrales.
El Ayuntamiento promete reforzar el dispositivo antibotellón durante el fin de semana
Pilar Álvarez / SUSANA G. VEJO / RODRIGO CASTELEIRO
Madrid, El País
Huelga de limpieza viaria y jardines. Día 4. Madrid sigue sin barrer y con decenas de restos de comida, cartones y botellas rebosando contenedores y alcorques por toda la ciudad. Vecinos y comerciantes claman contra las huellas de una protesta que apesta la capital. Las estampas se repiten mientras la negociación encalla.
En el barrio de La Latina, tres empleados de Casa Lucio hacen verdadero equilibrio este viernes para abrirse paso entre la pila amontonada de basura que hay en la esquina de la plaza del Humilladero. Han salido del restaurante para tirar las botellas de vidrio al contenedor. Lo hacen a pulso. El enganche está roto y tienen que alzar el cubo entre dos, mientras un tercero cuida de que no se resbalen. Una parte de las botellas las tiran con la mano, pero hacia la mitad tienen que aupar el cubo y colocarlo en la boquilla calcinada y rota del contenedor. El líquido del vino mezclado con botellas de alcohol chorrea mientras.
"Habría que prenderle fuego al ayuntamiento. Mientras estamos aquí no producimos. Esto lo tendrían que hacer ellos", dice el empleado que vela porque sus compañeros no se caigan. "Es una vergüenza", añade otro, que asegura que desde hace un tiempo ya no acuden políticos a su local por miedo de que los clientes "les pinten la cara".
A unos metros, Carmen Rodríguez, de 84 años, dice que no piensa salir a la calle hasta el lunes. Lo comenta sorteando la misma montaña de cajas, plásticos, envases y bricks de leche. "Esto es una marranada y espérate a mañana con el botellón".
La Policía Municipal va a reforzar el fin de semana el dispositivo antibotellón, según han señalado a Efe fuentes municipales. Será en los distritos de Centro, Moncloa, Chamberí, Chamartín, Tetuán y Salamanca. La asociación de vecinos de Chueca y otra plataforma de Centro reclamaron ayer al Ayuntamiento que impida estas concentraciones de jóvenes durante la huelga para evitar que los barrios se inunden de basura “ajena a la actividad de los vecinos”.
El negocio de los mendigos
También hay quien sale beneficiado de la protesta. En las cercanías de la plaza de Tirso de Molina, cinco mendigos comentan que gracias a la huelga tienen más colchones para dormir “de forma cómoda” y sin miedo “a las pulgas”, explica abrigado con su ánorak del Real Madrid Fernando Álvarez (44), que lleva tres años en la calle. Otro señala que en la basura ha encontrado botellas de vino íntegras y un jamón, que han vendido por 65 euros.
En la Puerta del Sol, la acera de la sede del Gobierno regional luce limpia. Varios comerciantes indican que 10 operarios de limpieza han adecentado la zona. Según fuentes de la Policía Municipal, lo hicieron escoltados. Y limpiaron también toda la plaza y las calles aledañas, pero esta mañana solo la acera del edificio de la Comunidad de Madrid estaba limpia. En la otra orilla del kilómetro cero, al filo de Preciados y Arenal, sí que se ven restos, aunque menos que en La Latina. Hay muchos papeles por el suelo, propaganda, pegatinas de UGT, latas… Una de las vendedoras de lotería de esa plaza, que no facilita su nombre, se queja de que ha tenido que quitar la basura con el pie para poner su puesto. En Arenal, las papeleras están a rebosar. A la altura del McDonald, se salen los envases de hamburguesas.
Mientras que en los alrededores de la Plaza Mayor, los camiones que entran aplastan con sus ruedas restos de excrementos desperdigados por la calle de la Sal. Unos metros más abajo, en la calle de Postas, hay un saco de churros tirados. Los turistas comentan asqueados el estado de la ciudad. María de Mar Carretero (22), Carmen Fernández (22) y Encarni Acuyo, de 39, acaban de llegar de Almería. "Este ha sido nuestro primer contacto con la ciudad", resumen estas tres almerienses.
En la zona de Huertas, vecinos y comerciantes se afanan en barrer los restos de basura con sus propias escobas y recogedores. Virginia García, de 32 años, se ha encontrado esta mañana con restos de comida y papeles triturados en la puerta de su establecimiento de venta de pizzas. "Lo he tenido que barrer yo misma, pero también te digo que estoy a favor de la huelga".
Como ella, los empleados del hotel NH Palacio de Tepa. "Es normal barrer todas las mañanas la acera. En nuestro caso es más por los turistas que vienen y la percepción que se llevan de Madrid", afirma José Cejudo, de 32 años y jefe de recepción de este hotel.
"¿Servicios mínimos? Ahí tienes los servicios mínimos", espeta Juan Carlos Jaramillo, de 31, en una calle de La Latina. "Yo transporto pescados y mariscos. Verás cómo huele esto mañana". "En mi portal hay cacas de perro. Esto es un asco", secunda otra vecina, Lola García, de 35.
La alcaldesa de Madrid, Ana Botella, se ha reunido este viernes con los máximos responsables de las empresas de servicios de limpieza que han presentado el ERE, según han confirmado fuentes municipales. Botella les ha recordado las obligaciones contractuales con el Consistorio y les ha exigido que cumplan con los servicios mínimos.
Según el Ayuntamiento, casi el 30% de la plantilla designada para servicios mínimos de la huelga de limpieza no ha podido realizar su trabajo (el porcentaje fijado es de 40% en limpieza y el 25% en jardines). La directora general de Zonas Verdes, Marta Alonso, asegura que han tenido “problemas” con los piquetes. Hay brigadas de limpiadores que salen escoltados por agentes de Policía Municipal, como ase podía ver hoy a las 11 en Malasaña, en la Plaza de Carlos Cambronero, en Noviciado.
Marisol, que prefiere figurar sin apellidos, regenta una tienda de ropa desde hace ocho años en el barrio de Delicias. “Hay sitios por los que no se puede caminar por la basura, es demasiado. Yo apoyo a los trabajadores. Es una faena para nosotros pero también lo es para ellos. Ayer no sacamos la basura para no hacer más bulto, pero hoy ya la tendremos que sacar”.
Elena, que gestiona otro negocio, añade: “Estoy de acuerdo con que la gente defienda sus derechos, pero no con que quemen contenedores. Lo que no me parece bien es que tiren las papeleras con las cacas de los perros. El otro día sacaron un cristal enfrente de mi tienda que se rompió y un perro se cortó. Además por aquí pasan niños”.
La Confederación de Comercio de Madrid (Cocem), que representa a 50.000 establecimientos comerciales, ha pedido este viernes a los piquetes de la huelga que respeten la ciudad y no deterioren los ejes y calles comerciales de Madrid. “En estos momentos, en los que se están haciendo importantes esfuerzos para promover Madrid como destino turístico, las imágenes que estamos ofreciendo de nuestra ciudad son inadmisibles y, además, dañan a muchos sectores económicos que tienen que apoyarse en el turismo para poder subsistir”, ha señalado en un comunicado Hilario Alfaro, presidente de la Cocem.
El conflicto arrancó con la presentación de un expediente de regulación de empleo (ERE) que afectaría en principio a 1.134 trabajadores de unos 6.000. Tres de las cuatro contratas (OHL, FCC y Valoriza) han planteado ERE. La cuarta concesionaria, Cespa, no prevé despidos pero sus trabajadores también están llamados a la huelga por la negociación de un nuevo convenio en el que se plantean rebajas de sueldos de hasta un 43% y sueldos que rondarían el salario mínimo interprofesional (645,30 euros), según las centrales.