España: El PSOE busca otra imagen en el espejo
Los socialistas intentan dejar atrás la depresión de 2011 con un proyecto renovado para recuperar su base electoral. El debate de ideas se mezclará con el del liderazgo
Vera Gutiérrez Calvo
Madrid, El País
Un partido que gobernó hasta hace dos años, obtuvo entonces el peor resultado electoral de su historia y no remonta en prácticamente ninguna encuesta se somete este fin de semana a tres días de debate abierto sobre su ideario y su organización interna, con la esperanza de que el espejo le devuelva por fin, a partir del lunes, una imagen distinta. La dirección del PSOE y sus 200.000 militantes confían en que la Conferencia Política que arrancó oficialmente ayer —los debates comienzan hoy— marque un punto de inflexión. Que la depresión quede atrás y el partido vea luz en el ecuador de una de las legislaturas más duras para él. Para lograrlo, los socialistas han prometido una “renovación radical” de sus propuestas a desarrollar “en la próxima década”; y en paralelo lidian con otro debate que en la conferencia seguirá al acecho o explotará: el del liderazgo del partido, el de las primarias. La imagen, la esencia y los rostros.
Han sido dos años de “travesía del desierto”, en palabras del coordinador de la conferencia, Ramón Jáuregui. Y no está escrito que haya terminado, porque esta no es la primera vez que los socialistas intentan poner un punto y aparte al mazazo de las generales de 2011. Tras aquel cataclismo hubo un momento de euforia, las autonómicas en Asturias y Andalucía en marzo de 2012, que permitieron al PSOE conservar dos Gobiernos y lanzaron al recién elegido secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba, a anunciar con entusiasmo un “cambio de ciclo”. Fue un espejismo. El apoyo a los socialistas volvió a desplomarse en las encuestas y el PSOE supo entonces que la travesía iba para largo.
Ahora, sin embargo, la dirección del partido confía en que noviembre de 2013 sí marque definitivamente la diferencia, sí cierre aquella puerta y abra otra. Todo el PSOE se ha volcado durante nueve meses en la preparación de esta Conferencia Política para darle un carácter distinto a las anteriores (la última, en 2011); y en la ponencia se han introducido propuestas muy nuevas, como un cambio del sistema tributario, la revisión de los acuerdos con la Santa Sede y, sobre todo, una reforma en toda regla de la Constitución. El equipo de Rubalcaba sostiene que no es un lavado de cara. “Queremos convencer a la gente de que este es un cambio radical y valiente. La reforma fiscal, por ejemplo, es la que siempre debimos hacer y no hicimos”, afirma un miembro de la ejecutiva.
El exlehendakari Patxi López dijo ayer que la conferencia será, “salvando las distancias”, un “nuevo Suresnes”, en referencia al congreso que en 1974 aupó a Felipe González a la secretaría general y rompió orgánica e ideológicamente con el PSOE del exilio. El objetivo ahora es más bien reconquistar a los cuatro millones de votantes que renegaron del partido en 2011, recuperar credibilidad y centrarse en atender las necesidades de “los que peor lo están pasando con la crisis”. ¿Es eso un giro a la izquierda? La vicesecretaria general, Elena Valenciano, dijo ayer en Telecinco que de la Conferencia Política de 2013 saldrá “un PSOE más rojo”. “Y más morado [feminista] y más verde [ecologista]”, añadió. Desde la dirección aseguran que en la ponencia marco —que, por primera vez, se ha elaborado con aportaciones de militantes y simpatizantes— se puede apreciar ese giro a la izquierda.
También hay dirigentes que subrayan que lo fundamental en este momento es, simplemente, recuperar el contacto con la población, al margen de colores políticos, porque lo que esta crisis ha provocado es un gigantesco descrédito de todas las instituciones y un desafecto de la ciudadanía hacia los partidos políticos. “Lo primero que tenemos que conseguir es que nos crean”, señala Valenciano. En ese empeño, el PSOE se mantiene en un difícil equilibrio entre el pasado y el presente, entre reivindicar los Gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero (y de Rubalcaba) y hacer autocrítica de los últimos años de aquel Gobierno para presentarse como un proyecto renovado.
A ese debate de contenidos en la conferencia —del que ha quedado excluido expresamente uno de los fundamentales: el cambio de modelo territorial del PSOE, su apuesta federalista y la relación con el PSC en Cataluña— le acompañará, latente o evidente, el debate sobre el liderazgo. La dirección y las principales federaciones del partido —empezando por Andalucía— se han conjurado para aparcar hasta el comité federal de diciembre la discusión sobre la fecha de las futuras primarias y los posibles candidatos, para evitar que el festival de nombres eclipse las propuestas políticas. “Evitemos que la conferencia se convierta en una pasarela Cibeles de los candidatos”, pedía esta semana un dirigente federal.
No se acordarán fechas ni nombres, pero la conferencia sí marcará las líneas maestras del nuevo modelo de primarias, que por primera vez en España serán abiertas a no militantes. Habrá, además, otra discusión orgánica importante, que se ha disparado en los últimos meses: la de si se deben instaurar también las primarias —en este caso, solo entre militantes— para elegir al secretario general del PSOE, al que hasta ahora siempre han elegido los delegados en un congreso.
Vera Gutiérrez Calvo
Madrid, El País
Un partido que gobernó hasta hace dos años, obtuvo entonces el peor resultado electoral de su historia y no remonta en prácticamente ninguna encuesta se somete este fin de semana a tres días de debate abierto sobre su ideario y su organización interna, con la esperanza de que el espejo le devuelva por fin, a partir del lunes, una imagen distinta. La dirección del PSOE y sus 200.000 militantes confían en que la Conferencia Política que arrancó oficialmente ayer —los debates comienzan hoy— marque un punto de inflexión. Que la depresión quede atrás y el partido vea luz en el ecuador de una de las legislaturas más duras para él. Para lograrlo, los socialistas han prometido una “renovación radical” de sus propuestas a desarrollar “en la próxima década”; y en paralelo lidian con otro debate que en la conferencia seguirá al acecho o explotará: el del liderazgo del partido, el de las primarias. La imagen, la esencia y los rostros.
Han sido dos años de “travesía del desierto”, en palabras del coordinador de la conferencia, Ramón Jáuregui. Y no está escrito que haya terminado, porque esta no es la primera vez que los socialistas intentan poner un punto y aparte al mazazo de las generales de 2011. Tras aquel cataclismo hubo un momento de euforia, las autonómicas en Asturias y Andalucía en marzo de 2012, que permitieron al PSOE conservar dos Gobiernos y lanzaron al recién elegido secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba, a anunciar con entusiasmo un “cambio de ciclo”. Fue un espejismo. El apoyo a los socialistas volvió a desplomarse en las encuestas y el PSOE supo entonces que la travesía iba para largo.
Ahora, sin embargo, la dirección del partido confía en que noviembre de 2013 sí marque definitivamente la diferencia, sí cierre aquella puerta y abra otra. Todo el PSOE se ha volcado durante nueve meses en la preparación de esta Conferencia Política para darle un carácter distinto a las anteriores (la última, en 2011); y en la ponencia se han introducido propuestas muy nuevas, como un cambio del sistema tributario, la revisión de los acuerdos con la Santa Sede y, sobre todo, una reforma en toda regla de la Constitución. El equipo de Rubalcaba sostiene que no es un lavado de cara. “Queremos convencer a la gente de que este es un cambio radical y valiente. La reforma fiscal, por ejemplo, es la que siempre debimos hacer y no hicimos”, afirma un miembro de la ejecutiva.
El exlehendakari Patxi López dijo ayer que la conferencia será, “salvando las distancias”, un “nuevo Suresnes”, en referencia al congreso que en 1974 aupó a Felipe González a la secretaría general y rompió orgánica e ideológicamente con el PSOE del exilio. El objetivo ahora es más bien reconquistar a los cuatro millones de votantes que renegaron del partido en 2011, recuperar credibilidad y centrarse en atender las necesidades de “los que peor lo están pasando con la crisis”. ¿Es eso un giro a la izquierda? La vicesecretaria general, Elena Valenciano, dijo ayer en Telecinco que de la Conferencia Política de 2013 saldrá “un PSOE más rojo”. “Y más morado [feminista] y más verde [ecologista]”, añadió. Desde la dirección aseguran que en la ponencia marco —que, por primera vez, se ha elaborado con aportaciones de militantes y simpatizantes— se puede apreciar ese giro a la izquierda.
También hay dirigentes que subrayan que lo fundamental en este momento es, simplemente, recuperar el contacto con la población, al margen de colores políticos, porque lo que esta crisis ha provocado es un gigantesco descrédito de todas las instituciones y un desafecto de la ciudadanía hacia los partidos políticos. “Lo primero que tenemos que conseguir es que nos crean”, señala Valenciano. En ese empeño, el PSOE se mantiene en un difícil equilibrio entre el pasado y el presente, entre reivindicar los Gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero (y de Rubalcaba) y hacer autocrítica de los últimos años de aquel Gobierno para presentarse como un proyecto renovado.
A ese debate de contenidos en la conferencia —del que ha quedado excluido expresamente uno de los fundamentales: el cambio de modelo territorial del PSOE, su apuesta federalista y la relación con el PSC en Cataluña— le acompañará, latente o evidente, el debate sobre el liderazgo. La dirección y las principales federaciones del partido —empezando por Andalucía— se han conjurado para aparcar hasta el comité federal de diciembre la discusión sobre la fecha de las futuras primarias y los posibles candidatos, para evitar que el festival de nombres eclipse las propuestas políticas. “Evitemos que la conferencia se convierta en una pasarela Cibeles de los candidatos”, pedía esta semana un dirigente federal.
No se acordarán fechas ni nombres, pero la conferencia sí marcará las líneas maestras del nuevo modelo de primarias, que por primera vez en España serán abiertas a no militantes. Habrá, además, otra discusión orgánica importante, que se ha disparado en los últimos meses: la de si se deben instaurar también las primarias —en este caso, solo entre militantes— para elegir al secretario general del PSOE, al que hasta ahora siempre han elegido los delegados en un congreso.