El Celtic cede el paso al Milan


Glasgow, As
La Champions cura las heridas. O al menos, no escuecen tanto. La espiral de mediocridad en la que está inmerso el Milan en la Serie A (dos derrotas y tres empates en las últimas cinco jornadas) mantienen a los de Allegri en la decimotercera posición de la liga, a 20 puntos del líder. Pero esos pesares caseros quedan atrás mientras dura la resaca europea. Los rossoneri se impusieron al Celtic en Glasgow (0-3) sin brillantez, pero con efectividad. Gran culpa de ello la tuvo la zaga rival con dos regalos en los dos primeros tantos italianos. Uno de ellos, de Kaká. El brasileño, confiado, dirigió con brillantez a su equipo durante los primeros 45 minutos.


El Celtic saltó al césped de su estadio con el corazón en la mano. No podía ceder ante el diezmado Milan si quería seguir vivo en Champions o tener opciones de reengancharse a la Europa League. Por eso empezó mandando, corriendo, presionando, sin dejar espacio de maniobra a su rival. El gol local pudo llegar en el minuto 2, pero Boerrigter no pudo rematar un balón que se había comido la defensa italiana. Ese error en la definición no dejó de repetirse. Los protagonistas ca mbiaron, pero la falta de pólvora era una constante. El corazón no mete goles (no siempre): para eso hay que tener afinadas las botas.

El Milan respondía con contragolpes que apenas tenían repercusión. Pocos jugadores se acercaban a los dominios de Forster para dar más opciones al juego. A pesar de que el guión era claro a favor del Celtic, el argumento dio un giro al estilo Homeland. Corría el minuto 12 y la defensa del Celtic se quedó embobada en el área. Los dos centrales se quedaron clavados y Kaká cabeceó solo un balón colgado por Birsa. Desde ahí, partido rossonero.

Las carencias del Celtic se hicieron más notorias a medida que corría el reloj. La presión adelantada dejaba una defensa agujereada que, encima, hacía aguas. Kaká se erigió líder y desde entonces el Milan se acomodó en Celtic Park. Las ganas de los galeses se veían condenadas por la imprecisión. Abbiati no dio uso a los guantes hasta el minuto 36 y no tuvo que esforzarse mucho para blocar el disparo de Mulgrew. Con Samaras bloqueado, el Celtic se veía cada vez más sometido.

A la salida de vestuarios, Van Dijk tuvo la oportunidad de devolverle la vida al partido, pero no se salió de la línea de errores que estaba siguiendo su equipo. El Milan volvió a cortar de raíz las esperanzas que habían renacido con esa ocasión. En el minuto 49, la defensa del Celtic le dio al botón de pausa y ni se inmutaron cuando Zapata remató solo en boca de gol. Cuando refrescaron la imagen, marcador mostraba un 0-2 que les dejaba sin Champions y sin Europa League (porque el Ajax ganó al Barcelona).

Pero el Milan no paró ahí. Con Kaká menos participativo y los de Allegri centrados en aprovechar los regalos de Navidad adelantados concedidos por el Celtic, llegó el tercero. Fue obra de Mario Balotelli, que llevaba casi dos meses sin ver portería. Así rompió su mala racha y la de su equipo, que se juega en la última jornada frente al Ajax el pase a octavos de final.

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