El Barça tuvo el oficio que le faltó al Granada y ganó fácil


Barcelona, As
Lo mejor que puede decirse del Barcelona es que solventó con profesionalidad y eficacia la primera de las pruebas que se le van a presentar hasta que regresen al equipo los lesionados. Probablemente, el partido era un examen más peligroso de lo que aparentaba porque a la cantidad y calidad de los ausentes se unía el hecho de jugar tras un parón de dos semanas por las selecciones y eso tradicionalmente afecta a los barcelonistas. Por tanto, no era el mejor día para sacar conclusiones determinantes ni ponerse estupendo con el estilo. Se trataba de sacar el partido adelante y si nos atenemos a eso, el Barça cumplió de sobras. 4-0 y tres puntos que le aseguran el liderato una jornada más.


Una vez ensalzada la parte del fondo, se abre el debate de la forma. Y ahí es donde se genera una discusión apasionante, que probablemente sólo se puede dar en el fútbol: ¿Puede un partido acabar en goleada y ser aburrido? Pues a tenor de lo que se vio ayer en el Camp Nou se ve que sí. Sería la hora, el frío o las ausencias, pero el Camp Nou apenas vibró y se despertó coincidiendo con los goles.

El Barcelona cimentó su dominio en un mayor oficio que su rival. Los catalanes controlaron el partido sin agobiar a un rival que se condenó en algunos errores infantiles. El Granada se suicidó en su propia área cometiendo dos penaltis claramente evitables que dejaron el partido a punto de caramelo para un Barça que empezaba a ponerse nervioso.

En el primero, Foulquier tumbó a Fàbregas e Iniesta, tirando de galones y ejerciendo la autoridad de capitán, transformó la pena máxima. 20 minutos después, fue Fran Rico el que derribó al manchego y quien reclamó la responsabilidad de lanzar el penalti fue Fàbregas. El Barça se había plantado en la media parte con 2-0 habiendo rematado únicamente cuatro veces a la portería de Roberto: los dos penaltis, un chut y un cabezazo de Alexis. El Granada, por su parte, había disparado cinco veces y en una de ellas, Piti, espléndido todo el partido, había chutado al larguero de Pinto.

En la segunda mitad, el Granada acabó de cavar su fosa cuando Iturra, que estaba siendo el sostén del equipo andaluz en el centro del campo decidió autoexpulsarse al cometer una falta innecesaria en su aparatosidad sobre Pedro teniendo una tarjeta amarilla y habiéndole perdonado ya el árbitro la expulsión en la primera parte tras un plantillazo a Busquets. Iturra ni espero casi a que le sacaran la roja, le dio la mano al árbitro y enfiló para la caseta.

Con uno menos y dos goles de desventaja, el Granada mantuvo la cara alta y siguió acercándose a la meta de Pinto, pero precisamente esa actitud fue la que les condenó a acabar goleados. Una internada de Nyom que desbarató el portero blaugrana propició un contragolpe que culminó Alexis. El partido estaba ya más que sentenciado y el público esperaba el debut de los canteranos para tener un aliciente que animase el cotarro. Martino complació al respetable y dio entrada a Sergi Roberto y Adama y ante el frescor que aportaron ambos, el Barça montó un nuevo contragolpe que Pedro empujó a la red a pase de Fàbregas. 4-0, demasiado castigo para el Granada y trabajo cumplido sin estridencias de un Barça que supo ser efectivo.

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