El Atleti luce su fondo de armario en Elche y dormirá colíder


Madrid, As
El Atleti sigue empeñado en disipar dudas. La más recurrente cuando se evalúan sus posibilidades en la Liga es si le dará la plantilla para aguantar toda la temporada. Pues por lo visto en Elche, es probable. Estaban atascados los rojiblancos ante un rival clónico en una escala algo menor cuando Simeone miró al banquillo y llamó a Raúl García, primero, y a Adrián, después. Mano de santo. El navarro propició el primer gol y el asturiano fabricó el segundo. Asunto resuelto, tres puntos más y a dormir colíderes a la espera de lo que haga el Barça en San Mamés sin Valdés ni Messi.


Volvió a costarle al Atleti hincarle el diente a un encuentro fuera, pero esta vez la causa fue diferente. No especuló durante toda la primera parte como suele ser habitual y quiso el mando desde el principio, pero el Elche tenía otros planes. No mintió Fran Escribá cuando afirmó en la previa que miraba al Atleti como a un hermano mayor. Todas las señas de identidad de los rojiblancos las replica el Elche: orden, inteligencia, compromiso... Así intercambió golpes sin recular durante más de una hora.

Carlos Sánchez y Rubén Pérez se dedicaron a imitar a Gabi y Tiago, que por primera vez se encontraban con un doble pivote tan voraz en la recuperación como ellos. Y como Botía aguantaba el cuerpo a cuerpo con Diego Costa, las miradas se volvieron hacia Arda y Villa. El turco aprobó raspado, pero el Guaje desapareció totalmente. No tuvo ningún peso en el partido.

El Elche llegaba suelto hasta tres cuartos, pero allí se le apagaban las luces. O se las apagaban Miranda y compañía, impecables de nuevo. Sólo una vez se presentó en el área en ventaja, tras una contra guiada por Coro, pero Boakye remató con la mala intención de una película de Disney. El resto de ocasiones fueron estrategia (cabezazo de Gabi tras jugada de la infinita pizarra del Cholo), disparos lejanos de Coro, Arda y Carles Gil y un centro lateral de Koke que anunció el drama que llegaría de las manos blandas de Manu Herrera. El portero dejó el balón muerto en el área y sólo un providencial Damián evitó el gol de Diego Costa.

Aquella había sido la única ocasión clara del Atleti cuando Simeone recurrió a su álter ego Raúl García. Un minuto tardó el navarro en exhibir su pegada con un disparo magnífico desde fuera del área. Manu Herrera llegó, pero volvió a incumplir las normas del buen portero y dejó el balón muerto en el área. Botía llegó con ventaja, pero se confío lo suficiente para que apareciera Diego Costa como un tornado. Tanto, que hizo falta. Pero Delgado Ferreiro no la pitó, la pobre pelota siguió abandonada junto a la portería y Koke no tuvo más remedio que empujarla. No tiene suerte el Elche con los árbitros cuando le visitan madrileños, aunque justo después se anuló un gol a Arda que admite la duda de si Manu Herrera había cogido esta vez la pelota o tampoco.

Para enterrar la polémica, Simeone sacó ahora al resucitado Adrián. Tampoco tardó mucho el asturiano en dar la razón al técnico, con un pase fabuloso, picadito por encima de los defensas, para que Diego Costa le pusiera una definición a la altura. Su decimoquinto gol en otras tantas jornadas. Queda claro que no es una racha, es un talento.

Y así, sin alardes, con la solvencia de quien cumple con su trabajo sin necesidad de sacar pecho, el Atleti se coloca colíder y demuestra que tiene banquillo. Aunque Simeone no se salga del partido a partido, hay que ir cambiando términos: el sueño ya es un reto. Difícil, sí, pero real.

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