PSG aplastó al Anderletch con cuatro goles de Ibra

Bruselas, As
Más que en la máxima competición continental, parece que el Paris Saint-Germain está de interraíl por Europa. Cada parada ha sido una visita turística, una fiesta donde el que más liga siempre es el mismo: un sueco capaz de llevarse de calle hasta a la novia del rival. La última conquista de Zlatan Ibrahimovic fue el Constant V. Stock de Bruselas, que se rindió a él cuando colocó en la escuadra el que sería su tercer gol en 20 minutos. Los parisinos mantienen el pleno de victorias en Champions y sus nueve puntos les hacen atisbar con claridad los octavos de final.


No hay más líder en el PSG que Ibrahimovic. El sueco participa en todas las jugadas de ataque, pero tampoco escatima esfuerzos en defensa. Su envergadura le hace un muro a la hora de arruinar jugadas del rival a balón parado, como comprobó el Anderlecht. Los belgas empezaron el partido voluntariosos, con la inocencia del que cree que la superioridad es una teoría que no siempre se lleva a la práctica. Durante los primeros minutos fueron una molestia para el PSG, una mosca que no dejaba de rondarles. Pero nadie aguanta con una mosca zumbándole en el oído mucho rato.

La primera baza parisina para romper al Anderlecht fue mandar balones largos a la espalda de los defensores. La voluntad local empezaba a doblarse. La segunda llegó por la banda derecha: Van der Wiel encontró un carril kilométrico desde el que servir balones al área, centros que se convirtieron en asistencias cuando Ibrahimovic los mandó a la red a los 17’ y 22’ de partido, el segundo de tacón. Los belgas ya estaban metidos atrás y al PSG, a medio gas todo el encuentro, le dio tiempo a reescribir su propia historia. Primero, Ibrahimovic, que se convirtió en el máximo goleador de la historia del club en Champions con nueve goles (superó a George Weah, que hizo siete). Además, los parisinos lograron su mayor goleada europea fuera de casa (0-5).

La voluntad del Anderlecht volvió en la segunda parte. Los belgas se sabían con el partido perdido, pero intentaron buscar su gol hasta el final. Esa osadía se la cobró Cavani. Mbemba se escurrió en su área y el balón cayó a los pies del uruguayo, que hizo el cuarto.

A pesar de las pequeñas embestidas del Anderlecht, en el cuadro parisino reinaba la tranquilidad. Buena prueba de ello fueron los regates de Verratti en su área para sacar el balón. Los tres puntos estaban asignados y la única duda era saber hasta dónde querría llegar el PSG, que no jugó al máximo de revoluciones en ningún momento.

En el 62’ llegó el cuarto de Ibrahimovic. El sueco tenía a tiro el récord de cinco goles en un partido de Messi, el único que ha conseguido esa marca en Champions. Todo lo que llegaba a sus botas acababa enfilando a portería, para desesperación de Cavani. Pero el quinto no cayó.

Los de Laurent Blanc llevan nueve puntos en tres partidos y, con el empate a uno entre el Benfica y Olympiakos (ambos acumulan cuatro puntos), podrán certificar la clasificación para octavos la próxima jornada en el Parque de los Príncipes.

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