Los restos de Priebke siguen en el aeropuerto a la espera de saber donde será enterrado
Roma, EP
El cuerpo del criminal de guerra nazi Erich Priebke sigue en un aeropuerto militar próximo a Roma a la espera de que su destino final se aclare, un día después de que grupos rivales de manifestantes provocaran la suspensión de su funeral.
Priebke, un exoficial de las SS, falleció a los 100 años la semana pasada en Roma, donde cumplía una condena a cadena perpetua bajo arresto domiciliario por su papel en la muerte de 335 civiles en 1944 en cuevas próximas a la capital italiana. Priebke nunca se disculpó por su actuación.
El alcalde de Roma, Ignazio Marino, ha indicado que las autoridades italianas podrían pedir ayuda ahora al Gobierno alemán. "Sé que están evaluando que decisiones tomar y no descarto contactos entre nuestro gobierno y el gobierno de Alemania", ha declarado el alcalde a la televisión estatal RAI.
Marino ha indicado que el cuerpo ha sido trasladado al aeropuerto militar en Pratica di Mare desde la localidad de Albano Laziale, donde los enfrentamientos entre residentes enfurecidos y visitantes neonazis impidieron este martes proceder con su funeral.
Un grupo de extrema-derecha, la Sociedad Católica de San Pío (SSPX), había organizado el funeral pese a las protestas locales. Esta organización ultratradicional mantiene una complicada relación con el Vaticano.
El abogado de Priebke, Paolo Giachini, ha señalado al diario 'Il Messaggero' que ordenó la suspensión del funeral después de que los neonazis intentaran sumarse al cortejo en desafío a un acuerdo de que la ceremonia sería privada.
Priebke estaba al frente de los agentes de la SS que en marzo de 1944 ejecutaron a civiles en las Cuevas Ardeantinas en represalia por el asesinato de 33 soldados alemanes por un grupo partisano. Adolf Hitler había ordenado a las fuerzas de ocupación alemanas que respondieran ejecutando a diez italianos por cada alemán muerto.
Priebke fue deportado desde Argentina a Italia después de ser entrevistado por una televisión estadounidense y admitir su papel en la masacre, que dijo que fue perpetrada contra "terroristas". Fue condenado a cadena perpetua en Italia en 1998.
El cuerpo del criminal de guerra nazi Erich Priebke sigue en un aeropuerto militar próximo a Roma a la espera de que su destino final se aclare, un día después de que grupos rivales de manifestantes provocaran la suspensión de su funeral.
Priebke, un exoficial de las SS, falleció a los 100 años la semana pasada en Roma, donde cumplía una condena a cadena perpetua bajo arresto domiciliario por su papel en la muerte de 335 civiles en 1944 en cuevas próximas a la capital italiana. Priebke nunca se disculpó por su actuación.
El alcalde de Roma, Ignazio Marino, ha indicado que las autoridades italianas podrían pedir ayuda ahora al Gobierno alemán. "Sé que están evaluando que decisiones tomar y no descarto contactos entre nuestro gobierno y el gobierno de Alemania", ha declarado el alcalde a la televisión estatal RAI.
Marino ha indicado que el cuerpo ha sido trasladado al aeropuerto militar en Pratica di Mare desde la localidad de Albano Laziale, donde los enfrentamientos entre residentes enfurecidos y visitantes neonazis impidieron este martes proceder con su funeral.
Un grupo de extrema-derecha, la Sociedad Católica de San Pío (SSPX), había organizado el funeral pese a las protestas locales. Esta organización ultratradicional mantiene una complicada relación con el Vaticano.
El abogado de Priebke, Paolo Giachini, ha señalado al diario 'Il Messaggero' que ordenó la suspensión del funeral después de que los neonazis intentaran sumarse al cortejo en desafío a un acuerdo de que la ceremonia sería privada.
Priebke estaba al frente de los agentes de la SS que en marzo de 1944 ejecutaron a civiles en las Cuevas Ardeantinas en represalia por el asesinato de 33 soldados alemanes por un grupo partisano. Adolf Hitler había ordenado a las fuerzas de ocupación alemanas que respondieran ejecutando a diez italianos por cada alemán muerto.
Priebke fue deportado desde Argentina a Italia después de ser entrevistado por una televisión estadounidense y admitir su papel en la masacre, que dijo que fue perpetrada contra "terroristas". Fue condenado a cadena perpetua en Italia en 1998.