Liga de Campeones: El Barcelona tiró el muro del Celtic


Glasgow, As
Jugar en Celtic Park es algo así como masticar tornillos mientras te masacran los tobillos. Eso sí, como la gente canta muy bien, los de Glasgow caen simpáticos a pesar de practicar uno de los estilos de juego más horripilantes de Europa basado en encerrar a diez tios en su área y arrear patadas a todo lo que se mueve. Y cuando no se mueve y está en el suelo (véase Neymar) también. En resumen, el Celtic en su casa es el peor enemigo al que pueda enfrentarse el Barça. Por eso, el triunfo del equipo blaugrana por 0-1 marca uno de los hitos del neonato grupo de Martino. Fue un ejercicio de paciencia y de coraje a partes iguales.


La orquesta del Barça tocó la música que se esperaba a pesar de que el solista virtuoso no estaba en el campo. Sin Messi, todos los jugadores dieron un paso al frente para enfrentarse al cerrojazo y las patadas de los de Lennon. Patadas, que por cierto, eran ovacionadas por ese público que canta tan bien.

De Valdés a Neymar, pasando por un Bartra -que dejó claro que alguien debería dar explicaciones respecto a la ínfima utilización que se hizo de él a lo largo de la última campaña- todos los jugadores del Barça dieron lo mejor en un estadio complicado y ante un rival agobiante como pocos. Ganar en Celtic Park supone un plus de autoestima para cualquiera.

Desde el principio el Barcelona tuvo el control del partido en un ejercicio de paciencia a la espera de que los leones escoceses se cansaran. El Celtic, con Commons y Samaras en punta únicamente buscaba las contras y las jugadas a balón parado, mientras que en el bando de los de Martino todo era llevar la pelota de un lado a otro esperando que se abrieran las aguas balanquiverdes. Toda la primera parte fue chocar una y otra vez contra un muro.

A los 13 minutos de la reanudación, al capitán del Celtic se le fue la cabeza al patear los riñones de Neymar cuando el brasileño estaba en el suelo. Era una roja clarísima que debería comportar una sanción complementaria ejemplarizante. El público que canta bien, aplaudió la acción como en las plazas de la Edad Media se aplaudían las decapitaciones.

Con uno menos, el Celtic reforzó el plan inicial. Para defenderse, tampoco hacen falta los once. Incluso atacaron mejor y Valdés tuvo que vestirse de santo para salvar al Barça con un enorme paradón en el minuto 73 a chut de Matthews. Ese fue el canto del cisne del Celtic. Dos minutos después, en la primera acción de Alexis sobre el campo, llevó un contragolpe que Cesc cabeceó perfectamente a la red.

Apartir de ahí, los escoceses basaron su juego en incrementar la violencia y el portero Forster amplió su leyenda al evitar que el Barça en sendos contragolpes de Alexis y Neymar sentenciara el encuentro. El guardameta fue el último que mantuvo la defensa del muro de Celtic Park. También fue el único que no repartió.

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