Felipe Quispe y los 10 años de la Guerra del Gas: “Los alteños se llevaron la flor”
La Paz, Oxígeno
A sus 71 años, Felipe Quispe Huanca, El Mallku, recuerda que la Guerra del Gas nació de una protesta campesina que no tenía planificado derrocar al entonces presidente Gonzalo Sánchez de Lozada. Evoca las movilizaciones campesinas en la provincia Omasuyos y dice que la victoria del 17 de octubre del 2003, cuando ocurrió la renuncia del Primer Mandatario y su posterior partida a Estados Unidos, no corresponde únicamente El Alto, sino también a localidades del área rural como Warisata, Caracollo, los Yungas, entre muchos otros.
Una década después de las jornadas violentas mantiene un discurso crítico sobre los políticos que hoy manejan la agenda de octubre.
¿Qué evaluación hace a una década de los hechos de octubre de 2003?
Son ya 10 años de ese hecho de sangre que ocurrió en El Alto en La Paz como también en las provincias. En esa época yo era dirigente de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB) y fuimos los actores y autores de las movilizaciones de septiembre y octubre. Empezamos el 2 septiembre y acabamos el 17 de octubre.
¿Se tenía planificado derrocar al gobierno de Goni?
Quizá no teníamos pensado tumbar a Gonzalo Sánchez de Lozada. No pasó por nuestra cabeza, sino estábamos cobrando lo que nos debía el Gobierno, un pliego de 72 puntos donde se encontraba la anulación de la ley 1008, la ley INRA, el decreto 21060, pero Goni prefirió caer antes que anular esas leyes neoliberales. Se hizo una huelga de hambre de al menos 2 mil personas, hombres, mujeres, niños y ancianos de varias provincias en la plaza San Francisco. En ese piquete, corrió la frase de decir que se tienen que industrializar y nacionalizar el gas y petróleo y se convirtió en algo común.
¿Esas demandas fueron cumplidas?
Había muchos puntos que ni siquiera se cumplieron ni con este Gobierno actual (de Evo Morales). No se han cumplido porque los 72 puntos demandados por la CSUTCB deben estar en el bolsillo de Evo Morales desgastándose. La actual Confederación de Campesinos está totalmente politizada y no dice nada, ni un planteamiento. Sólo marchan dentro del MAS con esa música que dice proceso de cambio. Son discursos que se lleva el aire.
¿El Alto es la única trinchera de lucha que debe ser reconocida?
Nosotros empezamos primero. Creo que los enfrentamientos en Warisata dolieron mucho a los compañeros de El Alto y es por eso que ellos salieron. Nosotros mandamos mucha gente para agitar, explicar y concienciar al pueblo alteño. Las mujeres fueron a los mercados, los hombres a las terminales y así nos mantuvimos hasta el 17 de octubre.
La lucha no sólo era de El Alto, sino también de nosotros que hemos hecho el bloqueo de carreteras, todas las provincias y ciudades y al final terminamos derrotando a Gonzalo Sánchez de Lozada. ¿Quién se llevó la flor? La flor se la llevaron los alteños, no sólo ellos, también la gente oportunista del MAS se llevó la flor. Aquel entonces, Evo Morales no se encontraba en Bolivia, estaba paseando en Europa y regresó faltando unos días, cuando aquí en el país todas las cosas ya estaban definidas.
¿Qué es lo que más destaca aquellos años?
La CSUTCB de aquellos tiempos derrocó a tres presidentes: Hugo Banzer Suárez, Gonzalo Sánchez de Lozada y Carlos Mesa. Gracias a esa acción, Evo Morales está donde está, sino hubiese estado pataleando en esas marchas y en el tema coca como siempre hacía. Él no podía hacer nada porque no conocía el campo político. Nosotros hicimos un trabajo de masas en El Alto, en las comunidades y finalmente Goni tuvo que caer aunque no cumplió con ese trabajo de los 72 puntos, por lo menos lo tumbamos a ese gobierno neoliberal. Por eso estamos orgullosos los exdirigentes de la CSUTCB.
¿Qué opina de la nueva dirigencia sindical alteña?
Los alteños no han tenido un líder, no han tenido un caudillo. Una persona que tenga los pantalones, una que esté dispuesta a dar su vida, su sangre por una causa alteña. Todos los dirigentes que pasaron simplemente fueron sumisos que no saben ponerse a la altura y exigencia de las bases de El Alto. Si queremos luchar tenemos que ponernos bien el pantalón y amarrarnos bien los cinturones.
¿Qué mensaje da a los bolivianos a 10 años de los hechos de octubre?
En El Alto no se debe luchar por miserias. Tenemos huérfanos, viudas, minusválidos, personas que perdieron un pedazo de carne, un ojo, esa gente está en la calle, está pidiendo limosna hermanos, pero hay otra gente que está en los ministerios echada en su cama viendo en su televisión cómo fueron aquellas jornadas de octubre de 2003.
A sus 71 años, Felipe Quispe Huanca, El Mallku, recuerda que la Guerra del Gas nació de una protesta campesina que no tenía planificado derrocar al entonces presidente Gonzalo Sánchez de Lozada. Evoca las movilizaciones campesinas en la provincia Omasuyos y dice que la victoria del 17 de octubre del 2003, cuando ocurrió la renuncia del Primer Mandatario y su posterior partida a Estados Unidos, no corresponde únicamente El Alto, sino también a localidades del área rural como Warisata, Caracollo, los Yungas, entre muchos otros.
Una década después de las jornadas violentas mantiene un discurso crítico sobre los políticos que hoy manejan la agenda de octubre.
¿Qué evaluación hace a una década de los hechos de octubre de 2003?
Son ya 10 años de ese hecho de sangre que ocurrió en El Alto en La Paz como también en las provincias. En esa época yo era dirigente de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB) y fuimos los actores y autores de las movilizaciones de septiembre y octubre. Empezamos el 2 septiembre y acabamos el 17 de octubre.
¿Se tenía planificado derrocar al gobierno de Goni?
Quizá no teníamos pensado tumbar a Gonzalo Sánchez de Lozada. No pasó por nuestra cabeza, sino estábamos cobrando lo que nos debía el Gobierno, un pliego de 72 puntos donde se encontraba la anulación de la ley 1008, la ley INRA, el decreto 21060, pero Goni prefirió caer antes que anular esas leyes neoliberales. Se hizo una huelga de hambre de al menos 2 mil personas, hombres, mujeres, niños y ancianos de varias provincias en la plaza San Francisco. En ese piquete, corrió la frase de decir que se tienen que industrializar y nacionalizar el gas y petróleo y se convirtió en algo común.
¿Esas demandas fueron cumplidas?
Había muchos puntos que ni siquiera se cumplieron ni con este Gobierno actual (de Evo Morales). No se han cumplido porque los 72 puntos demandados por la CSUTCB deben estar en el bolsillo de Evo Morales desgastándose. La actual Confederación de Campesinos está totalmente politizada y no dice nada, ni un planteamiento. Sólo marchan dentro del MAS con esa música que dice proceso de cambio. Son discursos que se lleva el aire.
¿El Alto es la única trinchera de lucha que debe ser reconocida?
Nosotros empezamos primero. Creo que los enfrentamientos en Warisata dolieron mucho a los compañeros de El Alto y es por eso que ellos salieron. Nosotros mandamos mucha gente para agitar, explicar y concienciar al pueblo alteño. Las mujeres fueron a los mercados, los hombres a las terminales y así nos mantuvimos hasta el 17 de octubre.
La lucha no sólo era de El Alto, sino también de nosotros que hemos hecho el bloqueo de carreteras, todas las provincias y ciudades y al final terminamos derrotando a Gonzalo Sánchez de Lozada. ¿Quién se llevó la flor? La flor se la llevaron los alteños, no sólo ellos, también la gente oportunista del MAS se llevó la flor. Aquel entonces, Evo Morales no se encontraba en Bolivia, estaba paseando en Europa y regresó faltando unos días, cuando aquí en el país todas las cosas ya estaban definidas.
¿Qué es lo que más destaca aquellos años?
La CSUTCB de aquellos tiempos derrocó a tres presidentes: Hugo Banzer Suárez, Gonzalo Sánchez de Lozada y Carlos Mesa. Gracias a esa acción, Evo Morales está donde está, sino hubiese estado pataleando en esas marchas y en el tema coca como siempre hacía. Él no podía hacer nada porque no conocía el campo político. Nosotros hicimos un trabajo de masas en El Alto, en las comunidades y finalmente Goni tuvo que caer aunque no cumplió con ese trabajo de los 72 puntos, por lo menos lo tumbamos a ese gobierno neoliberal. Por eso estamos orgullosos los exdirigentes de la CSUTCB.
¿Qué opina de la nueva dirigencia sindical alteña?
Los alteños no han tenido un líder, no han tenido un caudillo. Una persona que tenga los pantalones, una que esté dispuesta a dar su vida, su sangre por una causa alteña. Todos los dirigentes que pasaron simplemente fueron sumisos que no saben ponerse a la altura y exigencia de las bases de El Alto. Si queremos luchar tenemos que ponernos bien el pantalón y amarrarnos bien los cinturones.
¿Qué mensaje da a los bolivianos a 10 años de los hechos de octubre?
En El Alto no se debe luchar por miserias. Tenemos huérfanos, viudas, minusválidos, personas que perdieron un pedazo de carne, un ojo, esa gente está en la calle, está pidiendo limosna hermanos, pero hay otra gente que está en los ministerios echada en su cama viendo en su televisión cómo fueron aquellas jornadas de octubre de 2003.