Bashar Al Assad: “El Nobel de la Paz debió haber sido mío”
Siria, AFP
“El Nobel de la Paz debió haber sido mío”, dijo el presidente sirio Bashar Al Assad durante una entrevista difundida por el diario libanés Al Akhbar, vinculado al movimiento chiita Hezbollah, cuyas milicias apoyan en los combates al ejército de Damasco.
La Organización para la Prohibición de las Armas Químicas avanza en Siria en el plan de destrucción de los arsenales químicos, tras la resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, lograda luego de una propuesta rusa.
La iniciativa rusa bloqueó la posibilidad de una intervención militar, a la que estaba dispuesto Estados Unidos luego del ataque con armas químicas perpetrado en un suburbio de Damasco. Assad dijo que su régimen no es responsable de ese ataque, pero numerosos expertos y países occidentales advirtieron que sólo Damasco tenía capacidad para esa acción.
Este lunes, Siria ingresó oficialmente en la Convención de Armas Químicas y se convirtió en el Estado 190 de la organización. La convención establece que sus miembros, son responsables de la seguridad de los investigadores de la OPAQ, como también de los costes de la destrucción del armamento.
El pasado viernes, el el Comité Nobel de Noruega anunció que la OPAQ había ganado este año el Premio Nobel de la Paz 2013, por sus “amplios esfuerzos para eliminar” los arsenales químicos y como impulso a su papel en el conflicto de Siria.
Hoy martes Al Assad apareció en público para participar a primera hora de esta mañana en el rezo del “Aid al Adha”, que marca el comienzo de la fiesta musulmana del Sacrificio, en una mezquita de Damasco.
El primer mandatario acudió al templo de Hasiba en la capital, donde estuvo acompañado por miembros del partido gobernante Al Baaz, diputados y ulemas, informó la agencia de noticias oficial siria, Sana.
“Cualquier lógica que adopte el terrorismo, la exclusión y la anulación es un enfoque (de la religión) inaceptable para nosotros”
Este medio publicó varias fotografías de Al Asad, que estuvo sentado durante la oración junto al gran muftí de Siria, Ahmed Badredin Hasun.
La oración fue encabezada por el jeque Mohamed Taufiq Ramadan al Buti, hijo del prominente ulema Mohamed Said Ramadan al Buti, cercano al régimen y fallecido en marzo pasado en un atentado en Damasco.
En su sermón de hoy, el imán subrayó que el islam une a las naciones en vez de dividirlas y que el extremismo solo acarrea más radicalismo.
“Cualquier lógica que adopte el terrorismo, la exclusión y la anulación es un enfoque (de la religión) inaceptable para nosotros”, apuntó el jeque.
En la última festividad islámica, la del “Aid al Fitr”, que puso fin al mes de ayuno de Ramadán el 8 de agosto pasado, los rebeldes aseguraron que habían atacado el convoy en el que se trasladaba el presidente cuando se dirigía a la mezquita damascena de Anas bin Malek, lo que fue negado por el régimen.
Más de 100.000 personas han muerto desde el inicio del conflicto en Siria a mediados de marzo de 2011, según la ONU, mientras que el Observatorio Sirio de Derechos Humanos eleva la cifra a más de 115.000 fallecidos.
“El Nobel de la Paz debió haber sido mío”, dijo el presidente sirio Bashar Al Assad durante una entrevista difundida por el diario libanés Al Akhbar, vinculado al movimiento chiita Hezbollah, cuyas milicias apoyan en los combates al ejército de Damasco.
La Organización para la Prohibición de las Armas Químicas avanza en Siria en el plan de destrucción de los arsenales químicos, tras la resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, lograda luego de una propuesta rusa.
La iniciativa rusa bloqueó la posibilidad de una intervención militar, a la que estaba dispuesto Estados Unidos luego del ataque con armas químicas perpetrado en un suburbio de Damasco. Assad dijo que su régimen no es responsable de ese ataque, pero numerosos expertos y países occidentales advirtieron que sólo Damasco tenía capacidad para esa acción.
Este lunes, Siria ingresó oficialmente en la Convención de Armas Químicas y se convirtió en el Estado 190 de la organización. La convención establece que sus miembros, son responsables de la seguridad de los investigadores de la OPAQ, como también de los costes de la destrucción del armamento.
El pasado viernes, el el Comité Nobel de Noruega anunció que la OPAQ había ganado este año el Premio Nobel de la Paz 2013, por sus “amplios esfuerzos para eliminar” los arsenales químicos y como impulso a su papel en el conflicto de Siria.
Hoy martes Al Assad apareció en público para participar a primera hora de esta mañana en el rezo del “Aid al Adha”, que marca el comienzo de la fiesta musulmana del Sacrificio, en una mezquita de Damasco.
El primer mandatario acudió al templo de Hasiba en la capital, donde estuvo acompañado por miembros del partido gobernante Al Baaz, diputados y ulemas, informó la agencia de noticias oficial siria, Sana.
“Cualquier lógica que adopte el terrorismo, la exclusión y la anulación es un enfoque (de la religión) inaceptable para nosotros”
Este medio publicó varias fotografías de Al Asad, que estuvo sentado durante la oración junto al gran muftí de Siria, Ahmed Badredin Hasun.
La oración fue encabezada por el jeque Mohamed Taufiq Ramadan al Buti, hijo del prominente ulema Mohamed Said Ramadan al Buti, cercano al régimen y fallecido en marzo pasado en un atentado en Damasco.
En su sermón de hoy, el imán subrayó que el islam une a las naciones en vez de dividirlas y que el extremismo solo acarrea más radicalismo.
“Cualquier lógica que adopte el terrorismo, la exclusión y la anulación es un enfoque (de la religión) inaceptable para nosotros”, apuntó el jeque.
En la última festividad islámica, la del “Aid al Fitr”, que puso fin al mes de ayuno de Ramadán el 8 de agosto pasado, los rebeldes aseguraron que habían atacado el convoy en el que se trasladaba el presidente cuando se dirigía a la mezquita damascena de Anas bin Malek, lo que fue negado por el régimen.
Más de 100.000 personas han muerto desde el inicio del conflicto en Siria a mediados de marzo de 2011, según la ONU, mientras que el Observatorio Sirio de Derechos Humanos eleva la cifra a más de 115.000 fallecidos.