Un regalo de Saúl a Jonás condena al Rayo en Valencia
Valencia, As
Djukic va a terminar por colocar una foto de Jonas en su mesita de noche. La inspiración del brasileño le dio tres puntos más al Valencia y con ellos suma nueve de un tirón. Por Mestalla la crisis de hace solo una semana se ve ya como la económica por Alemania, de lejos. Al menos la de resultados. Las victorias lo calman todo, incluso maquillan síntomas evidentes de flaqueza como los que mostró el equipo en la segunda mitad. Le queda trabajo por hacer a Djukic, si bien, cortada la sangría defensiva que le llevó a encajar doce goles en cuatro partidos, la definición de Jonas hace el resto.
Todo lo contrario le sucede al Rayo. En Vallecas se ha instalado el agobio de las derrotas y no encuentran la forma de solucionarla por más que ponen de su parte. Los de Paco Jémez juegan y jugaron en Valencia con sentido y criterio. Bien colocados en el campo, mandando y recuperando con solvencia, con Trashorras sintiéndose cómodo en la transición y agobiando a un Valencia que terminó pidiendo la hora. Pero un error de Saúl y una nula pegada certificaron su sexta derrota consecutiva. Tiene un patrón de fútbol definido desde el curso pasado. Lo que no tiene ahora es un Baptistao.
El partido lo perdió el Rayo quizás por la manía de querer salir siempre con el balón contralado. Y lo ganó el Valencia precisamente por no complicarse en esa zona. Saúl se confió donde es pecado mortal hacerlo y Jonas apareció por delante suyo como una exhalación. El brasileño no solo le robó la cartera sino que resolvió con un disparo cruzado impoluto. El Valencia, que ya en esa fase empezaba a dar síntomas de incapacidad para hacer suyo el partido, vivió en los primeros compases de un chavalín argentino que está haciéndose mayor a pasos agigantados: Fede Cartabia. Tiene velocidad, desborde y una cara que se la pisa.
El Valencia ni tan siquiera tras el gol de Jonas se sintió cómodo. Al contrario. El Rayo no le dejó. Tres cuartas partes del campo eran de color amarillo. Y suerte tuvieron los che de que Fernández Borbalán se contuviera a la hora de enseñar a Joao Pereira una amarilla por falta a Lass cuando el portugués ya tenía una. Pero Diego Alves recibió más golpes que disparos. El guardameta, que hasta en tres ocasiones parecía que iba a tener que pedir el cambio por diferentes lesiones y que tuvo al canterano Jaume en un sin vivir constante por si le tocaba tomar la alternativa, apenas tuvo que intervenir, aunque cierto es que salvó a los suyos del empate. Perea, en el único error de bulto de la zaga blanquinegra en un intento de provocar el fuera de juego, se plantó solo ante Diego Alves y éste privó a los de Jémez de un merecido punto.
Djukic va a terminar por colocar una foto de Jonas en su mesita de noche. La inspiración del brasileño le dio tres puntos más al Valencia y con ellos suma nueve de un tirón. Por Mestalla la crisis de hace solo una semana se ve ya como la económica por Alemania, de lejos. Al menos la de resultados. Las victorias lo calman todo, incluso maquillan síntomas evidentes de flaqueza como los que mostró el equipo en la segunda mitad. Le queda trabajo por hacer a Djukic, si bien, cortada la sangría defensiva que le llevó a encajar doce goles en cuatro partidos, la definición de Jonas hace el resto.
Todo lo contrario le sucede al Rayo. En Vallecas se ha instalado el agobio de las derrotas y no encuentran la forma de solucionarla por más que ponen de su parte. Los de Paco Jémez juegan y jugaron en Valencia con sentido y criterio. Bien colocados en el campo, mandando y recuperando con solvencia, con Trashorras sintiéndose cómodo en la transición y agobiando a un Valencia que terminó pidiendo la hora. Pero un error de Saúl y una nula pegada certificaron su sexta derrota consecutiva. Tiene un patrón de fútbol definido desde el curso pasado. Lo que no tiene ahora es un Baptistao.
El partido lo perdió el Rayo quizás por la manía de querer salir siempre con el balón contralado. Y lo ganó el Valencia precisamente por no complicarse en esa zona. Saúl se confió donde es pecado mortal hacerlo y Jonas apareció por delante suyo como una exhalación. El brasileño no solo le robó la cartera sino que resolvió con un disparo cruzado impoluto. El Valencia, que ya en esa fase empezaba a dar síntomas de incapacidad para hacer suyo el partido, vivió en los primeros compases de un chavalín argentino que está haciéndose mayor a pasos agigantados: Fede Cartabia. Tiene velocidad, desborde y una cara que se la pisa.
El Valencia ni tan siquiera tras el gol de Jonas se sintió cómodo. Al contrario. El Rayo no le dejó. Tres cuartas partes del campo eran de color amarillo. Y suerte tuvieron los che de que Fernández Borbalán se contuviera a la hora de enseñar a Joao Pereira una amarilla por falta a Lass cuando el portugués ya tenía una. Pero Diego Alves recibió más golpes que disparos. El guardameta, que hasta en tres ocasiones parecía que iba a tener que pedir el cambio por diferentes lesiones y que tuvo al canterano Jaume en un sin vivir constante por si le tocaba tomar la alternativa, apenas tuvo que intervenir, aunque cierto es que salvó a los suyos del empate. Perea, en el único error de bulto de la zaga blanquinegra en un intento de provocar el fuera de juego, se plantó solo ante Diego Alves y éste privó a los de Jémez de un merecido punto.