Un informe alerta de que la "epidemia mundial" de Alzheimer está provocando desamparo en las familias

Madrid, EP
La epidemia mundial del Alzheimer está provocando una escasez de cuidadores y falta de apoyo a las familias con algún miembro que padece la enfermedad y que, normalmente, se encargan de cuidarlos, según el Informe Mundial sobre el Alzheimer 2013, que señala que el número de adultos mayores dependientes ascenderá a 277 millones en 2050 y la mitad de todas las personas mayores que necesitan cuidado personal tiene demencia.


Bajo el título 'Diario de los cuidados: un análisis de la atención a largo plazo para la demencia', hecho público este jueves, el documento pide a los gobiernos de todo el mundo que hagan de la demencia una prioridad mediante la aplicación de planes nacionales e iniciando debates nacionales urgentes sobre los futuros acuerdos del cuidado a largo plazo.

La entidad 'Alzheimer Disease International' (ADI) y la compañía Bupa encargaron a un equipo de investigadores, dirigido por el profesor Martin Prince del, 'King's College of London', en Reino Unido, elaborar el informe, que alerta de que, a medida que envejece la población mundial, el sistema tradicional de atención "informal" por parte de la familia, los amigos y la comunidad requerirá un apoyo mucho mayor.

A nivel mundial, el 13 por ciento de las personas de 60 años o más requieren atención a largo plazo. Entre 2010 y 2050, el número total de personas mayores con necesidades de atención casi se triplicará, pasando de 101 a 277 millones. El cuidado a largo plazo se centra principalmente en la atención a las personas con demencia, ya que alrededor de la mitad de todas las personas mayores que necesitan cuidado personal tienen demencia y el 80 por ciento de las que están en hogares para ancianos padecen demencia.

El costo mundial de atención de la demencia es actualmente de más de 600.000 millones de dólares (442.629 millones de euros) o alrededor del 1 por ciento del producto interior bruto (PIB) global. El documento plantea la necesidad de aumentar diez veces los fondos de investigación para revitalizar la labor de prevención de la demencia, el tratamiento y la atención, una inversión que considera "esencial" para mitigar el impacto de la epidemia de la demencia global sobre las futuras necesidades de atención a largo plazo y mejorar la calidad de la atención.

Así, el informa habla de que los sistemas deben estar en listos para supervisar la calidad de la atención de la demencia en todos los ámbitos, ya sea en hogares o en la comunidad, además de que debe promoverse la autonomía en todas las etapas de la demencia, dando prioridad a las voces de las personas con demencia y sus cuidadores. Sus autores también apuntan a la relevancia de sistemas de salud y sociales integrados y coordinados para satisfacer las necesidades de las personas.

A su juicio, los cuidadores de primera línea han de tener una formación adecuada y los sistemas asegurar que los no remunerados reciben una retribución económica adecuada a fin de mantener el modelo de atención informal y mejorar y retener a los cuidadores remunerados.

En cuanto al cuidado en hogares, una opción preferida para una "minoría significativa", el informe subraya que el trabajo no remunerado de los cuidadores familiares debe ser correctamente valorado, además de que la calidad de esta atención ha de ser monitoreada a través de la calidad de vida y la satisfacción de sus habitantes, además de las inspecciones de rutina.

"Las personas con demencia tienen necesidades especiales. En comparación otros usuarios de los servicios de atención a largo plazo, necesitan una atención más personal, más horas de atención y más supervisión, todo ello asociado con una mayor presión sobre los cuidadores y mayores costos", subraya el profesor Martin Price.

"Sus necesidades de atención comienzan temprano en el curso de la enfermedad y evolucionan constantemente con el tiempo, lo que requiere una planificación anticipada, un seguimiento y una coordinación", agrega el autor del informe. Por ello, apuesta por valorar la contribución no remunerada de la familia.

Según el director ejecutivo de ADI, Marc Wortmann, hay que valorar los cuidados de primera línea para las personas con demencia, en los que se incluyen los de los cuidadores pagados y los familiares no remunerados, que comparten mucho en común. "Los gobiernos deben reconocer el papel de los cuidadores y garantizar la existencia de políticas para apoyarlos", reclamó este experto.

"Una población que envejece en todo el mundo significa que tiene como uno de los mayores retos sanitarios la mejora de atención de la demencia y el apoyo", agregó el director médico de Bupa, Paul Zollinger-Read. De esta forma, recalcó la necesidad de que los gobiernos de todo el mundo hagan de la demencia una prioridad nacional de salud mediante el desarrollo de planes nacionales de demencia que garanticen que las personas que viven con demencia tienen una buena calidad de vida y los amigos y familiares, que a menudo asumen el importante papel de cuidador, estén también debidamente respaldados.

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