Rohaní, recibido entre aplausos y protestas tras su charla con Obama

La prensa iraní celebra la histórica conversación del presidente con su homólogo de EE UU
Un número reducido de personas increpa y lanza huevos al líder a su regreso

Ángeles Espinosa
Dubái, El País
Con gritos de “Gracias, gracias”, cientos de iraníes han recibido a su presidente, Hasan Rohaní, en Teherán tras conocer que había hablado por teléfono con su homólogo estadounidense, Barack Obama. El mandatario iraní, que regresaba de participar en la Asamblea General de la ONU, también ha tenido que escuchar el descontento de un pequeño grupo de ultras que coreaba “Muerte a Estados Unidos” mientras lanzaba huevos, piedras e incluso un zapato contra la limusina presidencial. Las reacciones a la histórica conversación, la primera en 34 años entre los líderes de Irán y EE UU, pone de relieve los retos que afronta Rohaní para desbloquear el aislamiento internacional que sufre su país.


Las imágenes de la llegada de Rohaní al aeropuerto de Mehrabad escenifican la división de la sociedad iraní sobre el asunto crucial de sus relaciones con la gran potencia mundial. Desde la revolución de 1979 que alumbró la República Islámica, el recelo hacia el intervencionismo extranjero y el afán de independencia convirtieron el antiamericanismo en uno de los pilares del nuevo régimen. La toma de la Embajada norteamericana en Teherán por un grupo de universitarios exaltados fue una expresión de esa desconfianza y la razón por la que Washington cortó relaciones con el Gobierno de los ayatolás. Para la propaganda oficial iraní, EEUU se convirtió en el “Gran Satán”.

A partir de entonces, sólo el desdén, las acusaciones mutuas o el silencio. Las escasas ocasiones en las que ha habido alguna aproximación (ayuda iraní a EE UU en Afganistán tras el 11-S o asistencia estadounidense a Irán tras el terremoto de 2003), los ultras de uno u otro lado han logrado frenar el deshielo. Y sin embargo, desde que hace una década se descubriera el programa nuclear secreto de Irán, tanto los dirigentes iraníes como los negociadores europeos, rusos y chinos que han participado en las conversaciones, han tenido claro que el asunto no podría resolverse sin un acercamiento entre Washington y Teherán. Ahora, cuando parece abrirse una puerta en ese sentido, todavía hay sectores en ambos países que desconfían profundamente

Rohaní es muy consciente de ello. Durante unas declaraciones a la prensa nada más bajar del avión, ha querido dejar claro que en Nueva York había defendido la posición de Irán en el asunto nuclear “en el marco de la flexibilidad heroica” señalada por el guía supremo, el ayatolá Ali Jameneí, sin ceder sobre los derechos y los objetivos de la nación. Irán insiste en que se reconozca su derecho a enriquecer uranio dentro de su territorio, una actividad que Estados Unidos y sus aliados sospechan que le sirva para construir una bomba atómica.

Parece improbable que Rohaní hubiera lanzado la ofensiva diplomática de la semana pasada sin el respaldo de la máxima autoridad iraní. No obstante, el peso y la desconfianza de los sectores más conservadores también le obligan a la prudencia. A esa presión atribuyen los observadores el que no llegara a producirse el apretón de manos con Obama, sobre el que tanto se había especulado. En su lugar, hubo 15 minutos de conversación telefónica.

“Íbamos hacia el aeropuerto cuando me informaron de que la Casa Blanca había llamado a nuestro embajador en Naciones Unidas diciendo que Obama me quería hablar durante unos minutos y acepté”, relató con naturalidad Rohaní a los periodistas, según recoge la agencia IRNA. El presidente iraní desmintió sin embargo que fuera él quien se hubiera negado a reunirse con Obama como han afirmado algunos medios occidentales, y lo atribuyó a falta de tiempo para coordinarlo.

“Hablamos de las negociaciones entre Irán y el grupo 5+1 [EEUU, Rusia, China, Reino Unido, Francia y Alemania] y de la posibilidad que se ha abierto”, declaró en referencia a la reanudación de los contactos anunciada para el mes que viene en Ginebra. “Coincidimos en que hay que aprovechar esta oportunidad”.

Buena parte de los iraníes parecen compartir esa opinión. La subida ayer del rial iraní respecto al dólar (casi un 2% en el mercado libre) señala la satisfacción de comerciantes y empresarios, muy afectados por las sanciones internacionales. También la prensa ha celebrado el contacto “histórico” con el que se pone fin al tabú de las relaciones con Estados Unidos. Un columnista incluso ha advertido contra los extremistas que se oponen a ellas.

“Hacen el juego a otros países, entre ellos el régimen sionista, cuyos intereses ven en peligro con una normalización de los lazos diplomáticos entre Irán y Estados Unidos”, escribe el profesor de Relaciones Internacionales Mohammad Ali Bassiri, en el diario Etemad, según traducción de France Presse.

Los políticos se están mostrando más cautelosos. Para Alaeddin Borujerdi, que preside el comité de Exteriores del Parlamento iraní, la conversación entre Obama y Rohaní “demuestra que el lugar de Irán en el mundo es de crucial importancia”. Algunos diputados, sin embargo, han pedido al presidente de la Cámara que invite al jefe del Gobierno a que les informe de su viaje a Nueva York, según ha informado el propio Rohaní en su Twitter.


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