Putin advierte que seguirá suministrando armas a Siria ante un ataque de EE UU
El pulso sobre Siria ensancha la fractura en la política exterior europea
Pilar Bonet
San Petersburgo, El País
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama no logró un respaldo explícito a una acción militar directa en Siria durante la cumbre del G20 en San Petersburgo, un foro que evidenció la división de los aliados europeos de Estados Unidos. Cuatro de ellos (Francia, Italia, España y el Reino Unido) están entre los 11 firmantes de un comunicado difundido por la Casa Blanca en el que se afirma que las “pruebas” del uso de armas químicas el pasado 21 de agosto en las afueras de Damasco “apuntan claramente a la responsabilidad del gobierno sirio” y se pide una “enérgica respuesta internacional” para que “semejantes atrocidades no puedan repetirse nunca”. El comunicado pide que los inspectores de la ONU presenten sus resultados “cuanto antes” y que el Consejo de Seguridad “actué en consecuencia”.
Firmado también por Australia, Canadá, Japón, Corea del Sur, Arabia Saudí y Turquía, además de Estados Unidos, el documento había sido concebido en su origen como un texto para expresar la posición mínima común de los países de la Unión Europea, algo que no fue posible, a juzgar por el hecho de que Alemania no lo suscribió. Según medios de la UE, el jefe del Gobierno británico, David Cameron, fue el autor de la concepción resultante, que además de ampliar el ámbito geográfico de los firmantes e incluir a Estados Unidos, asume las tesis sobre la responsabilidad de Bachar El Asad y la parálisis del Consejo de Seguridad, aunque mantiene, como dijo el jefe del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, que el conflicto “no tiene solución militar” y reafirma el compromiso para buscar un “acuerdo político pacífico”. Indicando una rectificación de sus posiciones, el presidente francés, François Hollande ha asegurado que esperará el informe de los inspectores de la ONU antes de sumarse a una acción militar. “Vamos a esperar el informe de los inspectores y el voto del Congreso norteamericano que debe debatir este tema a partir del 9 de septiembre”, afirmó el presidente francés en su conferencia de prensa final. Hollande confía en que la publicación del informe permitirá valorar mejor el caso y también ampliar “la coalición que deberá formarse”.
Categóricamente en contra de una intervención militar sigue estando el presidente de Rusia, Vladímir Putin, junto con su colega chino Xi Jinping. La posición compartida por Rusia, China y Alemania se hace también extensiva a India, Indonesia, Brasilia y Argentina, que según dijo Putin se habían manifestado en este sentido durante la cumbre del G20. Putin dijo estar sorprendido por la actitud de Indonesia, “el mayor Estado musulmán del mundo”.
Preguntado si Rusia iba a ayudar a Siria, Putin respondió afirmativamente. “Ayudaremos. Y ayudamos ahora. Suministramos armas, colaboramos en el campo económico. Confío en que habrá más colaboración en el campo humanitario, en lo que se refiere a la ayuda humanitaria y el apoyo a la población civil que se encuentra en una difícil situación en ese país”, afirmó.
El líder ruso se sentó por fin este viernes a conversar sobre Siria con su colega estadounidense, lo que alivió algo el envaramiento y la tensión que se reflejaron el jueves cuando ambos parecían casi dos desconocidos. No hablaron de Edward Snowden, el contratista de la Agencia Nacional de Seguridad norteamericana, cuyo asilo en Rusia fue la causa de que Obama cancelara su visita oficial a Moscó. En total, los dos políticos dialogaron entre veinte y treinta minutos, durante los cuales se escucharon y entendieron sus respectivos argumentos, sin llegar a convencerse mutuamente, según dijo Putin. En lo que sí coincidieron ambos fue en calificar su conversación como “constructiva”, además de “sincera” y “abierta”.
Donde Obama insiste en que fue el régimen de Bachar el Asad ha usado armas químicas contra la población civil, Putin afirma que se trata de una “provocación de los guerrilleros” para obtener ayuda internacional. Sostuvo Obama que las potencias como Estados Unidos, mejor con el voto del Consejo de Seguridad pero también sin él, no pueden dejar impune una transgresión de las normas internacionales que prohíben las armas químicas, porque eso estimularía nuevas y peores trasgresiones. Putin argumentó en sentido contrario, a saber que una actuación unilateral sin el visto bueno del Consejo de Seguridad puede contribuir a la proliferación armamentista porque los pequeños países tratan de asegurarse por sí mismos su defensa ante un entorno que perciben como arbitrario. El líder ruso puso como ejemplo a Corea del Norte.
Desde el punto de vista de la química personal, la cumbre de San Petersburgo deja un sabor agridulce. Los líderes del G20 comenzaron la segunda y última jornada de la cumbre con aspecto cansado y rostro soñoliento, pues se dedicaron a conversar sobre Siria hasta pasada la media noche del jueves y Putin dijo haber estado hablando después sobre ese tema hasta las dos y media de la madrugada con el británico David Cameron.
Pilar Bonet
San Petersburgo, El País
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama no logró un respaldo explícito a una acción militar directa en Siria durante la cumbre del G20 en San Petersburgo, un foro que evidenció la división de los aliados europeos de Estados Unidos. Cuatro de ellos (Francia, Italia, España y el Reino Unido) están entre los 11 firmantes de un comunicado difundido por la Casa Blanca en el que se afirma que las “pruebas” del uso de armas químicas el pasado 21 de agosto en las afueras de Damasco “apuntan claramente a la responsabilidad del gobierno sirio” y se pide una “enérgica respuesta internacional” para que “semejantes atrocidades no puedan repetirse nunca”. El comunicado pide que los inspectores de la ONU presenten sus resultados “cuanto antes” y que el Consejo de Seguridad “actué en consecuencia”.
Firmado también por Australia, Canadá, Japón, Corea del Sur, Arabia Saudí y Turquía, además de Estados Unidos, el documento había sido concebido en su origen como un texto para expresar la posición mínima común de los países de la Unión Europea, algo que no fue posible, a juzgar por el hecho de que Alemania no lo suscribió. Según medios de la UE, el jefe del Gobierno británico, David Cameron, fue el autor de la concepción resultante, que además de ampliar el ámbito geográfico de los firmantes e incluir a Estados Unidos, asume las tesis sobre la responsabilidad de Bachar El Asad y la parálisis del Consejo de Seguridad, aunque mantiene, como dijo el jefe del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, que el conflicto “no tiene solución militar” y reafirma el compromiso para buscar un “acuerdo político pacífico”. Indicando una rectificación de sus posiciones, el presidente francés, François Hollande ha asegurado que esperará el informe de los inspectores de la ONU antes de sumarse a una acción militar. “Vamos a esperar el informe de los inspectores y el voto del Congreso norteamericano que debe debatir este tema a partir del 9 de septiembre”, afirmó el presidente francés en su conferencia de prensa final. Hollande confía en que la publicación del informe permitirá valorar mejor el caso y también ampliar “la coalición que deberá formarse”.
Categóricamente en contra de una intervención militar sigue estando el presidente de Rusia, Vladímir Putin, junto con su colega chino Xi Jinping. La posición compartida por Rusia, China y Alemania se hace también extensiva a India, Indonesia, Brasilia y Argentina, que según dijo Putin se habían manifestado en este sentido durante la cumbre del G20. Putin dijo estar sorprendido por la actitud de Indonesia, “el mayor Estado musulmán del mundo”.
Preguntado si Rusia iba a ayudar a Siria, Putin respondió afirmativamente. “Ayudaremos. Y ayudamos ahora. Suministramos armas, colaboramos en el campo económico. Confío en que habrá más colaboración en el campo humanitario, en lo que se refiere a la ayuda humanitaria y el apoyo a la población civil que se encuentra en una difícil situación en ese país”, afirmó.
El líder ruso se sentó por fin este viernes a conversar sobre Siria con su colega estadounidense, lo que alivió algo el envaramiento y la tensión que se reflejaron el jueves cuando ambos parecían casi dos desconocidos. No hablaron de Edward Snowden, el contratista de la Agencia Nacional de Seguridad norteamericana, cuyo asilo en Rusia fue la causa de que Obama cancelara su visita oficial a Moscó. En total, los dos políticos dialogaron entre veinte y treinta minutos, durante los cuales se escucharon y entendieron sus respectivos argumentos, sin llegar a convencerse mutuamente, según dijo Putin. En lo que sí coincidieron ambos fue en calificar su conversación como “constructiva”, además de “sincera” y “abierta”.
Donde Obama insiste en que fue el régimen de Bachar el Asad ha usado armas químicas contra la población civil, Putin afirma que se trata de una “provocación de los guerrilleros” para obtener ayuda internacional. Sostuvo Obama que las potencias como Estados Unidos, mejor con el voto del Consejo de Seguridad pero también sin él, no pueden dejar impune una transgresión de las normas internacionales que prohíben las armas químicas, porque eso estimularía nuevas y peores trasgresiones. Putin argumentó en sentido contrario, a saber que una actuación unilateral sin el visto bueno del Consejo de Seguridad puede contribuir a la proliferación armamentista porque los pequeños países tratan de asegurarse por sí mismos su defensa ante un entorno que perciben como arbitrario. El líder ruso puso como ejemplo a Corea del Norte.
Desde el punto de vista de la química personal, la cumbre de San Petersburgo deja un sabor agridulce. Los líderes del G20 comenzaron la segunda y última jornada de la cumbre con aspecto cansado y rostro soñoliento, pues se dedicaron a conversar sobre Siria hasta pasada la media noche del jueves y Putin dijo haber estado hablando después sobre ese tema hasta las dos y media de la madrugada con el británico David Cameron.