Nairobi acusa a la ‘Viuda blanca’

El Gobierno de Kenia apunta a la presencia entre los atacantes de una mujer británica casada con uno de los terroristas suicidas de 2005 en Londres

Walter Oppenheimer
Londres, El País
¿Había una mujer británica entre los militantes que atacaron el centro comercial de Nairobi? ¿Era esa mujer la viuda de uno de los suicidas del 7-J en Londres en 2005, conocida como "la Viuda Blanca"? Esa posibilidad, con la que la prensa británica especula desde principios de semana, ha empezado realmente a tomar cuerpo este martes, después de que la ministra de Exteriores de Kenia, Amina Mohamed, declarara que había una mujer británica y "dos o tres" norteamericanos entre los militantes islamistas protagonistas del ataque.


La ministra pareció apuntar directamente a Samantha Lewthwaite, la llamada "Viuda Blanca", al precisar que la mujer a la que se estaba refiriendo "ha hecho esto muchas veces anteriormente". Lewthwaite está desde hace tiempo en busca y captura por las autoridades keniatas, que le atribuyen la participación en al menos un atentado en Mombasa, capital turística del país.

Varios tabloides británicos empezaron ya el lunes a especular con la posible vinculación de Samantha Lewthwaite con el ataque al centro comercial de Nairobi. Algunos, como The Sun y The Mirror, se basaban en tuits publicados en nombre de la organización islamista somalí Al Shabab, supuesta organizadora del ataque. Otros, como el Daily Mail, citaban a fuentes anónimas de los servicios antiterroristas keniatas que especulaban en esa dirección.

Lewthwaite, que tiene ahora 29 años, era la esposa del terrorista suicida Jermaine Lindsay. Nacido en Jamaica en 1985, Lindsey se voló a si mismo y a 27 viajeros el 7 de julio de 2005 al hacer explotar una mochila llena de explosivos en un metro de la Piccadilly Line que circulaba entre las estaciones de King's Cross y Russell Square, en el centro de Londres. En total explotaron aquella mañana en Londres cuatro artefactos que mataron a 52 viajeros y a los cuatro suicidas.

La pareja, que tuvo tres hijos, se había conocido cuando ella tenía 17 años y era una chica corriente de Aylesbury, una anodina ciudad comercial de Buckinghamshire que nadie relacionaría con el islamismo. Aunque ya hacía tiempo que se había convertido al Islam, Samantha condenó los atentados del 7-J y dijo desconocer las actividades de su marido. Pero aquello pareció sobre todo una forma de evitar la cárcel: en 2007 se mudó a Kenia con sus tres hijos y años después fue acusada de terrorismo por las autoridades keniatas.

El Foreign Office no quiso el lunes hacer comentarios sobre la posibilidad de que la llamada "Viuda Blanca" haya participado en el ataque de Nairobi y con igual prudencia ha reaccionado este martes la responsable del Home Office, Theresa May. "Estoy al corriente de que ha habido informaciones acerca de la presencia de una mujer británica implicada pero hasta que no haya visto las investigaciones al completo no me es posible dar detalles adicionales para confirmar o desmentir este asunto", ha declarado la ministra. Londres ha confirmado la muerte de seis británicos en el centro comercial y teme que esa cifra pueda aumentar.

Hija de un militar británico, los tabloides lo mismo sitúan a Samantha como cerebro del ataque de Nairobi que como una de las principales reclutadoras de Al Qaeda en el África Oriental y líder de un grupo de mujeres comprometidas con la guerra santa y cabecilla de un grupo de terroristas que atentaron con granadas contra un bar de Mombasa, la ciudad costera y centro neurálgico del turismo en Kenia.

Según alguno de los tabloides, Samantha se casó en segundas nupcias con Habib Ghani, de 28 años, nacido en Houslow, oeste de Londres, de padre paquistaní y madre keniana, y que llevaba varios años actuando supuestamente para grupos islamistas en África Oriental. Ghani, también conocido como Osama al Britani, habría sido ejecutado hace unos días en Somalia por militantes rivales junto al islamista estadounidense Omar al Hammami. Según escribió entonces el diario londinense The Daily Telegraph, Samantha Lewthwaite aprobó la ejecución del que aparentemente había sido su marido, del que por entonces ya se habría separado.

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