Merkel se impone en Alemania

-Con el 100% escrutado, la CDU/CSU logra un 41,5%, casi ocho puntos más que en 2009
-Las proyecciones dejan al partido de la canciller a cuatro escaños de la mayoría absoluta
-Los liberales del partido FDP quedarían fuera del Bundestag

Juan Gómez
Berlín, El País
La canciller Angela Merkel obtuvo este domingo una abrumadora victoria en las generales alemanas, que la dejó a las puertas de la mayoría absoluta en el Parlamento federal (Bundestag). Según el escrutinio del 100% de los votos, su Unión Demócrata Cristiana cosechó un espectacular 41,5% de los votos junto a sus aliados bávaros de la CSU. Sumaron los democristianos la friolera de casi ocho puntos respecto a las elecciones de 2009. Es un porcentaje que no alcanzaban desde 1990, en mitad de la euforia por la unificación de las dos Alemanias. Merkel prometió que llevarán el amplio triunfo “con prudencia y responsabilidad”.


El socialdemócrata SPD quedó segundo con el 25,7% de los apoyos, más de 2 puntos más que hace cuatro años. El partido liberal FDP, con todas las papeletas escrutadas, se queda fuera de la Cámara baja (Bundestag). Su 4,7% está lejos del umbral del 5% que la ley alemana impone para entrar en los parlamentos. Esto deja a Merkel sin su actual socio de coalición en Berlín. La triunfante canciller compareció cerca de las siete de la tarde para agradecer a los votantes un “superresultado”.

Es la primera vez que el histórico partido de los liberales alemanes, durante años una formación crucial que ponía o quitaba cancilleres a la izquierda y a la derecha, se queda fuera del Bundestag. Los euroescépticos de Alternativa Para Alemania (AFD) se quedaron a tres décimas de dar la campanada superando el 5% de necesario para obtener representación parlamentaria. La Izquierda (Die Linke) se convierte en la tercera fuerza política con el 8,6% de los votos, y Los Verdes retroceden al 8,4%. Los Piratas confirman su caída en la insignificancia.

El 42% de los votos ofrece una holgada ventaja a los democristianos, que se traduce en una aplastante mayoría en el Parlamento debido, sobre todo, a los muchos votos cosechados por partidos que se quedan sin representación. Además de la enorme popularidad de Merkel y la comparativamente buena situación económica, las escasas décimas que separan del Bundestag a euroescépticos y a liberales han contribuido al triunfo parlamentario de Merkel.

No hay tradición en Alemania de gobiernos de minoría, una opción que tampoco casa con el carácter de Merkel. Los retos europeos que esperan tras los comicios recomiendan una mayoría sólida en el parlamento para evitar zozobras en las votaciones sobre posibles nuevos rescates o contribuciones alemanas a la estabilidad de euro. Es de esperar que la CDU intente formar una coalición para asegurarse la estabilidad.

La canciller dijo esperar que el FDP recuperase las décimas que le faltaban para obtener representación. Poco amiga de las aventuras, es probable que sondee ahora a los socialdemócratas antes de entablar contactos con Los Verdes. En el pasado, la CDU pactó con los ecologistas en los länder Hamburgo y Sarre, pero ambos gobiernos terminaron mal. El líder verde Jürgen Trittin explicó el domingo en televisión que su partido “hablará con todos menos con la AFD, pero es improbable que las negociaciones con la CDU tengan éxito”. En un debate que siguió a las elecciones, Merkel eligió una gargantilla de cuentas que combina el color verde con el negro que identifica a los democristianos.

Sonriendo ampliamente en tono conciliador, Merkel explicó que quiere cumplir los cuatro años del mandato que le han dado los alemanes “sin lugar a dudas”. En el pasado había dicho que no tiene planes de quedarse 16 años en el Gobierno. El domingo dijo que solo piensa “en los cuatro años que tenemos por delante”.

Tan extraordinaria resultaba la posibilidad de una mayoría absoluta de Merkel que incluso su ministro de Hacienda, el también democristiano Wolfgang Schäuble (CDU), reconocía ante las cámaras de la ARD que su “deseo de que los liberales lo logren”. Un conservador como Schäuble parecía sorprendido de un cambio tan drástico en la cultura política de la República Federal.

El candidato socialdemócrata Peer Steinbrück confirmó el domingo que no formará parte de una hipotética gran coalición entre CDU y SPD como la que Merkel presidió entre 2005 y 2009, con él como ministro de Hacienda. El domingo puso su futuro político “en manos del partido”, pero descartó dimitir por ahora. Durante la campaña, el candidato aseguró que se presentaba “para ganar”. La recuperación de tres puntos porcentuales respecto a la debacle de 2009 está lejos de colmar esa ambición.

El arrollador triunfo de Merkel estaba sellado al cierre de esta edición, pero las proyecciones electorales de ARD y ZDF la dejaban a pocos diputados de la mayoría que le habían deparado horas antes. Con mayoría absoluta o sin ella, Merkel vio refrendada su política nacional y su política europea por un enorme porcentaje de alemanes. Su coalición, en cambio, ha sufrido un serio revés. Para los socios de la Unión Europea solo queda esperar con quién comparte Merkel sus próximos cuatro años en el poder. En palabras de Steinbrück: “la pelota está en su campo”.

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