Los partidos chilenos afrontan divididos los 40 años del golpe de Pinochet
Santiago, EP
Los partidos políticos en Chile conmemoran el 40 aniversario del golpe de Augusto Pinochet completamente divididos en una sociedad en la que los ciudadanos cada vez reclaman más derechos y que están comprobando que la movilización es uno de los principales caminos para alcanzar una sociedad más igualitaria.
A lo largo de esta semana, y de cara a la manifestación del 11 de septiembre, se han sucedido movilizaciones y discursos a favor de las víctimas, aunque la clase política ha demostrado aún sus divisiones respecto al golpe contra Salvador Allende.
Actualmente, en la Cámara de Diputados se debate si el documento firmado el 22 de agosto de 1973 por los parlamentarios --en el que denunciaba "el grave quebrantamiento del orden constitucional" de la formación Unidad Popular-- debería dejarse sin validez jurídica después de que los golpistas lo utilizasen para justificar sus acciones.
El tono de este aniversario ha estado marcado por las elecciones presidenciales del 17 de noviembre y por el reconocimiento de que las instituciones no hicieron lo suficiente por defender a los chilenos frente a las atrocidades del régimen. Además, por primera vez desde el fin del Gobierno de Pinochet, un ejecutivo de centro-derecha está en el Palacio de la Moneda cuando se cumple una fecha tan redonda.
Hasta ahora, las diferentes corrientes de la Concertación de Partidos por la Democracia había copado la Presidencia chilena, pero el mandatario, Sebastián Piñera, se alzó con el triunfo en los comicios de 2009. Además, la coalición de izquierdas denominada Nueva Mayoría acude a los comicios de noviembre con el Partido Comunista integrado por primera vez entre sus filas.
En las últimas semanas, se han sucedido las declaraciones de perdón y de reconocimiento de los errores pasados. La Asociación de Magistrados del Poder Judicial de Chile pidió perdón por sus "acciones y omisiones" durante la dictadura militar y la Corte Suprema reconoció haber dado de lado las denuncias de violaciones de Derechos Humanos, al aceptar sólo 10 de los más de 5.000 recursos de amparo interpuestos en los primeros diez años del régimen.
Sin embargo, algunas formaciones políticas aún mantienen que el levantamiento militar sentó las bases para avanzar en una mejor democracia. Esta división se manifestó el lunes con dos actos diferentes: el institucional, con Piñera a la cabeza, y el de la oposición, en el Museo de la Memoria y de los Derechos Humanos, en el que la expresidenta y candidata a las próximas presidenciales por Nueva Mayoría, Michelle Bachelet, figuró como principal oradora.
DIFERENTES DISCURSOS
Ambos discursos estuvieron marcados por la asunción de que las instituciones deberían haber detenido la represión del régimen de Pinochet, pero por una clara diferencia a la hora de tratar las causas del golpe.
Piñera criticó el levantamiento militar, pero aseguró que fue el "desenlace previsible de una larga y penosa agonía de los valores de la sociedad chilena", al tiempo que apostilló que "el Gobierno de la Unidad Popular reiteradamente quebrantó la legalidad y el Estado de Derecho en Chile".
Por su parte, la aspirante a las presidenciales aseveró que "no es cierto que hubiera una guerra civil en ciernes". "No es justo hablar del golpe de Estado como un destino fatal e inevitable", ya que "para dar continuidad a la democracia se requería más democracia y no un Golpe de Estado", manifestó Bachelet.
MOVILIZACIONES
Entre perdones y asunciones de culpa, la sociedad chilena ha manifestado una conciencia en una sociedad en la que el acceso a las universidades está prácticamente vetado a las clases más bajas y en la que aún 1.000 desaparecidos no han obtenido la justicia deseada.
La marcha del domingo en repulsa a los crímenes de Pinochet, en la que familiares de víctimas de la represión enseñaban las fotos de sus allegados, concentró a 20.000 personas en Santiago, cuatro veces más que hace un año. Las movilizaciones de estudiantes universitarios que comenzaron hace dos años aún se mantienen para lograr una educación gratuita y de calidad.
Para mañana miércoles, hay previstas diversas movilizaciones de condena al golpe y en búsqueda de la verdad para las víctimas que aún no han sido identificadas. Este nuevo clima fue descrito por Bachelet en su discurso como una oportunidad para avanzar en los cambios, porque "una nueva ciudadanía ha cristalizado en Chile, con mayor capacidad de movilización, crítica y consciente de sus derechos".
A 40 años del golpe, Chile ha cambiado. Los partidos políticos defienden mantenerse unidos para evitar los errores del pasado, pero la conmemoración de la caída de Allende no ha hecho sino demostrar lo alejada que está la clase política, no sólo entre sí, sino de una ciudadanía que reclama más participación e inclusión social.
Los partidos políticos en Chile conmemoran el 40 aniversario del golpe de Augusto Pinochet completamente divididos en una sociedad en la que los ciudadanos cada vez reclaman más derechos y que están comprobando que la movilización es uno de los principales caminos para alcanzar una sociedad más igualitaria.
A lo largo de esta semana, y de cara a la manifestación del 11 de septiembre, se han sucedido movilizaciones y discursos a favor de las víctimas, aunque la clase política ha demostrado aún sus divisiones respecto al golpe contra Salvador Allende.
Actualmente, en la Cámara de Diputados se debate si el documento firmado el 22 de agosto de 1973 por los parlamentarios --en el que denunciaba "el grave quebrantamiento del orden constitucional" de la formación Unidad Popular-- debería dejarse sin validez jurídica después de que los golpistas lo utilizasen para justificar sus acciones.
El tono de este aniversario ha estado marcado por las elecciones presidenciales del 17 de noviembre y por el reconocimiento de que las instituciones no hicieron lo suficiente por defender a los chilenos frente a las atrocidades del régimen. Además, por primera vez desde el fin del Gobierno de Pinochet, un ejecutivo de centro-derecha está en el Palacio de la Moneda cuando se cumple una fecha tan redonda.
Hasta ahora, las diferentes corrientes de la Concertación de Partidos por la Democracia había copado la Presidencia chilena, pero el mandatario, Sebastián Piñera, se alzó con el triunfo en los comicios de 2009. Además, la coalición de izquierdas denominada Nueva Mayoría acude a los comicios de noviembre con el Partido Comunista integrado por primera vez entre sus filas.
En las últimas semanas, se han sucedido las declaraciones de perdón y de reconocimiento de los errores pasados. La Asociación de Magistrados del Poder Judicial de Chile pidió perdón por sus "acciones y omisiones" durante la dictadura militar y la Corte Suprema reconoció haber dado de lado las denuncias de violaciones de Derechos Humanos, al aceptar sólo 10 de los más de 5.000 recursos de amparo interpuestos en los primeros diez años del régimen.
Sin embargo, algunas formaciones políticas aún mantienen que el levantamiento militar sentó las bases para avanzar en una mejor democracia. Esta división se manifestó el lunes con dos actos diferentes: el institucional, con Piñera a la cabeza, y el de la oposición, en el Museo de la Memoria y de los Derechos Humanos, en el que la expresidenta y candidata a las próximas presidenciales por Nueva Mayoría, Michelle Bachelet, figuró como principal oradora.
DIFERENTES DISCURSOS
Ambos discursos estuvieron marcados por la asunción de que las instituciones deberían haber detenido la represión del régimen de Pinochet, pero por una clara diferencia a la hora de tratar las causas del golpe.
Piñera criticó el levantamiento militar, pero aseguró que fue el "desenlace previsible de una larga y penosa agonía de los valores de la sociedad chilena", al tiempo que apostilló que "el Gobierno de la Unidad Popular reiteradamente quebrantó la legalidad y el Estado de Derecho en Chile".
Por su parte, la aspirante a las presidenciales aseveró que "no es cierto que hubiera una guerra civil en ciernes". "No es justo hablar del golpe de Estado como un destino fatal e inevitable", ya que "para dar continuidad a la democracia se requería más democracia y no un Golpe de Estado", manifestó Bachelet.
MOVILIZACIONES
Entre perdones y asunciones de culpa, la sociedad chilena ha manifestado una conciencia en una sociedad en la que el acceso a las universidades está prácticamente vetado a las clases más bajas y en la que aún 1.000 desaparecidos no han obtenido la justicia deseada.
La marcha del domingo en repulsa a los crímenes de Pinochet, en la que familiares de víctimas de la represión enseñaban las fotos de sus allegados, concentró a 20.000 personas en Santiago, cuatro veces más que hace un año. Las movilizaciones de estudiantes universitarios que comenzaron hace dos años aún se mantienen para lograr una educación gratuita y de calidad.
Para mañana miércoles, hay previstas diversas movilizaciones de condena al golpe y en búsqueda de la verdad para las víctimas que aún no han sido identificadas. Este nuevo clima fue descrito por Bachelet en su discurso como una oportunidad para avanzar en los cambios, porque "una nueva ciudadanía ha cristalizado en Chile, con mayor capacidad de movilización, crítica y consciente de sus derechos".
A 40 años del golpe, Chile ha cambiado. Los partidos políticos defienden mantenerse unidos para evitar los errores del pasado, pero la conmemoración de la caída de Allende no ha hecho sino demostrar lo alejada que está la clase política, no sólo entre sí, sino de una ciudadanía que reclama más participación e inclusión social.