Liga de Campeones: El Milán despertó a tiempo
El Milan jugó al gigante dormido en San Siro. El Celtic dominó la pelota y creó más peligro durante todo el encuentro, pero la falta de puntería echó por tierra todo el trabajo. Los italianos, que desesperaron a su afición, se dejaron arrastrar y vapulear, hasta que vieron que su rival no sentenciaba y dejaron atrás las cadenas. Dos zarpazos en los minutos finales de Zapata y Muntari dieron los tres puntos al conjunto rossonero y dejaron al Celtic con la sensación de que el premio se les escurrió entre los dedos.
El Milan llegaba a la Champions con la obligación de lucirse ante su público tras un irregular comienzo de la Serie A, donde ha cosechado solo cuatro puntos en tres partidos. Las bajas eran un hándicap a salvar, sobre todo porque afectaban a la fantasía del equipo. Ni Kaká ni Montolivo pisaron el césped de San Siro. Los italianos empezaron asustando con dos ocasiones en botas de Balotelli y Zaccardo. Mientras, el Celtic recurría al contragolpe. Hasta ahí se cumplía el guión, pero el argumento no tardó en dar un giro inesperado.
En el minuto 15, el árbitro sancionó un libre indirecto en el área del Milan. Los escoceses no aprovecharon la ocasión, pero la cara les cambió. El conjunto rossonero seguía teniendo el balón, pero no se le veía cómodo. Mientras, el Celtic combinaba balones largos con jugadas más elaboradas desde la banda izquierda, dominios del griego Samaras. Poco a poco, le fueron comiendo terreno a su rival y llegaron las oportunidades. A San Siro no le gustaba lo que estaba viendo y se escucharon los primeros silbidos. El Milan se había achantado y para ver el área rival le hacían falta prismáticos. Balotelli no podía hacer daño cogiendo el balón en tres cuartos de campo. La falta de imaginación era exagerada. Los visitantes llegaban al área con una fluidez inesperada, pero se desinflaban en el último momento y los disparos les salían blanditos, fáciles para Abbiati. Los italianos intentaron una última arrancada justo antes del parón, como intentando aplacar la bronca de Allegri en el vestuario.
En la reanudación, más de lo mismo. Dominio visitante, pero falta de puntería para acabar de hundir al Milan. Ya se sabe que el fútbol no tiene piedad con los que perdonan. En San Siro se repitió la jugada. Muntari lanzó el primer aviso con un cabezazo que parecía gol cantado. Mediada la segunda parte, el Milan recuperó el esférico y su rival volvió a contragolpear. Antes de la tormenta milanista, Stokes estrelló un balón en el larguero. Después les tocó tirar a los italianos y Zapata, con algo de fortuna, y Muntari, tras una gran parada de Forster que acabó con el balón suelto, dejaron en nada lo que parecía, por juego y ocasiones, premio seguro para el Celtic.