Las dudas sobre el presupuesto de EE UU arrastran a pérdidas a Wall Street

El Dow Jones cae el 0,84% al cierre de la jornada
Standard & Poor´s no descarta un recorte ulterior de la nota de solvencia si persiste el impasse

Sandro Pozzi
Nueva York, El País
Wall Street mandó este lunes un nuevo aviso a Washington, en la forma de una caída del 0,84% al cierre de la jornada del Dow Jones, su índice de referencia. Como señaló la agencia de calificación Standard & Poor´s, es la incertidumbre generada por los políticos sobre la solución de los problemas fiscales del país lo que provocó hace dos años que la nota de solvencia de EE UU fuera rebajada a la AA+. Y no descarta un recorte ulterior si persiste el impasse.


La caída al cierre es muy similar a lo que se perdía al inicio de la sesión, aunque se vio suavizada a media jornada ante la posibilidad de que se pudiera alcanzar una acuerdo de último minuto que evitara una parálisis parcial de las actividades del Gobierno federal. Esa remota opción se evaporó cuando el líder de los republicanos en la Cámara de Representantes cerró la puerta a una resolución de compromiso que diera un tregua temporal.

En el caso del S&P 500 la caída fue del 0,6% mientras que en el caso del Nasdaq se limitó al 0,27%. Con el requilibrio visto durante las última siete jornada, básicamente se borran casi todas las ganancias del trimestre en el Dow Jones. En todo caso, la disfunción en Washington no se está trasladando en este momento en una gran volatilidad. A corto plazo, se confía en un acuerdo. Incluso si se produce el parón, se ve como un evento que puede forzar un pacto.

La historia del verano de 2011, cuando la agencia Standard & Poor´s retiró la máxima nota de solvencia a la deuda soberana de EE UU, vuelve en todo caso a repetirse. Esta vez, la inyección ilimitada de liquidez por parte de la Reserva Federal está permitiendo contener daños mayores. Pero el impasse político que se vive entre la Casa Blanca y el Congreso empezará a hacer daño a la economía a partir de esta media noche, cuando centenares de miles de empleados públicos se queden en sus casas sin paga.

El ejercicio fiscal arranca en EE UU el 1 de octubre. Sin embargo, como viene siendo una tónica habitual en los últimos años, lo hace sin presupuesto. Sin una partida de gasto autorizada, el Gobierno federal empezará a paralizar las actividades no esenciales de la Administración. Pero lo que preocupa más a Wall Street es el techo de la deuda, límite que se superará el 17 de octubre. En ese momento el Tesoro de EE UU dispondrá solo de 30.000 millones de dólares para cumplir con sus obligaciones.

Es una combinación que puede ser perversa. Por un lado, el crecimiento puede verse lastrado en 1,4 puntos del producto interior bruto en el cuatro trimestre si el parón gubernamental se prolonga varias semanas. Sin embargo, el efecto más destructivo del circo político en Washington podría llegar a mediados de octubre, cuando EE UU no tenga capacidad para pedir prestado. En ese momento el impacto en Wall Street ser anticipa será mucho más severo.

Una de las preocupaciones de este efecto combinado del retraso en la adopción en el presupuesto y el rebasamiento del límite de endeudamiento es que las agencias de calificación procedan de nuevo a revisar sus notas a EE UU. Por si no fuera suficiente, el 1 de octubre entra en vigor la parte clave de la reforma sanitaria. Moody´s, que da la triple A a la deuda soberana estadounidense, señala que este primer bloqueo en 17 años en las actividades del Gobierno no afectará a su valoración.

Otra cosa distinta es el techo de la deuda, en la que aún confía se llegue a una solución en las próximas semanas. Esta incertidumbre se está haciendo notar en el mercado de divisas, donde el dólar se debilitó frente a sus rivales aunque se mantuvo relativamente estable frente al euro. El tipo en el bono a 10 años, entre tanto, está al 2,619% porque este choque podría forzar a la Fed a mantener intacto el estímulo hasta diciembre o enero.

La próxima reunión está prevista para final de octubre. El cierre parcial de la Administración podría afectar a la recolección de datos estadísticos clave que necesita para su decisión. De hecho, es muy posible que el viernes no pueda publicarse el índice de desempleo, el indicador macroeconómico más relevante en este momento. Por su parte, las actividades de supervisión del regulador bursátil podrían verse afectadas.

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