Koke conduce una apisonadora
Pocas formas más fiables de valorar la obra de un entrenador que medir la evolución de los jugadores bajo su mando. Todos los futbolistas del Atlético son mejores que antes de conocer a Simeone. Todos. Hay casos de renacimiento (Gabi y Raúl García), de madurez (Arda, Mario, los centrales o Filipe Luis) y de explosión (Koke, Diego Costa o Courtois). Y la suma ha generado un equipo magnífico, una apisonadora que gana en Champions el miércoles y mantiene la perfección en la Liga el sábado. De nuevo un grande, no sólo un histórico.
En Valladolid repitió un modelo que exhibe a menudo fuera. Primera parte de trantrán y músculo y acelerón incontenible tras el parón. Con Arda descansando de inicio, mostró la que es hasta el momento su única carencia apreciable: le falta creatividad cuando el turco no está. Sólo por ahí se le intuye una costura floja. Pero se sobrepuso con sus virtudes habituales. Los centrales, sobre todo Miranda, son impenetrables con balones frontales, recurso habitual del enemigo para salir de la presión. Los de JIM no fueron excepción y Courtois, como buen belga, pensó que a esas horas se podía haber quedado durmiendo en casa.
El ímpetu pucelano duró un cuarto de hora, lo que tardó Manquillo en quitarse los nervios y, tras un par de imprecisiones, demostrar que hay lateral para rato. Rama, buen futbolista cuyo apodo del 'Ronaldo kosovar' es exageradísimo pero indicativo, Omar y Ebert probaron varias veces desde lejos, pero poco a poco se hundieron en las arenas movedizas que es el mediocampo atlético. Gabi y Mario no son escobas, son aspiradoras.
Sin su genio de cabecera, el Atleti se fio a su otra gran virtud ofensiva: la estrategia o, mejor dicho, la diestra de Koke. El primer aviso, una falta con mucha rosca y peor intención, acabó en el larguero tras despeje desesperado de Rueda, pero lo mejor se lo guardó para después del descanso. Raúl García fue su primer aliado. A los 55’, centro del uno y cabezazo a bocajarro del otro que sirvió para recordar que Mariño va para gran portero. Al minuto, se acabó el fogueo. Gran centro de volea de Koke y Raúl García peina sutilmente, bombeado e inalcanzable. El tercer gol en Liga de un futbolista que parecía muerto para el Atleti y en el que Simeone ve un reflejo de lo que fue él en el Doblete. No es bonito, pero suma siempre.
Con el 0-1, entró Arda y se desató la fiesta, con Diego Costa como DJ residente. El brasileño mientras Del Bosque quiera avisó dos veces y golpeó la tercera. Mariño evitó con una mano de reflejos que el exblanquivioleta culminase una gran acción individual, luego remató alto un centro de Manquillo y finalmente, en el 72’, sentenció tras otro pase perfecto de Koke para alimentar el mito. Es el quinto gol de Costa en la Liga, aguantando el ritmo a Messi. Palabras mayores.
Buscó con orgullo su gol el Valladolid y lo tuvo Osorio con Courtois fuera del arco, pero Manquillo estaba ya en plan superstar y salvó bajo palos. Viendo el bagaje como forjador de talento de Simeone, compren acciones. El Cholo es un rey Midas engominado. Quince puntos de quince y ninguna duda. Estos tiempos sí están cambiando y no los de Bob Dylan.