Francia instruye a sus alumnos en los 15 “mandamientos” del laicismo
Una declaración de derechos y deberes cuelga en el tablón de los centros públicos
Los musulmanes critican la prohibición de símbolos religiosos
Miguel Mora
Paris, El País
La Carta del Laicismo, una declaración de principios, derechos y deberes republicanos compuesta por 15 “mandamientos”, cuelga desde este lunes en lugar bien visible en las más de 55.000 escuelas públicas francesas, aunque unos 8.800 centros privados y concertados —en su mayoría católicos— han quedado eximidos de exhibirla. La declaración, que se expondrá desde infantil hasta bachillerato junto al lema de la República (Libertad, Igualdad, Fraternidad) y la Declaración de los Derechos Humanos y del Ciudadano, es una de las novedades que aporta la “refundación de la escuela republicana”, la ambiciosa reforma educativa impulsada por François Hollande y elaborada por el ministro de Educación, Vincent Peillon, que fue aprobada el pasado 8 de julio.
El objetivo de la carta es reforzar la enseñanza del laicismo y la promoción de la igualdad entre alumnas y alumnos, aunque el Gobierno socialista ha decidido retrasar las clases de moral laica y ciudadana hasta 2015.
El texto, que subraya en su artículo 14 la prohibición de prendas o distintivos religiosos “de forma ostensible”, ha suscitado las críticas de algunos sectores de la comunidad islámica, que reúne a seis millones de personas en Francia, porque considera que hace demasiadas referencias al velo islámico, prohibido en Francia desde 2004.
“Demasiada gente tiene una representación errónea del laicismo”, ha replicado este lunes el ministro Vincent Peillon al presentar la carta ante la prensa; “para algunos alumnos, el laicismo es hoy antes que nada una prohibición, una amenaza, cuando es justo lo contrario. El laicismo es lo que permite a cada uno construir su propia libertad respetando la de los demás”.
La carta afirma en su artículo primero que Francia es una república “indivisible, democrática, social y laica”, que “asegura la igualdad ante la ley de todos sus ciudadanos”, y “respeta todas las creencias”. El artículo 2 explica que “la República laica organiza la separación entre religión y Estado” y recuerda: “No existe una religión de Estado”. El tercero establece que el laicismo “garantiza la libertad de conciencia”: “Cada uno es libre de creer o de no creer y puede expresar libremente sus convicciones”.
El sexto mandamiento recuerda que el laicismo en la escuela “ofrece a los alumnos las condiciones para forjar su personalidad, ejercer su libre albedrío y aprender ciudadanía”, y les “protege de todo proselitismo y toda presión que les impida hacer su libre elección”. El séptimo asegura a todos los estudiantes “el acceso a una cultura común y compartida”. La Carta del Laicismo garantiza además “la libertad de expresión de los alumnos” (artículo 8), el “rechazo de todas las violencias y las discriminaciones” y “la igualdad entre niñas y niños” (artículo 9), pero también obliga al personal escolar a “transmitir a los alumnos el sentido y los valores del laicismo” (artículo 10).
Los artículos 12, 13 y 14 recuerdan a los estudiantes los límites de su libertad: no pueden “contestar los contenidos de lo que se les enseña” ni “exhibir ostensiblemente símbolos o prendas religiosas”, ni faltar a las clases “alegando motivos religiosos o políticos”. El más polémico es el artículo 14, que afirma: “En los centros públicos, las reglas de vida en los diferentes espacios (…) respetan el laicismo. Está prohibido portar signos o prendas con las que los alumnos manifiesten ostensiblemente su pertenencia religiosa”.
El presidente del Consejo francés del Culto Musulmán, Dalil Boubakeur, ha dicho que ese artículo “se refiere al islam y lanza una mirada oblicua sobre la religión musulmana”, y expresó su temor a que los musulmanes de Francia se sientan “estigmatizados”. Al ser preguntado por la presunta islamofobia de ese texto, el ministro socialista descartó que se refiera a una religión concreta. “Se equivocarían profundamente”, ha afirmado Peillon. “El laicismo no se refiere a una religión en particular porque precisamente las pone a todas en situación de igualdad. En la escuela de la República no se recibe a pequeños musulmanes, pequeños judíos, pequeños protestantes o pequeños agnósticos, se recibe a alumnos de la República”.
Las primeras críticas de educadores y padres han incidido en que el texto no aborda las cuestiones prácticas relacionadas con el respeto del laicismo, como los menús de los comedores y las celebraciones religiosas.
El Defensor del Pueblo francés, Dominique Baudis, ha decidido este lunes que pedirá aclaraciones al Consejo de Estado sobre la aplicación de las normas laicista: “Es urgente precisar las reglas del juego”, ha precisado, “sobre todo en lo que se refiere a dos asuntos: los auxiliares voluntarios, los acompañantes ocasionales, como las madres, y los empleados del sector privado que trabajan en las guarderías subvencionadas por el Estado”.
Los musulmanes critican la prohibición de símbolos religiosos
Miguel Mora
Paris, El País
La Carta del Laicismo, una declaración de principios, derechos y deberes republicanos compuesta por 15 “mandamientos”, cuelga desde este lunes en lugar bien visible en las más de 55.000 escuelas públicas francesas, aunque unos 8.800 centros privados y concertados —en su mayoría católicos— han quedado eximidos de exhibirla. La declaración, que se expondrá desde infantil hasta bachillerato junto al lema de la República (Libertad, Igualdad, Fraternidad) y la Declaración de los Derechos Humanos y del Ciudadano, es una de las novedades que aporta la “refundación de la escuela republicana”, la ambiciosa reforma educativa impulsada por François Hollande y elaborada por el ministro de Educación, Vincent Peillon, que fue aprobada el pasado 8 de julio.
El objetivo de la carta es reforzar la enseñanza del laicismo y la promoción de la igualdad entre alumnas y alumnos, aunque el Gobierno socialista ha decidido retrasar las clases de moral laica y ciudadana hasta 2015.
El texto, que subraya en su artículo 14 la prohibición de prendas o distintivos religiosos “de forma ostensible”, ha suscitado las críticas de algunos sectores de la comunidad islámica, que reúne a seis millones de personas en Francia, porque considera que hace demasiadas referencias al velo islámico, prohibido en Francia desde 2004.
“Demasiada gente tiene una representación errónea del laicismo”, ha replicado este lunes el ministro Vincent Peillon al presentar la carta ante la prensa; “para algunos alumnos, el laicismo es hoy antes que nada una prohibición, una amenaza, cuando es justo lo contrario. El laicismo es lo que permite a cada uno construir su propia libertad respetando la de los demás”.
La carta afirma en su artículo primero que Francia es una república “indivisible, democrática, social y laica”, que “asegura la igualdad ante la ley de todos sus ciudadanos”, y “respeta todas las creencias”. El artículo 2 explica que “la República laica organiza la separación entre religión y Estado” y recuerda: “No existe una religión de Estado”. El tercero establece que el laicismo “garantiza la libertad de conciencia”: “Cada uno es libre de creer o de no creer y puede expresar libremente sus convicciones”.
El sexto mandamiento recuerda que el laicismo en la escuela “ofrece a los alumnos las condiciones para forjar su personalidad, ejercer su libre albedrío y aprender ciudadanía”, y les “protege de todo proselitismo y toda presión que les impida hacer su libre elección”. El séptimo asegura a todos los estudiantes “el acceso a una cultura común y compartida”. La Carta del Laicismo garantiza además “la libertad de expresión de los alumnos” (artículo 8), el “rechazo de todas las violencias y las discriminaciones” y “la igualdad entre niñas y niños” (artículo 9), pero también obliga al personal escolar a “transmitir a los alumnos el sentido y los valores del laicismo” (artículo 10).
Los artículos 12, 13 y 14 recuerdan a los estudiantes los límites de su libertad: no pueden “contestar los contenidos de lo que se les enseña” ni “exhibir ostensiblemente símbolos o prendas religiosas”, ni faltar a las clases “alegando motivos religiosos o políticos”. El más polémico es el artículo 14, que afirma: “En los centros públicos, las reglas de vida en los diferentes espacios (…) respetan el laicismo. Está prohibido portar signos o prendas con las que los alumnos manifiesten ostensiblemente su pertenencia religiosa”.
El presidente del Consejo francés del Culto Musulmán, Dalil Boubakeur, ha dicho que ese artículo “se refiere al islam y lanza una mirada oblicua sobre la religión musulmana”, y expresó su temor a que los musulmanes de Francia se sientan “estigmatizados”. Al ser preguntado por la presunta islamofobia de ese texto, el ministro socialista descartó que se refiera a una religión concreta. “Se equivocarían profundamente”, ha afirmado Peillon. “El laicismo no se refiere a una religión en particular porque precisamente las pone a todas en situación de igualdad. En la escuela de la República no se recibe a pequeños musulmanes, pequeños judíos, pequeños protestantes o pequeños agnósticos, se recibe a alumnos de la República”.
Las primeras críticas de educadores y padres han incidido en que el texto no aborda las cuestiones prácticas relacionadas con el respeto del laicismo, como los menús de los comedores y las celebraciones religiosas.
El Defensor del Pueblo francés, Dominique Baudis, ha decidido este lunes que pedirá aclaraciones al Consejo de Estado sobre la aplicación de las normas laicista: “Es urgente precisar las reglas del juego”, ha precisado, “sobre todo en lo que se refiere a dos asuntos: los auxiliares voluntarios, los acompañantes ocasionales, como las madres, y los empleados del sector privado que trabajan en las guarderías subvencionadas por el Estado”.