Festín y liderato para el Atlético de Madrid

Madrid, As
Se fue Falcao y la pregunta era inevitable: ¿de dónde sacará el Atleti todos los goles que se llevó a Mónaco? Villa pondría unos cuantos, claro. Y de Diego Costa se esperaba un estirón realizador a juego con el resto de su supersónico crecimiento. Pero hacían falta más y Simeone señaló a la segunda línea. Sólo tenía que decirlo, por lo que se ve. Koke y Tiago marcaron sus segundos goles. Raúl García y Arda también han mojado ya. Y así el Atleti es hoy Fuenteovejuna, todos a una. Pobre comendador.


Esta vez el desagradable papel le tocó al Almería, que es un equipo destinado a caer simpático por valentía, descaro juvenil y mala suerte. En el Manzanares, la fortuna ni siquiera tuvo que salir a calentar, pues este Atleti no deja nada al azar. Con la Champions a la vuelta de la esquina, Simeone dio la alternativa a Giménez (18 añitos de central uruguayo, que son como 25 de cualquier otra nacionalidad) en lugar del febril Miranda; Raúl García dio descanso a Arda y Tiago asumió su habitual papel de cerebro en los partidos de casa. Ninguno bajó el nivel de los habituales.

Y eso que, quizás por la hora más propia de pacharán y siesta, el Atleti arrancó más tranquilo que de costumbre. Excepto Diego Costa, claro, que al minuto y medio ya estaba diciéndose cosas tiernas con un rival, a los 11’ tenía a Trujillo con tarjeta y a los 15’ era una fuerza de la naturaleza desencadenada. Una vez dijo Rudy Fernández que cuando LeBron viene en carrera tiembla el parqué; si Rudy jugase al fútbol, hablaría así de Diego Costa. Desde Atila no tenía la hierba tal sensación de desamparo.

El primer gol llegó en el minuto 16 vía Juanfran, que cuajó su mejor actuación de la temporada. A por su centro al punto de penalti acudieron tres defensas y Raúl García. Villa, chico listo, en vez de atacar el balón decidió esperarlo. Y llegó. Su volea cruzada puso el broche. La ventaja no frenó a Diego Costa, que encadenó una tijereta en parábola y una arrancada terrorífica en la que unió carrera de bisonte con pies de bailarina para marear a Trujillo con dos recortes. Esteban evitó ambos goles, pero no pudo hacerlo a los 36’, cuando Pellerano arrolló a Filipe Luis y Costa transformó el penalti. Sorprendió que no tirase Villa, pero el gol, su cuarto en Liga, era justo premio a la exhibición del brasileño (o español si Del Bosque así lo quiere).

El Almería se fue al descanso soñando después de que Rodri (cuatro goles ya también) acortase distancias tras un barullo en el área, pero fue sólo una cabezadita. Koke reventó el larguero nada más salir, Gabi obligó a volar a Esteban y Raúl García prolongó un control inverosímil con un remate fuera por centímetros. El 3-1 se veía venir y vino. Simeone demostró memoria calcando un gol de Zanetti con su Argentina a Inglaterra en el Mundial 98. Gabi amaga la falta directa, pero pasa a Tiago, solo en el corazón del área. La maniobra posterior del portugués, a la altura del jugador que es cuando está en forma: magnífica.

Y a los 67’, sentenció Koke tras disparo de Raúl García, que no será bonito pero es muy útil. El navarro disparó cruzado y Koke tiró el taconazo sin quedar muy claro si tocó o no balón. Decidió el árbitro dándoselo en el acta. Con el 4-1, el Atleti echó el freno pensando en la Champions y Aleix Vidal maquilló en el último instante. Pero ya daba igual. El Atleti suma y sigue: doce de doce. La fiesta no tiene fin.

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