Djukic y el Valencia se alivian
Valencia, As
Djukic no pasará mañana lunes por la cola del paro. Ganó su Valencia y convenció la actitud de los suyos. Jonas le echó dos capotazos al técnico serbio y dejó al fondo de la clasificación a su primer técnico en España, Unai. Se reencuentra el Valencia con su afición, que ésta vez sí valoró la entrega de sus jugadores.
Al Valencia los ánimos caldeados del jueves le vinieron bien. Su talante fue otro. Además encontró la suerte que en los últimos partidos ni había tenido y que le hizo remar contracorriente. Quizás ésta también se busca y cuando muerdes pasa que llegas como Javi Fuego para tapar un falló de Mathieu o como Ricardo Costa para enmendar uno propio. En ambas ocasiones sevillistas con Jairo de protagonista.
Al Sevilla de Unai jugó a eso, a buscar el error y a pescar en río revuelvo. Hizo rotaciones tratando de que el físico se impusiera y lo anímico hiciera el resto. Pero como los fallos no los aprovecharon y el Valencia, aún tocado, no mostró síntomas de estar hundido, Jonas adelantó a los de Djukic y éste respiró aliviado. Por cierto, la acción arrancó con M’Bia tendido en el suelo. Pero los ché continuaron e Undiano no paró el juego, como tampoco interpretó de voluntarias unas manos de Navarro en el área.
Tras la reanudación Unai propuso que los suyos fueran algo más protagonistas con el balón. Y la pizarra, esa que tanto goles le dio por Mestalla, consumó el empate. M’Bia se adelantó a la zaga y Gameiro fusiló libre de marca en el segundo palo. Pero anoche el Valencia sabía lo mucho que se jugaba y se repuso al palo. Jonas, de nuevo, y Víctor Ruiz le dieron aire que respirar.
Djukic no pasará mañana lunes por la cola del paro. Ganó su Valencia y convenció la actitud de los suyos. Jonas le echó dos capotazos al técnico serbio y dejó al fondo de la clasificación a su primer técnico en España, Unai. Se reencuentra el Valencia con su afición, que ésta vez sí valoró la entrega de sus jugadores.
Al Valencia los ánimos caldeados del jueves le vinieron bien. Su talante fue otro. Además encontró la suerte que en los últimos partidos ni había tenido y que le hizo remar contracorriente. Quizás ésta también se busca y cuando muerdes pasa que llegas como Javi Fuego para tapar un falló de Mathieu o como Ricardo Costa para enmendar uno propio. En ambas ocasiones sevillistas con Jairo de protagonista.
Al Sevilla de Unai jugó a eso, a buscar el error y a pescar en río revuelvo. Hizo rotaciones tratando de que el físico se impusiera y lo anímico hiciera el resto. Pero como los fallos no los aprovecharon y el Valencia, aún tocado, no mostró síntomas de estar hundido, Jonas adelantó a los de Djukic y éste respiró aliviado. Por cierto, la acción arrancó con M’Bia tendido en el suelo. Pero los ché continuaron e Undiano no paró el juego, como tampoco interpretó de voluntarias unas manos de Navarro en el área.
Tras la reanudación Unai propuso que los suyos fueran algo más protagonistas con el balón. Y la pizarra, esa que tanto goles le dio por Mestalla, consumó el empate. M’Bia se adelantó a la zaga y Gameiro fusiló libre de marca en el segundo palo. Pero anoche el Valencia sabía lo mucho que se jugaba y se repuso al palo. Jonas, de nuevo, y Víctor Ruiz le dieron aire que respirar.